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Heidelberg News Número 269

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<strong>Heidelberg</strong> <strong>News</strong> • OportunidadesOportunidadesEl olfatocomo brújulamoltzau plasttrykk as // Lars Martinsen sabe muybien lo que es una crisis económica y cómo superarla.Cuando su cliente más importante decidió, de un díapara otro, encargar sus trabajos de impresión a imprentasde Asia Oriental, el socio gerente de Moltzauno vaciló en desarrollar un nuevo modelo de negocio.Gracias a sus innovadoras máquinas y a un selectoequipo de expertos, la pequeña imprenta situada en lasafueras de Oslo se ha convertido en una de las empresaslíderes de Noruega en la impresión de embalajes.Las grandes historias suelen girar en torno a personas aquienes la vida les ha jugado una mala pasada, pero quese rebelan contra su destino con obstinación y astucia:son los buenos de la película, los que al final siempre ganan.Ésta es una de esas historias. Trata de Moltzau PlasttrykkAS, una pequeña imprenta noruega, y comienza enOslo, en la sala de conferencias de Moltzau. Sobre la mesa reposanvarias cafeteras y dos bandejas con canapés de jamón de reno, salmón,huevos revueltos, ensalada y trocitos de fruta. Al abrirse lapuerta entra un hombre aún joven, vestido con jersey y vaquerosdescoloridos, que sonríe a los presentes: “Hola, me llamo Lars”.Lars tiene 38 años y su nombre completo es Lars ChristianMartinsen. Pero como aquí no se da importancia a los apellidos, todosse llaman por su nombre de pila: Liese, Christin, Kenneth, Terje,Øystein, todos los demás y Lars, claro, quien cuando se dirigen a élcomo “señor Martinsen” contesta “Lars a secas”. Lars Martinsen esgerente de esta imprenta fundada en 1892 y, con una participacióndel 34%, el mayor socio que interviene en el negocio operativo. Pero,ante todo, es el hombre que reinventó Moltzau cuando la empresaestaba con el agua al cuello al perder a un importante cliente que,por ahorrar costes, decidió trasvasar sus encargos a imprentas asiáticas.De un día para otro tuvieron que parar las máquinas, pues estecliente no sólo era el más importante de Moltzau: era el único.Lars Christian Martinsen, de Moltzau Plasttrykk, delante del nuevoTeatro de la Ópera de Oslo.Dejándose guiar por el olfato. Todo empresario que depende deun solo comprador conoce los riesgos que ello acarrea. Aun así, siemprees mejor tener un cliente que no tener ninguno. Lars Martinsenafronta los riesgos con su propia filosofía. “Yo me dejo guiar por mi 440 • Número <strong>269</strong> • 201041

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