"Deformando Europa": la mesa redonda de los ... - Viento Sur

tal manera que los productores del sector de alimentación en Grecia y Alemania,
por ejemplo, pueden ahora elegir entre 412 aditivos cuando antes sus normativas
nacionales les permitían el uso de tan sólo 120. Como el doctor Tim Lang, del
grupo de defensa de los consumidores británico Padres por la Seguridad
Alimentaria, comenta: "En la negociación para las normas en la CEE, los intereses
de las multinacionales de la alimentación han conseguido lo que querían. Los
consumidores habían urgido una reducción en la utilización de aditivos: la
industria ha conseguido una ampliación". En varios casos, los aditivos prohibidos
vuelven a ser legales: Gran Bretaña, por ejemplo, estará obligada a permitir la
importación de productos que contengan ciclamatos edulcorantes a pesar de la
advertencia negativa del departamento gubernamental de Salud por tratarse de una
sustancia sospechosa de ser carcinógena.
Por el contrario, allí donde las mayores industrias han visto la oportunidad de
utilizar normas más duras para superar a los pequeños competidores, los han
utilizado. En la industria cárnica, han sido adoptados estándares de higiene más
estrictos a nivel comunitario con el apoyo de los mataderos más poderosos.
Incapaces de aplicar las nuevas regulaciones, la mitad de los aproximadamente
600 mataderos existentes en Gran Bretaña, muchos de ellos locales o de propiedad
familiar, han sido en la práctica expulsados del sector y su negocio ha sido
absorbido por mataderos más grandes. Los carniceros locales también se han visto
afectados desde que los grandes mataderos tienden a vender directamente a los
grandes supermercados, lo que está concentrando la industria de la carne cada vez
en menos manos.
También se han alzado quejas contra las "barreras comerciales" que suponen las
leyes protectoras del medio ambiente. En 1987, la provincia belga de Valonia fue
demandada por la Comisión Europea por haber prohibido la importación de
residuos tóxicos en la provincia, un obstáculo para la libre circulación de bienes
entre los socios comunitarios (bajo la normativa de la CEE, los residuos -incluso
los tóxicos- están considerados y tratados como "bienes"). En octubre de 1992,
los ministros de Medio Ambiente de la CEE alcanzaron un compromiso
comunitario según el cual las autoridades nacionales deben permitir la importación
de residuos para ser vendidos, pero no recuperados (por ejemplo, mediante
reciclado o procesamiento). Sin embargo, esto deja la ley abierta al abuso legal.
Como señala Greenpeace: "Para cualquier flujo de residuos, una operación de
recuperación puede ser inventada para justificar su exportación, no importa si ello
carece de sentido tecnológico o medioambiental".
Concentración de corporaciones
Con el campo de juego nivelado a su favor y con capital libre para mover a través
de la CEE, los intereses multinacionales han recibido en abundancia lo que el
Informe Cecchini, un estudio de 1988 sobre los beneficios económicos
proyectados para el Mercado Único, les prometió: costes más baratos y normas
más favorables. Un resultado ha sido un aluvión de absorciones y fusiones -las
mil empresas líderes europeas incrementaron en más del doble sus fusiones y
adquisiciones entre 1986 y 1989- creando gigantes multinacionales cuya
VIENTO SUR Número 22/'Agosto 1995 95