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TRATAMIENTO DEL DOLOR

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f. En el dolor crónico relacionado con enfermedades no malignas: a menudo estos pacientes no reciben el<br />

tratamiento suficiente. Las causas se deben a: 1) que muchas veces no es posible establecer con precisión las<br />

causas del dolor; 2) es posible que no se disponga de los tratamientos adecuados para el dolor crónico incluso<br />

cuando se cree que se conoce la causa; 3)no comprendemos el mecanismo subyacente del dolor crónico y por<br />

tanto todos los tratamientos son empíricos y carecen de base racional; 4) las lesiones aparentemente idénticas<br />

no conducen al dolor de manera predecible, por lo que la relación entre el daño tisular y el dolor no es estrecha.<br />

Esto hace pensar que además del daño tisular que podría iniciar un proceso de dolor crónico, en respuesta a la<br />

lesión se producen cambios en el sistema nervioso que duran más tiempo que la causa que provocó el dolor.<br />

Además, es posible que los factores ambientales y afectivos favorezcan el dolor crónico, y estos no se pueden<br />

distinguir mediante exploración y estudios de imagen. Los tratamientos del dolor crónico secundario a una<br />

enfermedad no maligna suelen ser inadecuados. En ocasiones los antiepilépticos, los antidepresivos, los<br />

antiarrítmicos, los AINE y a veces los opiáceos resultan beneficiosos, pero con frecuencia no es así. Los datos de<br />

eficacia de los opiáceos en el tratamiento de este tipo de dolor crónico, parece que el estándar es una reducción<br />

del 30% en los niveles de dolor de la Escala analógica visual. Reducir el dolor de un 9 a 6 es realmente útil, pero<br />

un nivel 6 de dolor no significa que el problema se haya resuelto (/12, 13, 14).<br />

ASPECTOS SOCIOLÓGICOS<br />

Los costos del tratamiento del dolor crónico secundario a enfermedades no malignas constituye un problema para la<br />

sociedad y el paciente. Los recursos de la atención sanitaria son finitos, y lo que se consume en un área deja de estar<br />

disponible en otra. Además los costos de los sistemas de apoyo social proporcionados a quienes no pueden trabajar<br />

debido al dolor son tres a cuatro veces los costes de la atención sanitaria que consumen. No sólo existen costes de los<br />

sistemas de reposición de salarios y de la administración de dichos programas, sino que hay costes indirectos como la<br />

pérdida de impuestos sobre ingresos y gastos, la pérdida de trabajadores capacitados que exigen la formación de nuevos<br />

trabajadores y la enorme carga psicológica y económica que soportan quienes no trabajan y sus familias.<br />

La prevalencia del dolor crónico es enorme y los estudios de población, la utilización de los recursos como los datos de<br />

hospitalización, las operaciones realizadas, las visitas ambulatorias, las prescripciones, los fármacos de libre dispensación<br />

y los tratamientos físicos indican que cada vez es más constante el dolor crónico. El tipo más importante de dolor<br />

crónico es el dolor lumbar. En Estados Unidos y Europa oscila entre un 14% y un 42% y la prevalencia durante toda la<br />

vida entre un 51% y un 81% y el 5% de los pacientes padece de dolor de espalda y no responden al tratamiento un 90%.<br />

La cefalea es el otro tipo de dolor donde el 75% de la población adulta afirma sufrirlas y aunque son responsables de<br />

muchos días de enfermedad y absentismo laboral, no constituyen una causa importante de costes por asistencia<br />

sanitaria y reposición de salarios. Otros tipos de dolor son relativamente frecuentes: dolores menstruales, dolor<br />

abdominal, dolor en extremidades, dolor cervical, dolor por artrosis y dolor de origen dental. En la sociedad actual más<br />

del 75% de los costes están relacionados con la incapacidad laboral y no con el síntoma de dolor. Determinar el grado de<br />

discapacidad que se atribuye al dolor constituye un problema (12, 13, 14).<br />

6. EVALUACIÓN <strong>DEL</strong> <strong>DOLOR</strong><br />

El diagnóstico del dolor se basa en la molestia que expresa el paciente y en la descripción que éste hace de la<br />

experiencia del síntoma. Dado que actualmente no existen métodos objetivos para cuantificar el dolor, es esencial creer<br />

y aceptar lo que cuenta el paciente. En casos de dolor crónico o persistente, es posible que no existan signos físicos ni<br />

datos diagnósticos, o éstos pueden ser confusos. Según la International Association for the study of Pain (IASP) se define<br />

el dolor en cuanto al estímulo y la respuesta: “el dolor es una experiencias sensorial y emocional desagradable, que se<br />

asocia con un daño real y potencial, o que se describe en términos de dicho daño”. De forma característica el dolor se<br />

describe como agudo o crónico. Algunos especialistas utilizan el término “persistente” en lugar de crónico. La

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