descargar - Instituto Nacional del Teatro
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postulados que impugnan a la representación sus apropiadas<br />
condiciones para preservar la vida de la poesía dramática:<br />
su degradante y artificiosa materialidad, de la que, por otra<br />
parte, no podemos prescindir. Si bien estas afirmaciones<br />
solo corresponden a una etapa de Piran<strong>del</strong>lo como hombre<br />
<strong>del</strong> teatro, nos colocan frente a un dilema sobre el personaje<br />
que es interesante no eludir: la escritura dramática como un<br />
ideal de pureza y la codificación de los signos teatrales, entre<br />
los que está el trabajo <strong>del</strong> actor, cargado de una artificialidad<br />
ajena a la verdad y a la vida.<br />
Impureza <strong>del</strong> personaje<br />
Rosita Ávila y Oscar Quiroga.<br />
Recuerdo una de mis primeras clases de actuación en la<br />
universidad, cuando un compañero, mostrando una escena en<br />
la que entre otras cosas debía ser preciso con las acciones<br />
y trabajar con objetos imaginarios, sacó de su bolsillo una<br />
llave real y la introdujo en la cerradura imaginaria de una<br />
puerta imaginaria, que después de destrabarla, abrió. Al<br />
finalizar su labor, el profesor marcó con mucha seguridad en<br />
su discurso, algo que me impactó por su valor dogmático: no<br />
se puede mezclar un objeto real con un objeto imaginario.<br />
Hoy, a la distancia, y habiendo entendido la intención pedagógica<br />
de esa afirmación, comprendo también que el teatro<br />
es fundamentalmente lo contrario: una mezcla constante de<br />
sustancias irreconciliables donde elementos que pertenecen<br />
al mundo de la ficción se funden con otros elementos reales,<br />
visibles, objetivos. Quizás la primera reacción <strong>del</strong> profesor<br />
se produce al explicitar el alumno, una afrenta contra el concepto<br />
de pureza (que ni en la vida existe de forma genuina):<br />
la yuxtaposición de elementos que corresponden a un orden,<br />
sustancia, lógica o dominio, con otros diferentes. Y he aquí<br />
algunos cuestionamientos a la molestia de Piran<strong>del</strong>lo citada<br />
en la introducción: ¿Puede hablarse de pureza en el plano <strong>del</strong><br />
arte ¿No es en el trabajo <strong>del</strong> actor, donde se produce uno de<br />
los contrastes más fuertes entre lo ideal y lo real<br />
Zygmunt Bauman, un agudo filósofo de la modernidad<br />
muestra la enorme incomodidad (malestar usando palabras<br />
freudianas), de la postmodernidad, de sostener el ideal<br />
de pureza, tan buscado en la época moderna, promotor de<br />
crecimiento y progreso pero también caldo de cultivo de<br />
discriminaciones y genocidios. Es que la pureza para Bauman,<br />
concepto vinculado con la idea de orden, no constituye un<br />
principio de la naturaleza sino una acción cultural, muchas<br />
10 CUADERNOS DE PICADERO