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Page 2 - Buzos

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CuentoDespierta, Luz, ¿no escuchascómo en la cocina alguienanda removiendo los cuchillos?Creo que alguien entró…No, no es ningún maldito gato,ya despierta, que se van a llevartodas las cosas… mira, no tengasmiedo, debajo del colchón tengouna pistola que Ramón me encargóel otro día, levántate despacito,vamos a sacarla. No, no pasa nada,nomás le apuntamos para que lede miedo y se vaya.El ruido persiste, ahora estánmoviendo el estante donde estánlas ollas grandes. Se escucha cómoarrastran el mueble y, de pronto,un estruendo de peltre desportilladose esparce en el ambiente.Las dos mujeres avanzan temblandopor el corredor y, sin hacerruido, se acercan a la puertaentreabierta. Un débil hilo luminosose proyecta desde la sala;ahora el ruido es más claro, alguienarrastra con gran estrépitolos muebles y abre todos los cajonesy compartimentos, confiadoen que la casa está sola.“Espérate, pues, deja de temblary ponte detrás de la puerta, mira,sí es un ratero”. El hombre ahoraestá en la sala, tropieza levementecon los sillones y se detiene uninstante. Está seguro que ha escuchadovoces, algo como un siseo,pero vuelve a lo suyo, confiado enque no hay nadie en la casa. Sabeque las ancianas anunciaron suviaje hace días, pero ignora que sequedaron una noche más.“¿Qué buscas, jijoelachingada?”,la voz, enronquecida por el pánico,congela los movimientos delintruso. Mientras Luz le apuntacon el arma, Flor enciende las lucesde golpe. Sorprendido por lainesperada presencia de las mujeres,el hombre no se ha percatadodel óxido que cubre la viejapistola, pero la anciana sí; toda suatención se concentra ahora en lasgruesas escamas que la herrumbreha formado en el metal.Las manos del intruso sostienenla vieja licuadora. Es el objetode mayor valor que ha encontradoen la cocina. En un rincón de lasala están ya envueltos en cobijasla televisión y una grabadora. Vacilandoentre el miedo y el coraje,Luz intenta arrebatarle el aparatosin dejar de amagarlo con la viejapistola, pero en el forcejeo sequeda sólo con el cable, mientrasel hombre gira sobre sus talones yhuye hacia la puerta.El revólver sale disparado y seimpacta en la nuca del fugitivo,Éste duda un segundo y se tocapara comprobar que no está heridoantes de seguir su carrera. Flor,mientras tanto ya está en el patio,despertando con sus gritos al vecindario.“¡Compadrito Nacho, semetió un ladrón, allá va corriendo!Ayúdenos a alcanzarlo por favor.“Le digo que corrimos como cincocuadras pero no lo alcanzamos,comadre, ¿cómo están ustedes? Sí,es por el susto, es que de momentono se siente… ¡Cómo se le ocurrearrojarle la pistola, qué tal si lahubiera matado con ella?“¡Pero cómo me va a matar si nosirve la jodida pistolita, está oxidada…antes no nos mataron poratrevidas!” Luz se ha dejado caeren un sillón, se siente mareada,primero comenzó como un hormigueoy luego un violento temblorle ha aflojado las piernas.¡Denle trago! Ha dicho algunoy ahora le han hecho empinarsemedia botella de cañita. Está amaneciendoapenas, pero la calle estállena de vecinos que cuentan divertidosel lance fabuloso en queLuz, pistola en mano, ha sometidoa un formidable asaltante. Todosbromean mientras Flor extiendeel brazo en demanda de atención:ella también está asustada y no lehan dado trago.En la cocina todo está revuelto ylas ollas maltrechas descansan enel suelo. Los sillones patas arribamuestran con indecencia su interiorde resortes y esponja. Faltan lalicuadora y un juego de cuchillos…en la habitación, el colchón conservala marca del arma de fuego queha quedado grabada después de 10meses de estar ahí escondida.Al mismo tiempo, a media cuadra,el pobre ladrón trata de calmarlos violentos latidos en supecho, mientras se soba el cuello.La licuadora descompuesta estásobre una silla, aparte de unoscuantos utensilios de cocina, es loúnico que ha logrado pepenar enla refriega, aparte del tremendosusto que las viejas le han propinado.¿Quién iba a pensar que estuvieranarmadas?CulturaEL REVÓLVERTa n i a Za pata Ort e g a27 de abril de 2009 www.buzos.com.mx

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