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Pero medir el impacto <strong>de</strong> los programas para mejorar la educación no es<br />
un ejercicio teórico que se interponga con planes <strong>de</strong> acción pragmáticos y<br />
ambiciosos. Si se hace bien, la evaluación <strong>de</strong> los programas pue<strong>de</strong> ser una<br />
valiosa herramienta <strong>de</strong> gestión que pue<strong>de</strong> ayudarnos a estirar el dinero <strong>de</strong><br />
los contribuyentes y alcanzar más <strong>de</strong> los resultados positivos que se buscan.<br />
Las evaluaciones <strong>de</strong>ben acompañar a las propuestas novedosas para<br />
mejorar la infraestructura y los incentivos para los alumnos y los maestros.<br />
Proponer incentivos para cambiar el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> los maestros<br />
suena bien en principio y existe literatura que documenta casos <strong>de</strong> éxito<br />
en la implementación <strong>de</strong> esquemas <strong>de</strong> incentivos. Pero no <strong>de</strong> cualquier<br />
esquema <strong>de</strong> incentivos. El diablo está en los <strong>de</strong>talles. El formato <strong>de</strong> esas<br />
intervenciones es crucial para tener el resultado esperado. No se trata <strong>de</strong><br />
un fórmula que pueda aplicarse como un mol<strong>de</strong> <strong>de</strong> galletas. Por ejemplo,<br />
el primer esquema <strong>de</strong> incentivos que se implementó en años recientes<br />
premiaba a los maestros <strong>de</strong> las escuelas con los mejores resultados en<br />
ENLACE. Si consi<strong>de</strong>ramos que esos resultados incorporan en buena medida<br />
el efecto <strong>de</strong>l entorno, premiar el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> las mejores escuelas<br />
equivale, en alguna medida, a premiar a los padres <strong>de</strong> los estudiantes<br />
por vivir en el vecindario a<strong>de</strong>cuado.<br />
Una buena manera <strong>de</strong> aprovechar la información que ya genera y publica<br />
la SEP es utilizarla para encontrar qué maestros y escuelas están<br />
generando valor agregado. Por ejemplo, la información <strong>de</strong> ENLACE podría<br />
emplearse para <strong>de</strong>tectar qué maestros y escuelas mandan a sus alumnos<br />
en mejor posición relativa que la posición en la que los recibieron.<br />
Por ejemplo, si tomamos la información <strong>de</strong> ENLACE en matemáticas <strong>de</strong> la<br />
Escuela Secundaria Técnica Agropecuaria Francisco I. Ma<strong>de</strong>ro ubicada<br />
en Paraíso, Tabasco para la generación 2009-2011, encontramos que en<br />
promedio los alumnos pasaron <strong>de</strong>l percentil 18 en primero, al percentil<br />
40 en segundo y al percentil 84 en tercero.<br />
Introducir la competencia en las escuelas<br />
Ante las restricciones presupuestales y operativas que limitan la expansión<br />
pública <strong>de</strong> los servicios educativos, la participación <strong>de</strong>l sector privado<br />
en la operación <strong>de</strong> escuelas a nivel medio superior es quizá la única opción<br />
realista para lograr los objetivos <strong>de</strong> universalidad en el acceso y la mejora<br />
<strong>de</strong> la calidad. La obligación constitucional recién adquirida que implicará<br />
financiar la educación media superior para toda la población no necesariamente<br />
significa que el gobierno tenga que operar las escuelas. Introducir<br />
competencia entre escuelas públicas y privadas entregando a padres y<br />
alumnos la posibilidad <strong>de</strong> elegir es una opción con amplias posibilida<strong>de</strong>s<br />
para mejorar la calidad y optimizar el presupuesto.<br />
Educación<br />
La expansión <strong>de</strong>l acceso a la educación superior también requerirá mucha<br />
mayor participación <strong>de</strong>l sector privado tanto para su financiamiento como<br />
para la inversión en capacidad adicional que difícilmente podría absorberse<br />
con recursos públicos. Una vez más, incrementar las oportunida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> estudiantes con escasos recursos para acce<strong>de</strong>r a la educación superior,<br />
no implica que el gobierno tenga que operar nuevas universida<strong>de</strong>s. Darles<br />
a los estudiantes la opción <strong>de</strong> ejercer el gasto público en la escuela <strong>de</strong> su<br />
elección pue<strong>de</strong> favorecer mayor competencia entre universida<strong>de</strong>s públicas<br />
y privadas al mismo tiempo que se liberan presiones presupuestales. En<br />
Brasil, por ejemplo, la matrícula en nivel superior se multiplicó 3.6 veces<br />
entre 1980 y 2010. Sin embargo, los programas privados <strong>de</strong> educación<br />
superior representan 3 cuartas partes <strong>de</strong> la matrícula.<br />
Gráfica 2.8 Matrícula a programas a nivel licenciatura en Brasil<br />
(incluye educación a distancia)<br />
492,232<br />
885,054<br />
1980<br />
578,625<br />
961,455<br />
1990<br />
888,708<br />
1,807,219<br />
2000<br />
Instituciones públicas Instituciones privadas<br />
1,643,298<br />
4,736,001<br />
2010<br />
Fuente: Ministerio <strong>de</strong> Educación <strong>de</strong> Brasil (INEP/MEC)<br />
http://stats.uis.unesco.org/unesco/TableViewer/tableView.aspx?ReportId=167<br />
Tomado <strong>de</strong>: Maurício Garcia. Devry Brasil. Salzburg Global Seminar: Optimizing Talent Session. Octubre, <strong>2012</strong>.<br />
A pesar <strong>de</strong> los beneficios evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la competencia, la convicción sobre<br />
sus beneficios no ha permeado el sector educativo. Mientras los estudiantes<br />
con pocos recursos no puedan elegir entre escuelas públicas y<br />
privadas, las escuelas públicas no tendrán que ganarse su preferencia.<br />
No estarán obligadas a mejorar. Si el presupuesto <strong>de</strong> las escuelas públicas<br />
no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> su capacidad <strong>de</strong> ganarse la preferencia <strong>de</strong> los<br />
estudiantes es ingenuo pensar que mejorarán significativamente los<br />
servicios educativos.<br />
El gobierno está obligado a garantizar el acceso gratuito a primaria, secundaria<br />
y, a últimas fechas, también a preparatoria. Pero la obligación <strong>de</strong>l<br />
gobierno <strong>de</strong> financiar la educación no implica que también tenga que operar<br />
las escuelas. Los gobiernos <strong>estatal</strong>es ejercen la mayoría <strong>de</strong> los recursos<br />
<strong>de</strong>stinados a la educación. Los gobiernos <strong>estatal</strong>es podrían poner a competir<br />
Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. 39