2PANORAMAMUNICIPIOS RICOS,POBLACIONES POBRESPor qué en Colombia ciertas regiones cargadas de riqueza no transmitencrecimiento económico ni generan mayor bienestar a su pob<strong>la</strong>ción.CECILIA LÓPEZ MONTAÑOColombia siemprese ha p<strong>la</strong>nteado porqué los municipioscon grandes riquezas, especialmentepetroleras y mineras,son los que menos avanzanen re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong>s condicionesde vida de sus pob<strong>la</strong>dores.Definitivamente no es un temade falta de recursos porque, engeneral, son grandes receptoresde regalías, inclusive los mayoritarioshasta <strong>la</strong> reforma de2012 que <strong>la</strong>s repartió más equitativamente.Es evidente, entonces,que existen problemasde fondo que llevan a esta perversaconvivencia de riqueza y<strong>pobreza</strong> que, lejos de resolverse,se consolida en Colombia.Es interesante ver <strong>la</strong> formadiferente como se ha evaluado<strong>la</strong> bonanza mineroenergética.Para aquellos que se concentranen incrementos de ingreso,esta prosperidad fue muy positiva(Perry y Olivera, 2010),pero quienes miran <strong>la</strong>s condicionesde vida de estas pob<strong>la</strong>cionesllegan a una conclusiónPresidenta del Centro Internacional de Pensamiento Social y Económicodemoledora. Es el caso del estudiopara el Cerrejón sobre LaGuajira que p<strong>la</strong>ntea que estaszonas “muestran una pob<strong>la</strong>ciónen condiciones críticas de <strong>pobreza</strong>,medida tanto a través del accesoa bienes y servicios como el índicede oportunidades humanas”, y serefiere a <strong>la</strong> precariedad de losservicios de salud, que el paísconoce. (Ruiz et al. 2011 enRudas y Espitia, 2013).La minería y los hidrocarburosestán concentrados ensiete de los 33 departamentosdel país: petróleo, Casanare yMeta, 47 por ciento de <strong>la</strong> producciónnacional; carbón, Cesary La Guajira, 90 por cientode <strong>la</strong> producción del país; oro,Antioquia y Chocó, 81 porciento del total nacional; y ferroníquelen Córdoba (ibíd.).Lo interesante no es p<strong>la</strong>ntearcómo contribuyeron estas commoditiesal crecimiento económicodel país, lo que ya se sabe,sino qué ha pasado con <strong>la</strong> gentede estos municipios y dóndeestán <strong>la</strong>s grandes fal<strong>la</strong>s para queese crecimiento económico nohaya generado mayor bienestara su pob<strong>la</strong>ción.Con <strong>la</strong>s limitaciones propiasde <strong>la</strong>s cifras regionales, ysolo mirando algunos de estosdepartamentos ricos en recursos,los resultados comprueban60 • SALIENDO ADELANTE
<strong>la</strong> idea generalizada en el país:<strong>la</strong> minería no siempre es unabendición, para que no sueneapocalíptico. Chocó y La Guajirason los casos más patéticos.El primero tiene el peor Índicede Desarrollo Humano delpaís, <strong>la</strong> menor esperanza de viday los menores índices de ingresosen Colombia. La tragediade La Guajira, que ha recibidoel 7 por ciento de promediohistórico de <strong>la</strong>s regalías, secentra en niños y mujeres perolo que poco se conoce es quelos hombres jóvenes tienen altísimastasas de mortalidad que<strong>la</strong> anemia severa es del 38 porciento en niños entre 6 y 59meses y que el analfabetismollega al 60 por ciento.Además, Casanare y Meta,sobre todo en zonas rurales,FOTO: PAOLA CASTAÑOtienen indicadores socialesmuy por debajo de los promediosnacionales. Pero más aún,entre los diez municipios máspobres del país seña<strong>la</strong>dos porSEMANA en 2011, aparecencuatro del Chocó, uno de LaGuajira y uno de Córdoba. Yen Cesar, ¿habrá un municipiomás lleno de problemas que LaJagua de Ibirico, que recibía el40 por ciento de <strong>la</strong>s regalías deldepartamento y tiene un déficitde vivienda del 71 por ciento?A esto debe agregarse el altoLA SITUACIÓN SOCIAL DE VARIOSDEPARTAMENTOS RICOS ENRECURSOS, COMO CHOCÓ O LAGUAJIRA, MUESTRAN QUE LA MINERÍANO SIEMPRE ES UNA BENDICIÓN.desp<strong>la</strong>zamiento forzado, <strong>la</strong> vio<strong>la</strong>ciónde derechos humanos ycrímenes <strong>contra</strong> sindicalistas eindígenas y afrodescendientesen <strong>la</strong>s áreas mineroenergéticas,como lo afirman documentosde Derechos Humanos de NacionesUnidas (OIDH, 2013).Una mirada a esta complejarealidad permite concluirque lo que allí ha faltado noson recursos sino ESTADO.Peor aún, lo público ha sidocapturado, en unas zonas más –como en La Guajira– y en otrasmenos, por todo tipo de malescomo <strong>la</strong> politiquería, <strong>la</strong> corrupción,<strong>la</strong> violencia de actores ilegalesy, con mucha pena, por <strong>la</strong>indolencia de grandes empresasmultinacionales y nacionales.El resultado de muchos ingresosy poco Estado se ha traducidoen una barrera estructuralpara que esos departamentos ysus respectivos municipios salgande esta injustificable situación:<strong>la</strong> carencia de institucionespúblicas que hagan valer losderechos de los ciudadanos sinninguna distinción. Y es al Estadoal que le corresponde queesto se cump<strong>la</strong>.EL RESULTADO DE MUCHOS INGRESOS YPOCO ESTADO SE HA TRADUCIDO ENUNA BARRERA ESTRUCTURALLas primeras investigacionessobre los resultados del cambioque se hizo en 2012 en buscade una mayor equidad en <strong>la</strong> distribuciónde <strong>la</strong>s regalías muestraalgunos avances, pero seriosproblemas que refuerzan <strong>la</strong> tesisde que el atraso de zonas mineroenergéticasno es un asuntode recursos sino de institucionalidad.Sí, mejoró <strong>la</strong> distribucióny el único departamento queperdió fue Meta (Banco de <strong>la</strong>Republica, 2014). Sin embargo,además de <strong>la</strong> poca agilidad quehasta ahora se ha observado, sesiguen destinando recursos paradeportes y obras suntuosas, loque quiere decir que el fantasmade los elefantes b<strong>la</strong>ncos queha caracterizado <strong>la</strong> inversión de<strong>la</strong>s regalías sigue amenazando aestos municipios y departamentos.Es decir, si no se actúa rápidoen <strong>contra</strong> de estos proyectos,se consolidará <strong>la</strong> oscura realidadque se ha tolerado inexplicablementeen este país de municipiosricos pero pob<strong>la</strong>ciones pobres.¿Eso qué quiere decir?Que mientras el Estado noasuma su responsabilidad conlos ciudadanos de estas regionesricas en recursos naturales,mientras no retome como lecorresponde, <strong>la</strong> institucionalidadno solo regional sino tambiénnacional –los últimos hechosconfirman esto– <strong>la</strong> minería yel petróleo serán una maldiciónpara esos ciudadanos. Pero en eltrasfondo está esa política corruptaen estas regiones que noha recibido <strong>la</strong> condena necesariapor parte del gobierno central.Por el <strong>contra</strong>rio, muchos de esoslíderes locales cuestionados sonimportantes en sus regiones,porque los reciben en <strong>la</strong>s altasesferas de Bogotá.Como <strong>la</strong> captura del Estadotambién se da a nivel nacional,más en algunos sectores que enotros para ser justos, es buenotomar este caso de municipiosricos y pob<strong>la</strong>ciones pobrescomo una de <strong>la</strong>s grandes barreraspara resolver <strong>la</strong> profundadesigualdad de <strong>la</strong> sociedad colombiana.SALIENDO ADELANTE • 61