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Empecemos con buen pie - Úlceras.net

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C u i d a d o s y p r e v e n c i ó nel ejercicio implica cargar peso sobresus <strong>pie</strong>s insensibles, esto puede producirulceraciones. Debería recomendarse unejercicio que no implique cargar peso,como la natación o la bicicleta estática.Además de destacar los eventos queprovocan ulceración, un programaeducativo sobre cuidados de <strong>pie</strong>diabético debería incorporar:habilidades básicas de primeros auxiliosprocedimientos para asegurarapoyo en caso de que surgiesealgún problema en el <strong>pie</strong>.Al dirigir la educación sobre cuidados del<strong>pie</strong> a grupos específicos es importantere<strong>con</strong>ocer que no todas las personasde alto riesgo pueden afrontar eltipo de educación intensiva y prácticadescrita anteriormente. Es posible quela educación sobre cuidados del <strong>pie</strong> nohaya demostrado reducir por sí sola losíndices de amputación porque, al recibirdicha educación, muchas personas <strong>con</strong>lesiones de <strong>pie</strong> diabético no se sientenbien y su capacidad de aprender estrategiaspara el cuidado personal se ve reducida.Por lo tanto, en muchos casos, se puedenevitar grandes lesiones si las personassaben cómo re<strong>con</strong>ocer un problema ya quién <strong>con</strong>tactar para pedir ayuda.Un enfoque interactivo de la educaciónque incorpore demostraciones y ofrezcala oportunidad de practicar técnicas parael cuidado de los <strong>pie</strong>s ha demostradoser de más ayuda a la hora de cambiar elcomportamiento que el formato de clasessólo teóricas. Esta educación debería sersimple, relevante y cíclica: repetir y reciclarla información clave y las prácticas.El material escrito puede complementary reforzar un programa educativo. Sinembargo, cualquier material escritodebería evaluarse para ver si la “personamedia” lo puede comprender: un nivelde lenguaje similar al de un periódicosensacionalista, normalmente para unaedad de lectura de unos 11 años.( )Se evitan las tragediassi se sabe re<strong>con</strong>ocerun problema y a quién<strong>con</strong>tactar para ayuda.Todos los miembros del equipodiabético deberían tener <strong>con</strong>ocimientosadecuados sobre las complicaciones de<strong>pie</strong> diabético. Deberían ser capaces deimpartir educación, ya sea en formatoestructurado o cuando surja la oportunidad.Si hay un podólogo en el equipo, otrosmiembros del mismo podrían eludirresponsabilidades, creyendo que el <strong>pie</strong>sólo es del dominio del podólogo. Sinembargo, hay que pedir a las personasde alto riesgo, en especial a quienes hanperdido la sensibilidad en los <strong>pie</strong>s, querecuerden una serie de recomendacionessobre cuidados del <strong>pie</strong>; esta informacióndebería ser reforzada por parte de todoslos miembros del equipo y <strong>con</strong> regularidad.La evaluación de los programas educativossobre cuidados de <strong>pie</strong> diabéticodebería centrarse en los cambiosde comportamiento más que en los<strong>con</strong>ocimientos. Se puede obtener unainformación más útil y más relevante,por ejemplo, preguntando a las personascuántas veces se inspeccionaron los <strong>pie</strong>sla semana pasada, en lugar de pedirles queenumeren los síntomas de la neuropatía.ConclusiónNingún sistema sanitario tiene recursosilimitados. Al evaluar el asesoramientoy el tratamiento, estos recursossanitarios limitados pueden utilizarsemejor. Este enfoque exige algún tipo demedición del riesgo de ulceración del<strong>pie</strong> de la persona (para saber más sobrerastreo de población para detectarcomplicaciones del <strong>pie</strong>, lea el artículo deEdgar Peters en este mismo número.).En cuanto a la metodología empleada,los ensayos <strong>con</strong>trolados al azar paraevaluar la educación preventiva sobreel <strong>pie</strong> para personas <strong>con</strong> diabetessuelen ser de mala calidad. Sin embargo,algunos datos existentes sugierenque la educación para el auto<strong>con</strong>trolpodría reducir la incidencia de úlcerasy amputaciones del <strong>pie</strong>, especialmenteentre quienes son de alto riesgo. Senecesitan más ensayos <strong>con</strong>trolados alazar y de mayor calidad <strong>con</strong> el fin dedesarrollar e implementar estrategiaseducativas que reduzcan esta devastadoracomplicación diabética en todo el mundo.y Margaret McGillMargaret McGill es directora del Centro deDiabetes del Hospital Real Príncipe Alfredo,en Sydney (Australia). En la actualidades vicepresidenta de la FID y presidentade la Sección Consultiva de la FID sobreEducación Diabética.39Noviembre 2005 Volumen 50Número especial

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