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Pablo: apóstol del corazón liberado - Editorial Clie

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124 <strong>Pablo</strong> y el Jesús histórico<br />

Aunque no es una cita literal de sus palabras, su relación con Marcos<br />

10:2 y ss. es obvia. Cuando le preguntaron a Jesús si al hombre le estaba<br />

permitido divorciarse de su esposa por cualquier causa, en referencia a<br />

Deuteronomio 24:1-4, el Señor se remontó a la historia de la creación <strong>del</strong><br />

hombre y a la institución <strong>del</strong> matrimonio (Génesis 1:27; 2:24) para concluir:<br />

“Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” 27 Pero las palabras<br />

de <strong>Pablo</strong> se refieren más específicamente a la más rotunda respuesta<br />

que Jesús dio a sus discípulos cuando estos le pidieron una explicación<br />

más completa <strong>del</strong> asunto: “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa<br />

con otra, comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido<br />

y se casa con otro, comete adulterio” (Marcos 10:11-12).<br />

No es necesario detenernos a considerar si las palabras respecto a la<br />

iniciativa de la mujer en los trámites <strong>del</strong> divorcio representan una adición<br />

posterior que se hizo a la luz de las circunstancias concretas de la misión<br />

entre los gentiles o si se refiere, como yo sospecho, al caso de Herodías,<br />

un escándalo de dominio público durante el ministerio de Jesús en Galilea.<br />

28 Llama la atención que <strong>Pablo</strong> (en el nombre <strong>del</strong> Señor) prohíba a<br />

la mujer separarse de su marido antes de prohibir al marido separarse de<br />

su esposa. Tal vez, este orden venía ya impuesto por la manera en que<br />

los corintios habían formulado su pregunta. “¿Puede una mujer cristiana<br />

separarse de su esposo?” No, no puede; su deber es seguir viviendo con él<br />

como esposa suya. “¿Y si ya se hubiera separado?” En tal caso ha de seguir<br />

sin casarse o reconciliarse con su esposo. Quizá el motivo de la separación<br />

había sido el hastío de la vida de casada (o al menos de la vida de casada<br />

con su marido). Podía seguir así, pero si encontraba difícil mantener la<br />

abstinencia, la posibilidad de casarse con otra persona quedaba fuera de<br />

toda consideración. En tal caso debía volver con su anterior esposo. Después<br />

de tratar esta cuestión que era, posiblemente, la más importante para<br />

los corintios, <strong>Pablo</strong> repite la esencia de la enseñanza de Jesús al respecto:<br />

el marido no debe separarse de su esposa. 29<br />

(b) El obrero es digno de su salario. Los creyentes de Corinto no podían<br />

entender la razón por la que <strong>Pablo</strong> se negaba a aceptar el apoyo económico<br />

de ellos, pero sí lo aceptaba –y ellos lo sabían– de otras iglesias; una de las<br />

razones de este comportamiento hay que buscarla en sus sospechas de que,<br />

caso de aceptar ayuda económica de la iglesia de Corinto, sus oponentes<br />

27<br />

Gr.: xoridsein, el mismo verbo que se usa en voz pasiva en 1 Corintios 7:10 , “... no se separe ...<br />

(xoriszenai)”<br />

28<br />

Véase F. F. Bruce, New Testament History (Londres, 2ª ed., 1971), pp 26s.<br />

29<br />

Véase págs. 256 y ss.

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