"Deformando Europa": la mesa redonda de los ... - Viento Sur

Liberarse uno mismo del sionismo es un largo y difícil proceso. Incluso cuando tú
estás políticamente en desacuerdo con el sionismo, los lazos emocionales siguen
siendo fuertes, y cuando no gozas del apoyo de una organización, y tienes que
liberarte del sionismo por tí misma, es evidentemente más difícil, pues este
proceso emocional necesita un apoyo y una solidaridad por parte de tus camaradas
y amigos. En Israel desconectarse del sionismo significa desconectarse de tus
amigos y marginarse en la sociedad.
P.: Rompiste con el sionismo cuando llegaste a la conclusión de que el sionismo no
estaba dispuesto a firmar la paz. ¿Cómo tomaste luego una posición crítica en
relación con el Tratado de Paz palestino-israelí de Washington
T. H-P.: Fue porque estaba educada por Matzpen: nuestro apoyo a la OLP era
condicional. Apoyamos a la OLP sobre la base del criterio antiimperialista, de la
lucha antisionista y de su representación de todo el pueblo palestino. Nuestra
posición era: mientras la OLP represente una fuerza antiimperialista en la región
nosotros damos nuestro apoyo a esa organización, a pesar de su carácter
nacionalista y a pesar de nuestra conciencia de su proceso de burocratización. No
se trataba de un apoyo al nacionalismo como tal, sino de un apoyo a luchas
nacionales en la medida que son progresistas.
Cuando vi el acuerdo, constaté que la OLP se había convertido en una parte del
nuevo orden. Nada se mencionaba en él sobre los derechos de los palestinos, ni
aparecía en ninguna parte la palabra "ocupación"; Israel no se comprometía a
retirarse de los territorios ocupados, o a desmantelar las colonias o a restituir
Jerusalén que representa el 30% de Cisjordania. Israel no pensaba tampoco
retirarse de la Banda de Gaza -40% de las tierras de Gaza, las más fértiles, están
en posesión de israelitas, y 70% en Cisjordania- y la cuestión de los refugiados
seguía sin plantearse. Por otra parte, no concedo demasiada importancia a los
símbolos de la independencia; no es un problema tener una bandera o una
moneda propias.
El acuerdo no se contentaba con omitir los derechos elementales de los
palestinos, sino que constituía, claramente, un desastre para todo el movimiento
nacional palestino. Se trataba de la mejor solución para el sionismo, una gran
victoria para él, ahora lo sabe todo el mundo.
P.: Los partidarios de los acuerdos dicen que se trata de una especie de
compromiso que garantiza algunas ventajas para el pueblo palestino, y
precisamente por ello el Gobierno sionista retrasa su aplicación.
T. H-P.: En primer lugar, los acuerdos no ofrecen ventajas sustanciales para el
pueblo palestino. Bien al contrario, representan un retroceso, pues vinieron a
poner fin a la Intifada. Ciertamente, esta última conocía un declive, pero las
acciones armadas contra la ocupación y contra Israel podían hacerla recomenzar
de nuevo.
En segundo lugar, los acuerdos de Washington eran una baza en manos de los
Estados árabes, una especie de compromiso que eran capaces de aceptar. Les
daban un argumento, incluso un pretexto para comenzar con la normalización de
sus relaciones con el Estado de Israel.
32 VIENTO SUR Número 22/Agosto 1995