vocesvocesvoces @ gmail . com - Revista Voces - Blog
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“Esta oscilación de la industria de la<br />
información entre lo abierto y lo<br />
cerrado —explica Wu— es un fenómeno<br />
tan típico que yo le he dado un<br />
nombre: el Ciclo. Y para entender por<br />
qué eso ocurre debemos entender cómo<br />
las industrias que trafican con la<br />
información son natural e<br />
históricamente diferentes de aquellas<br />
basadas en otros productos”.<br />
La singularidad de la <strong>com</strong>unicación<br />
<strong>com</strong>o sector radicaría, según Wu, justo<br />
en la falibilidad de la regulación y la<br />
lógica de los mercados que tienen que<br />
ver con ella. En pocas palabras, los<br />
fracasos en esta industria tienen<br />
consecuencias mucho peores que en<br />
otras. Por eso hace falta establecer un<br />
conjunto de principios en torno a la<br />
propiedad, la concentración y<br />
estructura de tales medios, y que estos<br />
se regulen en gran medida por una<br />
“moral de la información”, no por un<br />
solo organismo regulador o un único<br />
estatuto, sino en última instancia por<br />
un consenso emergente sobre el valor<br />
de la libre información <strong>com</strong>o soporte<br />
vital para las sociedades abiertas.<br />
El libro de Wu se lee, por supuesto, en<br />
el contexto de la polémica actual sobre<br />
la regulación de Internet, su<br />
legitimidad y sus límites. El autor es<br />
conocido por haber acuñado en 2002 el<br />
término “net neutrality“, la noción de<br />
que los operadores no deben bloquear<br />
ni favorecer ciertos contenidos para<br />
que Internet siga siendo un sistema<br />
abierto en que cualquiera pueda<br />
conectarse y publicar, y donde el<br />
dinero y las reglas técnicas no<br />
favorezcan nunca a un usuario contra<br />
otro, incluso si ese usuario es una<br />
corporación poderosa con ilimitados<br />
recursos económicos.<br />
Uno de los puntos fundamentales de su<br />
análisis es la noción del “interés<br />
público” aplicada a las nuevas<br />
tecnologías concebidas <strong>com</strong>o “redes de<br />
transporte”: “Desde el siglo XVII ha<br />
habido la fuerte sensación de que las<br />
redes de transporte básicas deben<br />
servir al interés público sin<br />
discriminación” —decía Wu en Slate,<br />
hace 5 años—. “Esto se debe a que<br />
mucho depende de ello: ellas catalizan<br />
industrias enteras, lo que significa que<br />
la discriminación gratuita puede tener<br />
un „efecto dominó‟ en toda la nación.<br />
Siguiendo esta lógica, siempre y cuando<br />
usted piense que Internet es algo más<br />
parecido a una carretera que un<br />
expendio de pollo frito, debería ser<br />
neutral con respecto a lo que<br />
transporta”.<br />
En este gran debate sobre los sistemas<br />
de información, Wu también ha sido<br />
muy criticado. Los empresarios lo<br />
acusan de “proponer soluciones para<br />
problemas que no existen”. Otros se<br />
burlan del agorero de una “Oscura Edad<br />
Digital de los Sistemas Cerrados”. El<br />
Ciclo de las industrias poderosas<br />
tragándose a las nuevas tecnologías<br />
está demasiado cerca de las<br />
predicciones semi-apocalípticas de<br />
Lawrence Lessig y coloca en una<br />
posición difícil a quienes han hecho de<br />
la tecnología el nuevo bálsamo de<br />
Fierabrás de las sociedades digitales.<br />
Uno de los presupuestos que sostiene el<br />
entusiasmo casi in<strong>com</strong>bustible<br />
generado por los “revolucionarios de<br />
Internet” es que esta vez la estructura<br />
tecnológica ha conseguido romper con<br />
esa especie de maldición o destino<br />
manifiesto, perfectamente condensada<br />
en la metáfora del “conmutador<br />
principal” o “interruptor maestro”, que<br />
define al Leviatán corporativo.<br />
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