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pasaportes ni permisos en regla, y extrañábamos a nuestra familia:<br />
"¿Vamos a poder cantar lo que nos dé la gana?, ¿sí?" Pues pa´lante.<br />
Así que en enero del 2003, aterrizamos en la Habana. Apoteosis. Todo<br />
el que me encuentro, años después, parece haber estado en aquel<br />
concierto de La Tropical. Que musicalmente fue un desastre: el sonido<br />
(cortesía de la UJC) era pésimo, no escuchábamos nada en el<br />
escenario, desafinamos <strong>com</strong>o bestias, se subía cualquiera a hacernos<br />
coros y desafinaba aún más, en fin... Pero la banda de apoyo sí tocó<br />
muy bien. Eran Kiki, Nam San y Haru, más Robertico Carcassés en el<br />
piano, Elmer Ferrer en la guitarra eléctrica, Terry en el saxo, y El<br />
Pícaro en las congas. La gente se lo pasó genial, aquello era un<br />
gigantesco karaoke de canciones de Habana Abierta, yo aproveché y<br />
colé varias de mi disco nuevo y la gente las gozó <strong>com</strong>o si las hubiera<br />
oído siempre, en fin, el mar... No sé ni cuánta gente entró. Era la<br />
primera vez que en La Tropical se hacía algo de música que no fuera<br />
timba pura y dura. El último tema que tocamos fue una versión de<br />
"Chirrín Chirrán" que yo había montado con Haru, Kiki y Nam San para<br />
el día anterior, en mi concierto en solitario en la Sala Covarrubias, y<br />
nos pareció estupendo volverla a hacer en La Tropical <strong>com</strong>o homenaje<br />
a Van Van. Justo en la intro, sentí que la batería paraba y luego<br />
arrancaba con tremenda potencia, cuando me viré a mirar, era que<br />
Samuel Formell, que yo no sabía que estaba allí, había ido corriendo<br />
hasta el drum y se lo había reclamado a Kiki, que por supuesto, se lo<br />
cedió. Ese fue el final. El jefe de la Policía nos <strong>com</strong>entó que había<br />
sido un concierto muy bonito, que por primera vez no tenían que sacar<br />
un muerto de allí. Perugorría, un excelente amigo nuestro y bellísima<br />
persona, filmó todo y dejó constancia, pagándolo de su bolsillo,<br />
aunque luego el ICAIC se anotara parte del mérito. Pero, para mí, ya<br />
está. Fue eso. Nunca me planteé regresar. Las condiciones por las que<br />
decidí irme de Cuba no han variado, lo que había variado es que yo<br />
era "famoso" y podría disfrutar de ciertos privilegios, a condición de no<br />
molestar demasiado, siempre manteniendo la máxima de meterme<br />
con la cadena, pero no con el león. Muy bonito todo, pero yo no<br />
quiero privilegios, quiero derechos, los mismos para todo el mundo, y<br />
si no, pues ahí les dejo la guara y todo lo demás. Snif, snif...<br />
Buaaaaaa...<br />
De regreso a Madrid, Zomba Records había sido <strong>com</strong>prada por BMG<br />
Spain, la misma <strong>com</strong>pañía que había despedido a Habana Abierta; o<br />
sea, di tremenda vuelta para caer con los mismos. Ya en la primera<br />
reunión que tuvimos quedó claro que a pesar de que el primer single<br />
había funcionado bien, lo último que querían era otro cubano por allí,<br />
así que al cabo de unos meses engavetaron el disco sin hacerle<br />
promoción; eso sí, quedándose con la propiedad del máster y<br />
dejándome de nuevo en la calle y sin llavín, y con tremenda cara de<br />
<strong>com</strong>emierda por haber trabajado todo ese tiempo para nada.<br />
Trabajar con Trueba, ¿qué le reportó a tu carrera?<br />
Ese mismo año 2003 apareció Nat Chediak, emigrado cubano desde el<br />
60, y autor del Diccionario de Jazz Latino, amigo de Fernando Trueba,<br />
con el cual estaba lanzando Calle 54 Records. Gracias a gestiones de<br />
mi amiga Olga, Nat conoció nuestro trabajo y vino con la idea de<br />
hacer un nuevo disco de Habana Abierta con los ocho miembros<br />
originales y llevarnos a Miami a tocar. En octubre de ese año dimos<br />
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