20.11.2012 Views

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

Benedetti, Mario - El porvenir de mi pasado

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

DESDE GINEBRA<br />

Aunque lo narro en presente, aclaro que esto lo escribo en <strong>mi</strong><br />

recuperada sobriedad. Nunca hasta ahora me había emborrachado. Así<br />

que éste es un estreno. ¿En qué lo noto? Por ejemplo, advierto que el<br />

corazón me late en el lado <strong>de</strong>recho. O también que estoy en el centro <strong>de</strong><br />

la infancia. Pero como la <strong>mi</strong>ro con ojos adultos, los otros niños se<br />

alejan, se alejan cada vez más, hasta que me <strong>de</strong>jan solo, no sé si con <strong>mi</strong><br />

inocencia o con <strong>mi</strong>s remordi<strong>mi</strong>entos. Un poco inquieto, llamo a <strong>mi</strong>s<br />

padres, pero sólo comparece el Viejo, que con voz cavernosa me dice:<br />

«¿No sabes que estoy muerto?». Pue<strong>de</strong> ser. Voy corriendo en busca <strong>de</strong><br />

un espejo, pero en su luna sólo me espera el rostro <strong>de</strong> <strong>mi</strong> hermano, que<br />

por suerte está vivo. Alguien me había anunciado que la borrachera es<br />

como un sueño. Un sueño <strong>de</strong>l que uno sólo se <strong>de</strong>spierta cuando ingresa<br />

en un sueño <strong>de</strong> verdad.<br />

En medio <strong>de</strong> la curda <strong>de</strong> pronto crezco y ya no soy un infante<br />

intrascen<strong>de</strong>nte sino un adolescente candoroso. En la calle pasan ellas,<br />

pasan sobre todo sus diná<strong>mi</strong>cos traseros y hasta un ombligo con<br />

fulgores. La emoción se me instala en las sienes y en la garganta. Abro<br />

los brazos <strong>de</strong> bienvenida y una <strong>de</strong> las hembritas se refugia en ellos. Le<br />

pregunto hasta cuándo y ella dice hasta siempre. Ah no, eso ya es muy<br />

complicado. Para los temulentos (beodos, ebrios, dipsómanos, hurra por<br />

los sinónimos) no existe eso <strong>de</strong> siempre. Le propongo que hagamos un<br />

paréntesis, y ella se aparta indignada y casi grita: «¿Paréntesis? Tu<br />

abuela. O siempre o nada. Balbuceé: «Nada» y entonces se esfumó, con<br />

ombligo y todo.<br />

Lo más original <strong>de</strong> <strong>mi</strong> borrachera es que respeta un or<strong>de</strong>n cronológico.<br />

Ahora, por ejemplo, ya soy un maduro. Un madurito, bah. Metido como<br />

un <strong>de</strong>sgraciado entre expedientes, suspiro con aliento <strong>de</strong> ginebra. <strong>El</strong><br />

calor <strong>de</strong> febrero es insoportable, así que abro el ventanal <strong>de</strong>l estudio y<br />

no sólo entra aire fresco sino que a<strong>de</strong>más los papeles vuelan, unos hacia<br />

el zócalo y otros hacia la calle. Me asomo y tres chiquilines idiotas se<br />

ríen allá abajo a carcajadas. Pienso en escupirles, pero me contiene la<br />

dignidad universitaria.<br />

Suena el teléfono dos veces, tres veces, pero no en <strong>mi</strong> mamúa sino en<br />

<strong>mi</strong> mesa <strong>de</strong> luz. Estiro el brazo hasta alcanzar el tubo, y el ronquido <strong>de</strong>l<br />

tubo dice: «¿Otra ginebrita?». Cuelgo sin respon<strong>de</strong>r y me <strong>mi</strong>ro las<br />

manos. Una tiembla, la otra no. La cabeza me duele como una pelota <strong>de</strong><br />

fútbol <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un penal.<br />

Nunca hasta ahora me había emborrachado. Abro los ojos sólo hasta la<br />

<strong>mi</strong>tad, porque los párpados todavía están ebrios y me pesan. Tengo la<br />

sensación <strong>de</strong> que por las venas no me corre sangre sino ginebra. Eso sí,<br />

una ginebra <strong>de</strong> factor Rh positivo. Tengo dos sístoles por cada diástole.<br />

Mis pobres glóbulos son rojos y blancos, a rayas, como la ca<strong>mi</strong>seta <strong>de</strong>l<br />

Atlético.<br />

Bueno, bueno. Supe que había recuperado la famosa sobriedad cuando el<br />

corazón me volvió a latir <strong>de</strong>l lado izquierdo y sobre todo cuando el tedio<br />

<strong>de</strong>l mundo me empalagó <strong>de</strong> nuevo.<br />

26

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!