La Violencia - Salta

Leonardo Strejilevich
tanatopolítica que convierte las políticas de y para la vida en
políticas de muerte.
La palabra «canon» significa regla o patrón de medida
usado por los carpinteros; sus acepciones posteriores se refieren
a la norma, el modelo, la divina proporción, lo paradigmático
y excelente; las obras canónicas están rodeadas de un halo
de trascendencia, de consagración se trate de un paradigma
de la fe y la virtud o de una obra artística.
Este ensayo, seguramente, no se incorporará a la canonización
literaria pero cuando menos pretende ser un espacio de
testimonio y reflexión sobre un tema tan candente como la violencia
y está muy lejos de no poder ser criticado, está incontaminado
de prejuicios y está muy lejos de ser inmutable. Para
algunos de nosotros las palabras no sólo reflejan valores estéticos
y no pueden estar desligadas de la verdadera historia social,
económica y política de los problemas humanos, deberían
estar alejadas de las ideas-fuerza movilizadas por maquinarias
políticas o institucionales. La ideología dominante marca sin
duda las obras que los contemporáneos eligen como modélicas y
que transfieren a las nuevas generaciones. Cada época
reacomoda el inestable panteón de los canonizados pero nunca
el de los clásicos. Ningún triunfador del presente puede considerar
como seguro un nicho confortable para la posteridad.
Los temas de la violencia, la marginalidad, el narcotráfico
y la pobreza tienen una visibilidad más allá de la crónica; son
temas de la agenda política y por eso están puestos una y otra
vez sobre la mesa en múltiples géneros y hasta tienen un peso
considerable en la industria cultural, pese a todo, la ambigüedad
moral ha comenzado a impregnarlo todo.
Finalmente, como decía Truman Capote, «que una cosa
sea verdad no significa, ni en la vida ni en el arte, que sea
convincente».
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