Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado
Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado
Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
TÉMPANO<br />
No sabía <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venía el frío. No estamos en invierno, pensó. Sin<br />
embargo, las manos se le habían vuelto rígidas, las rodillas le<br />
temblaban, el alma no era alma sino témpano.<br />
Se recostó en el muro, que le pareció excesivamente rugoso. Quería<br />
reflexionar, refugiarse por un rato en la cordura, sacar cuentas, imaginar<br />
con serenidad.<br />
Aún no estaba en condiciones <strong>de</strong> asi<strong>mi</strong>lar ni <strong>de</strong> borrar la imagen <strong>de</strong> su<br />
Viejo muerto. Durante el último mes que el enfermo pasó en el<br />
sanatorio, Fermín fue a verlo, pero sobre todo a escucharlo. Nunca el<br />
Viejo le había <strong>de</strong>dicado tanto tiempo ni le había hablado con tanta<br />
franqueza.<br />
-A tu madre la quise <strong>de</strong> veras pero no siempre le fui fiel. Esa doblez me<br />
provocaba amargura y hasta pesadillas. ¿Qué me pasaba? Que yo a<br />
veces me aburría <strong>de</strong> <strong>mi</strong> propio estilo <strong>de</strong> amar. Por otra parte, me parecía<br />
que ella, <strong>de</strong> tan ingenua, no era capaz <strong>de</strong> albergar celos o meras<br />
sospechas. Precisamente esa calma no me gustaba. ¿Por qué? Porque en<br />
el fondo quizá significara (al menos, eso creía) que no me juzgaba lo<br />
suficientemente atractivo como para provocar la atracción <strong>de</strong> otras<br />
mujeres. De <strong>mi</strong>s varias relaciones clan<strong>de</strong>stinas, la más prolongada fue la<br />
que mantuve con Amelia. ¿Te acordás <strong>de</strong> ella?<br />
Fermín se acordaba, pero le dijo que no. No quería darle ese gusto. No<br />
quería que Amelia fuera el nombre <strong>de</strong> una triste <strong>de</strong>slealtad a su madre,<br />
cuando ella aún vivía, rozagante y vital. Que <strong>de</strong>spués, en su etapa <strong>de</strong><br />
viudo alegre, tuviera sus amoríos, <strong>de</strong>vaneos y chifladuras, no le<br />
afectaba. Allá él con su frivolidad.<br />
En esta última visita, Fermín encontró al Viejo especialmente<br />
<strong>de</strong>smejorado. Balbuceaba, tartamu<strong>de</strong>aba, tenía dificultad para respirar.<br />
No obstante, llegó un momento en que se sobrepuso a sus señales <strong>de</strong><br />
agonizante y retomó el hilo <strong>de</strong> sus testimonios.<br />
-Bueno, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo no era tan ingenua. Me consta que en verdad<br />
yo me lo merecía, pero nunca imaginé que ella, nada menos que ella, me<br />
fuera infiel, me hiciera cornudo con no sé qué cretino. Quizá vos ignores<br />
que en sus relaciones con<strong>mi</strong>go nunca consiguió quedar encinta, que era<br />
una <strong>de</strong> las metas <strong>de</strong> su vida. Pero con el cretino, sí quedó.<br />
Ante esa revelación <strong>de</strong> última hora, Fermín quedó anonadado, vacío <strong>de</strong><br />
toda piedad. Y entonces fue él quien balbuceó:<br />
-O sea que yo...<br />
-O sea que vos (ya era hora <strong>de</strong> que te enteraras) no sos <strong>mi</strong> hijo.<br />
<strong>El</strong> Viejo ya casi no podía hablar y Fermín se había arrollado en sí <strong>mi</strong>smo.<br />
-¿Me podrías <strong>de</strong>cir, como último favor, quién es entonces <strong>mi</strong> padre<br />
verda<strong>de</strong>ro?<br />
-Puedo y quiero <strong>de</strong>círtelo. Es <strong>mi</strong> postumo <strong>de</strong>squite. Pero acércate un<br />
poco más. Ya casi no tengo voz. Tu padre, o sea el cretino que preñó a<br />
tu madre, es... o fue...<br />
18