12.07.2015 Views

69 Nov - Scherzo

69 Nov - Scherzo

69 Nov - Scherzo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

OPINIÓNVeremosHace cuatro años, cuando se inauguró el nuevoAuditorio Nacional, las autoridades competentesafirmaron, por boca del entonces directorgeneral del iNAEM, que el próximo paso en lamodernización de la infraestructura de teatrosnacionales y auditorios, se darla enseguida. Consistía enuna informatización que permitiera al público accedercon rapidez y sin pérdida de tiempo a comprar oreservar entradas para los acontecimientos musicalesque en esos centros se celebraran.Han pasado cuatro años y el prometido proceso deinformatización sigue en la situación de «Veremos».Hace unos meses, las ya citadas autoridadescompetentes volvieron a su tema y afirmaron que lamedida era inminente. Se sabia incluso que unaimportantísima firma comercial estaba implicada en elproyecto. Ahora empieza la nueva temporada y nadie hahecho nada al respecto. Así que, una vez más, el sufridomelómano español tendrá que seguir repitiendo un ritoque en otros países se ha convertido en recuerdo deépocas pasadas. Y no sólo él. Las personas que tienencomo trabajo despachar esas entradas han de seguirhaciéndolo con métodos del siglo XIX. Sólo en uncentro como el Auditorio Nacional, las taquilleras seenfrentan con unos cuarenta conciertos mensuales, conlas complicaciones que ello conlleva y sin laindispensable ayuda de la información electrónica. Niqué decir tiene que una informatización adecuadadisminuiría las molestias de espectadores y empleados almínimo.En otros países ocurre desde hace años, Lee usted enuna revista -ésta, sin ir más lejos- que en Munich, enViena, en Amsterdam, en Londres o en París, se estrenao se representa tal ópera, se da tal concierto o recital, yno tiene usted más que llamar por teléfono, pedirinformación y en su caso reservar entradas sin máscomplicación que dar el número de su tarjeta decrédito. Intente usted hacer lo mismo en Madrid, enBarcelona o en cualquier otra ciudad española y,sencillamente, le será imposible. Y menos mal que ahorase admrte -desde hace bien poco, es cierto- el pagocon tarjetas de crédito porque antes o se pagaba atocateja o mediante talón debidamente conformado ono había nada que hacer. Así de antiguo es este país quealgunos indocumentados han tratado de presentar comoparadigma de no se sabe qué postmodemidades.¿Qué ocurre en España? ¿Por qué todo se deja a medias?¿Por qué cualquier obra iniciada con ilusión y conconocimiento termina abandonada por desidia o porpereza pura y llana? ¿Por qué todo lo que se hace tieneque tener ese enojoso aire de provisionalidad que matatantas buenas intenciones o tas recluye en el limbo? ¿Porqué se habla tanto de lo que queremos ser en el futuroy se presta tan poco caso a lo que debemos hacer en elpresente para que ese futuro cambie positivamentealguna vez?No son preguntas vanas. Lo que revelan es que, en elfondo, se cree muy poco en lo que se hace y por eso sehace tarde y mal. Se dirá que informatizar una red deteatros y auditorios en estos tiempos que corren, devertiginosa revolución tecnológica, es tarearelativamente fácil. Sí, pero no se lleva a cabo.¿Qué misteriosos obstáculos lo impiden? Lo triste es queseguramente no hay ninguno. Que lo que ocurre es quela rutina, la tendencia a dejar las cosas correr, laburocracia, terminan ahogando entre nosotros lasiniciativas generosas y con porvenir. Parece que lonuestro es embnagarnos de palabras, de grandesproyectos y luego, cuando llega la hora de ponerse a laobra, dejar que, a unas y a otros, se los lleve el viento.4 SCHERZO

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!