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nosotros la convicción de que la revolución mundial se acercabarápidamente, de que la trasformación total del mundo civilizadoestaba próxima. Cuando hablamos del sectarismo del principiode los años veinte, no se debe pensar en aquella forma especificade sectarismo que se desarrolló en la praxis stalinista. Este últimose proponía ante todo poner a salvo de cualquier reforma las relacionesde poder ya constituidas y, por consiguiente, tenía uncarácter conservador en sus objetivos y burocrático en sus métodos.El sectarismo de los años veinte, «n cambio, se proponíaobjetivos caracterizados por un utopismo mesiánico, y en el fondode sus métodos se encontraban actitudes antiburocráticas. Estasdos tendencias, sectarias las dos, tienen en común únicamente laforma en que se designan: desde el punto de vista interno, presentancontrastes muy grandes. (Que ya entonces se hubieran introducidoen la III Internacional las costumbres burocráticas deZinovieiev y sus secuaces es ciertamente un hecho real, asi comotambién es cierto que en los últimos años de su enfermedad Leninse vio atenazado por la preocupación de cómo combatir, sobre labase de la democracia proletaria, la bürocratización creciente yespontánea de la República de los Concejos. Pero aquí tambiénes visible la diferencia entre el sectarismo actual y el de entonces.Mi ensayo sobre los problemas de la organización en el partidohúngaro está dirigido contra la teoría y la praxis de Zinovieievy Bela Kun.)Nuestra revista contribuía al sectarismo mesiánico porque aplicabael método más radical en todos los asuntos, proclamandoen todos los campos una ruptura total con las instituciones y lasformas de vivir heredadas del mundo burgués. Se trataba, pues,de reforzar una conciencia de clase sin falsificaciones en las vanguardias,en los partidos comunistas y en las organizaciones juvenilescomunistas. Un ejemplo típico de esta actitud es mi ensayopolémico contra la participación en los parlamentosburgueses. El resultado de ese ensayo, la crítica de Lenin, fue loque me impulsó a tratar de superar el sectarismo. Lenin llamabala atención sobre una diferencia, o mejor dicho, una oposicióndecisiva: el hecho de que una institución esté superada desde etpunto de vista histórico universal —por ejemplo, de que el parlamentoesté superado por los soviets— no significa en modo algunoque se deba rechazar la participación táctica en ella, sinotodo lo contrario. Esta crítica, cuya validez reconocí inmediatamente,me obligó a establecer un nexo más diferenciado y mediatoentre mis perspectivas históricas y la táctica cotidiana, yrepresenta así el inicio de un viraje en mis ideas. Pero se tratabade un viraje dentro de una visión del mundo que seguía siendosustancialmente sectaria. Esto se vio al año siguiente, cuando, apesar de que consideraba criticamente algunos errores tácticosparticulares de la facción de marzo», la sostuve sin enibargo ensu totalidad con una actitud críticamente sectaria.Aquí precisamente es donde llega a expresarse de modo directoJa oposición dualista, tanto objetiva como interior, .presentí en

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