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Informes y monografías / 33
Tabla 9 (cont.). Depredadores y parasitoides empleados en el control biológico de plagas
en España
Organismo de control biológico Caracterización/plaga objetivo Empresa comercializadora
Parasitoides
Eretmocerus eremicus
Encarsia formosa
Lysiphlebus testaceipes
Trichogramma achaeae
Pequeña avispa no exótica/mosca blanca (de los invernaderos
y del tabaco)
Pequeña avispa exótica/mosca blanca (de los invernaderos
y del tabaco)
Avispa exótica/pulgones
Pequeña avispa no exótica/huevos de la polilla del tomate
(Tuta absoluta)
• Agrobío
• Biobest Sistemas Biológicos
• Certis Europe
• Koppert España
• Agrobío
• Certis Europe
• Koppert España
• Mip System Agro
• Iberfol
• Técnicas de Control Biológico
• Agrobío
• BGreen Biological Systems
• Biocolor
Trichogramma brassicae Pequeña avispa no exótica/huevos de lepidópteros • Koppert España
Trichogramma cacoeciae Pequeña avispa no exótica/huevos de lepidópteros • Mip System Agro
Fuente: Empresas consultadas, Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía y Ministerio de Medio
Ambiente, Medio Rural y Marino. Elaboración propia.
a.2) Bacterias entomopatógenas
De entre todos los organismos entomopatógenos que han permitido desarrollar bioinsecticidas
comerciales, las bacterias del género Bacillus y particularmente la especie Bt
(Bacillus thuringiensis) 27 , es la que tiene un uso más extendido. El componente tóxico de
esta bacteria reside en la expresión de unas proteínas denominadas delta endotoxinas
que se clasifican en dos tipos: proteínas Cry (Crystal proteins) y Cyt.
27
La bacteria Bt fue descubierta por el biólogo japonés Shigetane Ishiwata en 1901 quien constató que el gusano de seda era
susceptible a una bacteria de origen desconocido que causaba su muerte. No fue hasta 1915 cuando el científico alemán
Ernst Berliner la aislara y estudiara procedente de los cadáveres de la polilla mediterránea de la harina (Anagasta kuehniella)
en un almacén de grano de Thuringia (Alemania). El primer producto comercial desarrollado a partir de Bt fue en Francia a
finales de los años treinta y estuvo destinado a combatir orugas en cultivos hortícolas. En 1954, Thomas Angus averiguó
que la actividad insecticida de esta bacteria contra insectos lepidópteros reside en las esporas cristalinas producidas por
las proteínas Cry. Con este hallazgo se incrementó el interés por el estudio de las citadas proteínas ante la posibilidad de
fabricar bioinsecticidas y plantas modificadas genéticamente autoprotegidas frente a insectos. Es desde la segunda mitad
de la década de los ochenta cuando se tiene un conocimiento más profundo de estas proteínas, conociéndose diferentes
tipos de toxinas Cry que determinaban para qué grupo de insectos resultaban ser mortales (Höfte y Whiteley, 1989).
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Fundación Cajamar