20.11.2012 Views

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte; por echar <strong>de</strong> menos tu<br />

presencia. Será tal vez porque el primer amor le <strong>de</strong>ja a uno más huellas<br />

que ningún otro. Lo cierto es que estaba en la cama, junto a Patricia<br />

plácidamente dor<strong>mi</strong>da, y <strong>de</strong> pronto rememoré otra noche <strong>de</strong>l <strong>pasado</strong>,<br />

junto a vos, plácidamente dor<strong>mi</strong>da, y sentí una aguda nostalgia <strong>de</strong> aquel<br />

sosiego <strong>de</strong> anteayer. Alguien dijo que el olvido está lleno <strong>de</strong> memoria,<br />

pero también es cierto que la memoria no se rin<strong>de</strong>. Dos por tres suenan<br />

como campanitas en el ritmo cardíaco y una escena se hace presente en<br />

la conciencia como en una pantalla <strong>de</strong> televisión. Y aquel cuerpo que las<br />

manos casi habían olvidado vuelve a surgir como un <strong>de</strong>stello hasta que<br />

otra vez suenan las campanitas y el <strong>de</strong>stello se apaga. ¿Te ocurre a<br />

veces algo así? ¿O será que me estoy volviendo un poco loco? Pue<strong>de</strong> ser.<br />

Mientras tanto este probable loco te envía un invulnerable abrazo.<br />

Querida Andrea:<br />

Antes que nada, eufórico como estoy, me siento obligado a transcribir tu<br />

cartita:<br />

«Yo también estoy loca. Yo también sueño contigo, dor<strong>mi</strong>da y <strong>de</strong>spierta.<br />

Yo también oigo campanitas. Yo también añoro, no sólo tus manos en <strong>mi</strong><br />

cuerpo, sino también <strong>mi</strong>s manos en el tuyo. No voy a <strong>de</strong>jar a <strong>mi</strong> marido,<br />

porque es bueno y lo quiero, pero quiero encontrarme contigo con o sin<br />

campanitas, pero estar contigo. ¿Pue<strong>de</strong> ser?»<br />

Es claro que pue<strong>de</strong> ser, mujer primera. Tampoco pienso <strong>de</strong>jar a Patricia,<br />

la verdad es que la quiero. Pero la otra po<strong>de</strong>rosa verdad es que necesito<br />

estar contigo. Tengo la impresión <strong>de</strong> que vos y yo, que no funcionamos<br />

<strong>de</strong>masiado bien como marido y mujer, sí funcionaremos espléndidamente<br />

como amantes. ¿Recordás aquello <strong>de</strong> «fiel pero no fanático»? Hasta el<br />

viernes, muchacha, en el café <strong>de</strong> siempre.<br />

EL TIEMPO PASA<br />

-¿Alguna vez hiciste eso? -preguntó Gloria con una sonrisa tan<br />

espontánea que Sebastián, a sus quince recién cumplidos, sintió que le<br />

temblaban las orejas.<br />

-No. Nunca.<br />

Hacía tantos años <strong>de</strong> ese diálogo, pero Seba no olvidaría jamás su<br />

continuación.<br />

Gloria era, como su nombre (falso, por supuesto) lo indica, la puta más<br />

gloriosa <strong>de</strong> la calle Finisterre, pero su gran atractivo estribaba en que no<br />

tenía aspecto <strong>de</strong> ramera, ni se vestía como tal, ni se movía como tal. Era<br />

tan sólo una veinteañera sencillamente hermosa, que atraía a los<br />

hombres con prolija honestidad, informándoles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el vamos que no<br />

tenía vocación <strong>de</strong> amor único.<br />

-¿Querés inaugurarte con<strong>mi</strong>go?<br />

-Si usted lo per<strong>mi</strong>te.<br />

Ante aquel inesperado trata<strong>mi</strong>ento respetuoso, Gloria estalló en una<br />

franca carcajada, que por fin logró quebrar la ti<strong>mi</strong><strong>de</strong>z <strong>de</strong> Sebastián. Así,<br />

con el mejor <strong>de</strong> los humores, ambos penetraron casi corriendo en el<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!