http://bibliotecasud.blogspot.comPOR AMOR A DIOS Y A SUS HIJOSLos Diez Mandamientos sepueden dividir en dos categoríasprincipales: los cuatro primeros seconcentran en nuestra relación conDios; los otros seis tratan de nuestrasrelaciones con los demás. El quintomandamiento —honrar a nuestrospadres— marca una transiciónnatural entre los deberes quetenemos hacia nuestros padres celestialesy hacia otros seres mortalescomo nosotros.Las mismas dos categorías seobservan en la respuesta delSalvador cuando le preguntaron:"Maestro, ¿cuál es el gran mandamientoen la ley?"El Señor contestó:"Amarás al Señor tu Dios contodo tu corazón, y con toda tu alma,y con toda tu mente."Este es el primero y grandemandamiento."Y el segundo es semejante:Amarás a tu prójimo como a timismo."De estos dos mandamientosdepende toda la ley y los profetas"(Mateo 22:36-40).Por ese motivo, nuestra obedienciaal mandamiento de no hablar falsotestimonio debe basarse tanto en elamor que sentimos por Dios como enel que sintamos por los demás. Sinembargo, el quebrantamiento de estemandamiento es uno de los pecadosmás comunes. El élder Adam S.Bennion (1886-1958), del Quorumde los Doce Apóstoles, escribió losiguiente: "El asesinato, el adulterio y elrobo, o sea, el tratar respectivamentecon la vida, la virtud y la propiedad, seconsideran generalmente ofensas másgraves ante la ley que el hablar falsotestimonio. Y, sin embargo, lo que aeste último pueda faltarle en gravedadle sobra en la forma en que predomina"("The Ninth Commandment",en The Ten Commaridments Today,1955, pág. 134).El hablar falso testimonio llevaimplícita la destrucción del carácterSátira y Ananías sufrieronterribles resultados cuandotrataron de engañar al siervoautorizado del Señor, que es lomismo que mentir a Dios.y de la reputación; el hacerlo conmalicia es cometer el pecado de lacalumnia, o arruinar el carácter, talcomo se describe en la obra Ótelo,del escritor inglés Shakespeare:El que me roba la bolsa, sólo meroba una porquería, una insignificancia,nada;fue mía, es de él y había sidoesclava de otros mil;L I A H O N A16pero el que me hurta mi buennombre, me arrebatauna cosa que no lo enriquecey me deja pobre en verdad.(Obras completas, Acto 3 e , escena3, pág. 1491, Madrid: Aguilar, S.A.de Ediciones, 1967.)LA VERDAD Y NADA MÁS QUE LAVERDAD"No hablarás... falso testimonio"es, indudablemente, algo más que laprohibición de inventar falsedades.La forma en que se expresa elmandamiento exige que, cuandoquiera que se nos pida expresarnuestro conocimiento de la verdad,lo hagamos con una respuestahonrada y directa, como lo haríamosen un tribunal jurídico. La ampliaexhortación del noveno mandamientoprohibe toda forma deevidencia falsa y de alteración dedatos. Nuestras palabras deben estarde acuerdo con los hechos.En el Libro de los Hechos seencuentra un caso interesante deviolación de este mandamiento. Enesa época "Todos los que habíancreído estaban juntos, y tenían encomún todas las cosas;"y vendían sus propiedades y susbienes, y lo repartían a todos según lanecesidad de cada uno" (Hechos2:44-45).No obstante, en Hechos 5:1-11leemos sobre Ananías y Safira, quevendieron una propiedad y sustrajeron"del precio... trayendo sólo unaparte" (vers. 2), poniéndose deacuerdo en que dirían que la habíanvendido por una suma más pequeña.Pedro pudo discernir el engaño y le
Una trágica ironía de lacondenación de Jesucristo fueque hubo falsos testigos quearrojaron sus mentiras acusadorascontra el autor mismodel mandamiento que ellosviolaban.dijo a Ananías: "No has mentido alos hombres, sino a Dios" (vers. 4).Cualesquiera que hayan sido losconvenios sagrados que hubieranhecho Ananías y Safira en relacióncon tener "en común todas lascosas", fueron quebrantados cuandomarido y mujer hablaron falso testimonio.Su intención era engañar aPedro, el siervo autorizado delSeñor, que es lo mismo que mentir aDios. Ambos sufrieron los mismosterribles resultados: murieron deinmediato. Aunque pocos de los quemienten sufran ese castigo, este casoes un ejemplo de lo grave de laacción, y el Señor lo trató de esamanera para enseñar una granlección. (A fin de saber con cuántaseriedad consideró el Señor conveniossimilares hechos por Santos delos Últimos Días, véase D. y C.42:30-34; 82:11-21; 104:1-8).Por esa razón, el noveno mandamientoes una potente declaraciónque condena el quebrantamiento deconvenios y de juramentos, y todaforma de faltar a la verdad, inclusola exageración, ya sea para agrandaro para rebajar los hechos, las invencionesy las explicaciones intencionadasque no estén basadas en larealidad. El decir sólo parte de la17