Pablo: apóstol del corazón liberado - Editorial Clie
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344 Éfeso: una puerta abierta y muchos adversarios<br />
No es de extrañar que en un ambiente así se considerara a <strong>Pablo</strong><br />
como una especie de mago. Algunos de sus paños y <strong>del</strong>antales les fueron<br />
aplicados a varios enfermos y poseídos, lo cual produjo efectos sorprendentemente<br />
milagrosos. Por supuesto, el poder no residía en las prendas<br />
de ropa o de piel, sino en la fe de aquellos que los usaron para ser sanados.<br />
Otros comenzaron a considerar el nombre de Jesús, tan frecuentemente<br />
en boca de <strong>Pablo</strong>, como una poderoso conjuro y trataron de invocarlo<br />
como tal. El papiro esotérico de París contiene la siguiente invocación:<br />
“Te conjuro por Jesús, dios de los hebreos”, 24 y hay evidencias de un uso<br />
parecido de otros nombres judíos, incluso nombres divinos como Sabaoth,<br />
lao y labe.<br />
Estos dos últimos representan intentos de reproducir el nombre inefable<br />
<strong>del</strong> Dios de Israel. Un nombre <strong>del</strong> que muy pocos conocían la pronunciación<br />
o que, de conocerla les estaba prohibida, había de ser un nombre<br />
de gran poder según los cánones de la magia. Se creía que uno de los<br />
pocos hombres que conocían el secreto era el sumo sacerdote judío que<br />
pronunciaba el nombre cuando transfería el pecado <strong>del</strong> pueblo a la cabeza<br />
<strong>del</strong> macho cabrío de la expiación en el atrio <strong>del</strong> templo de Jerusalén en<br />
el día anual de la expiación. 25 No es de extrañar, entonces, que algunos<br />
exorcistas ambulantes judíos se dieran a conocer como miembros de una<br />
familia sumo sacerdotal. Lucas menciona a los siete hijos de Esceva que<br />
se publicitaban como “sumos sacerdotes judíos”, y que intentaron echar un<br />
demonio con estas palabras: “Os conjuro por Jesús, el que predica <strong>Pablo</strong>”<br />
(Hechos 19:13-14). Sin embargo, el poseído se revolvió contra ellos con<br />
tal ferocidad que al final acabaron considerándose afortunados de haber<br />
podido salvar la vida. El efecto de ello fue que, a ojos de la gente, esto sirvió<br />
para subrayar el poder <strong>del</strong> nombre de Jesús: era un nombre demasiado<br />
peligroso para ser invocado por alguien que no supiera el modo correcto<br />
de utilizarlo. En ninguna otra ciudad de la narrativa de Lucas podría haber<br />
parecido tan natural este incidente como en Éfeso.<br />
Sin embargo, el poder <strong>del</strong> nombre de Jesús se manifestó de una manera<br />
que, ésta sí, contaba con la aprobación de <strong>Pablo</strong> cuando algunos de<br />
los que practicaban la magia se convirtieron al cristianismo y renunciaron<br />
a su artes mágicas. Los tales mostraron en la práctica el cambio que habían<br />
experimentado al divulgar públicamente sus conjuros secretos (eliminando<br />
de este modo su poder) y quemando sus rollos de papiro, cuyo<br />
valor se estimó en 50.000 dracmas.<br />
24<br />
Preisendanz, Papyri Graecae Magicae, i, P IV (Pap. Bibl. Nat. suppl. gr. 574), líneas 3018-19.<br />
25<br />
Mishnah Yoma 6:2.