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unlibrorojo

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al camarada, no importa que exasperante y no importa que enternecedor, que es usted. Creo que elpoema podría haber permanecido sin esta excrecencia que sus dudas me imponen, pero no correréun riesgo más en este punto. Vayamos, pues, a los problemas. Primeramente: ¿Hay dos leninismos?Creo que no. Y creo que no necesariamente se desprende de mi poema una concepción tal. Hay unsolo leninismo. En este sentido no me atrevería a corregirle la plana al camarada Súslov cuandodice: “El marxismo-leninismo es una doctrina integral e indivisible, que expresa científicamente laideología de la clase obrera mundial”. (Aunque mi ángel mano se rasque la cabeza cuando el mismocamarada Súslov agrega que la unidad del marxismo-leninismo reside en el “enfoque científico,dialéctico-materialista con que los comunistas abordan los fenómenos sociales... por distintas quesean las cuestiones concretas con que tienen que actuar los partidos hermanos”, ya que es un hechoque cada enfoque es un mundo, cada enfoque se vuelve específico de acuerdo, precisamente con larealidad concreta en que un partido o grupo de partidos actúan; y así hay, y eso no es sólo buenosino que natural, sobre los problemas sociales de hoy, enfoques soviéticos, chinos, vietnamitas,cubanos, franceses, chilenos, etc.). Lo que sí es verdad es que el leninismo, integral e indivisible,como una unidad dialéctica de pensamiento, es susceptible (precisamente por su unidad) de serconsiderado por sus elementos, momentos, etapas, problemas predominantes de acuerdo con lasucesión del devenir histórico, matices, etc. El leninismo es un complejo resultante de la historia, nouna impenetrable bola de acero. Para poner un ejemplo, digamos que con respecto al problema,esencial, del poder político es dable considerar en el seno del pensamiento de Lenin o en eldesarrollo del mismo, la etapa que se enfrenta a las necesidades de la organización revolucionariapopular, a la precisión de la vía hacia el poder, a la preparación de la insurrección armada y a laejecución de ésta, todo ello dirigido, vale la pena insistir en ello, a obtener el poder político para elproletario mediante la destrucción del aparato del estado burgués y a crear las condiciones parainiciar la construcción del socialismo; y la etapa que comienza precisamente cuando el poderpolítico ha sido obtenido, la etapa de la defensa y la consolidación del poder popular frente a losproblemas económicos, frente al caos y el hambre, frente a los problemas de la organizaciónpolítico-social de la nueva nación, la etapa, en fin, de la construcción del socialismo. Si aceptamosla unidad esencial del leninismo podremos ver estas etapas como tales y evitaremos cortes mentaleso de otro tipo, que a nada conducen en la teoría ni en la práctica. Y, lo que es más importante,podremos comprender que ambas etapas son revolucionarias y no antagónicamente contradictoriasentre sí: una posibilita la otra, son parte de un mismo pensamiento enfrentando realidades distintasdentro de un mismo proceso revolucionario-histórico.Lector: –¿Y que nos dice de nuevo con todo eso? Todo ello es elemental...Poeta: – (Mirando hacia el fondo del local teórico donde se lleva a cabo el diálogo, espacio-tiempopoético que bulle de calor tropical a pesar del aire acondicionado): –El desarrollo histórico desigualde las sociedades nacionales contemporáneas y el hecho de que la revolución mundial avanza poretapas, es decir, que la toma del poder a nivel mundial es paulatina y no simultánea, hace que en elmundo coexistan de hecho países con regímenes económicos y sociales diferentes. Estados cuyopoder es ejercido por la clase obrera y estados burgueses e imperialistas, estados de clasesminoritarias dominantes. Y, además, que en el seno de un mismo movimiento revolucionariomundial coexistan organizaciones revolucionarias que luchan por el poder. Es natural que en estascondiciones surjan conflictos de intereses, diversos puntos de vista (y diverso nivel de capacidadpara manejar los propios puntos de vista) entre el conglomerado que se llama leninista. Es tambiénnatural, aunque no correcto, que en el afán de poner mayor énfasis en la etapa del pensamientoleninista que le interesa a cada quien, haya surgido esa otra enfermedad de la visión que consiste enver a dos Lenin donde sólo hay uno: un Lenin para la toma del poder y un Lenin para laconservación, consolidación y desarrollo del poder. Y no termina ahí la enfermedad: se pone,además, a ambos Lenin a pelear entre sí, como títeres cuyas cuerdecillas fueran accionadas por losestados leninistas, por un lado, y por “los revolucionarios de los países que aún no se han liberado

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