Pablo: apóstol del corazón liberado - Editorial Clie
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Otras coincidencias secundarias 125<br />
utilizarían este hecho para acusarle de motivos materialistas; pero también<br />
este proceder fue tergiversado: puesto que no quería aceptar dinero alguno,<br />
sus opositores argumentaron que esto revelaba su propia inseguridad<br />
respecto a su status de apóstol; según ellos, <strong>Pablo</strong> no estaba seguro de su<br />
derecho a un privilegio que Pedro y los demás apóstoles, junto con los hermanos<br />
de Jesús, sí disfrutaban: el derecho de ser sostenidos por quienes<br />
recibían el beneficio de su ministerio. A todo esto, <strong>Pablo</strong> responde enfáticamente<br />
que él es apóstol en el sentido más completo de la palabra –la<br />
existencia misma de la iglesia de Corinto era prueba de ello– y que, evidentemente,<br />
tenía derecho a ser sostenido por sus convertidos, pero que<br />
había tomado la libre decisión de no hacer uso de tal privilegio. <strong>Pablo</strong> demuestra<br />
que, efectivamente, se trata de un derecho que se desprende tanto<br />
de las leyes naturales como de la divina, pero de manera especial señalando<br />
que fue nada menos que “el Señor [quien] ordenó a los que anuncian el<br />
evangelio, que vivan <strong>del</strong> evangelio” (1 Corintios 9:14). Este “mandamiento”<br />
aparece en los Evangelios en la “comisión” a los doce en Mateo 10:10<br />
expresado con las palabras: “El obrero es digno de su alimento”, y en la comisión<br />
a los setenta en Lucas 10:7: “El obrero es digno de su salario”. 30 De<br />
estas dos formas, la última es la que más se asemeja en su sentido al “mandamiento”<br />
que menciona <strong>Pablo</strong>. En ningún lugar se sugiere que no estaba<br />
dispuesto a comer en casa de sus amigos de Corinto. Lo que declinaba, por<br />
tanto, no era alimentos, sino salario; es decir, un pago monetario.<br />
En un estudio reciente y muy interesante, el Dr. David Dungan<br />
examina con bastante detalle las razones por las que <strong>Pablo</strong>, citando este<br />
“mandamiento” <strong>del</strong> Señor, lo desobedece, sin embargo, <strong>del</strong>iberadamente.<br />
El Dr. Dungan llega a la conclusión de que, o bien <strong>Pablo</strong> mismo “convirtió,<br />
desde el principio, esta regla en un simple permiso”, que cada uno<br />
podía o no aplicar en su caso concreto, o por el contrario, “sencillamente<br />
había heredado esta alteración hecha ya anteriormente”. En ambos casos,<br />
“este cambio se fundamenta en el descubrimiento de que tal regla no se<br />
podía aplicar en cualquier situación”. 31 Habría que decir, más bien, que<br />
esta “regla” tuvo desde su inicio el carácter de “permiso”. <strong>Pablo</strong> creció en<br />
la creencia de que la enseñanza de la ley no debería convertirse en una<br />
fuente de ingresos o de enriquecimiento personal. “Quien usa la corona de<br />
la Torah de forma mundana perecerá”, dijo Hillel; 32 por esto <strong>Pablo</strong> –fuera<br />
30<br />
El “alimento” en Mateo es trophé, mientras el “salario” de Lucas es misthós. El mandamiento de<br />
Lucas 10:7 se cita literalmente en el contexto similar de 1 Timoteo 5:18.<br />
31<br />
D. L. Dungan, The Sayings of Jesus in the Churches of Paul (Oxford, 1971), p. 32.<br />
32<br />
Pirqê Abôt 1: 13; 4: 7. (El último pasaje cita también la palabra similar de R. Zadok: “No uses la<br />
corona de la Torah para engrandecerte a ti mismo o para hacer de ella una pala para excavar”. De