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69 Nov - Scherzo

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GLENN GOULDta importancia del tiempo que pagaba cadadía tocando el instrumento. Nuncame fijé un límite de tiempo -salvo aquellosque me eran impuestos por tenerque ir al colegio, o hacer deberes de daseen casa-, pero tengo la impresión deque no exagero si digo que consagrabaalgo así como tres horas diarias al piano.Hoy no alcanzo a imaginar cómo podíasoportar aquello, pero aquél fue el únicopen'odo de mi vida en que me sometí aun programa de trabajo que podría considerarsecomo relativamente normal y-según mis propios criterios- riguroso.No puede sorprender a nadie, ya que setrataba de una época en la que formabaun repertorio y en la que lela por primeravez una gran cantidad de obras nuevas.Para actualizar las cosas, digamosque hoy (deberla decir que a lo largo detoda mi vida profesional) no trabajo en elpiano si no considero que es absolutamentenecesario, y con el único propósitode consolidar una concepción ya elaboradade la partitura; jamás con el fin deestar en contacto con el instrumento comotal. Puedo dar un ejemplo: la grabaciónmás reciente que he hecho es la delas cuatro Baladas de Brahms en NuevaYork hace tres semanas. Nunca las habíatocado antes, ni tampocodescifrado ni escuchado (aexcepción de la primera,que muchos de mis com-~ , -. .paneros de Conservato noestudiaban), antes de decidirmea grabarlas. Lo queesto revela con relación al sírepertorio pianístico queinterpreto, debe juzgarlousted.Esta decisión la toméunos dos meses antes dela grabación, y durante lasseis semanas que siguieronestudié la partitura a ratosy elaboré una concepciónmuy clara de cómo quenaabordar esas piezas. La últimame pareció especialmentedifícil de tratar. Es asu modo admirablemente bella, casi unhimno, / lo que me hizo amarla fue quese trataba de una de esas raras obras deBrahms en las que deja a su imaginación-una especie de ola de conscienciapredominarsobre su sentido del diseñoy de la arquitectura. Pera es tambiénpor esta razón por la que es difícil detocar. A pesar de todo, terminé por encontrarun tempo aceptable que conferíauna unidad a todos los episodios.Pero por lo que concernía a tocarlas,fue sólo en las dos últimas semanas anterioresa la grabación cuando me sentéal piano, al contrario de como hacía deniño. Creo estar capacitado para decircon cierta exactitud cuánto tempo estuveante el instrumento porque hacealgunos años adquirí la costumbre decronometrar los minutos que pasabasentado en tal actrtud para evitar propasarmeinútilmente. Sea como fuere, enesta ocasión vine a estar, como acostumbrabaantes de las sesiones de grabación,en tomo a una hora diaria. Algúndía dupliqué la dosis por una u Otrarazón, por ejemplo, porque una vez tuveque ausentarme para hacer un montaje.Siempre, durante esa hora, podíatocar dos veces las Baladas de principioa fin —duran en conjunto aproximadamenteuna media hora- y reflexionarsobre las modificaciones conceptualesque deseaba hacer.A pesar de esto, las modificacionesestaban ya consolidadas, inútil es precisarlo,por el hecho de que ya las habíadesarrollado docenas de veces en micabeza mientras conducía el coche, odirigiéndolas mentalmente en mi estudio.Esa es en realidad la manera enque, durante casi todo el tiempo, teniayo de trabajarías. En todo caso, hace /atres semanas que la grabación terminó yno he vuelto a tocar una tecla desdeentonces. Ahora me dedico al montaje,a las mezclas, a cuestiones extra- pian Esticascuando no extra-musicales, y notengo pensado grabar nada nuevo hastadentro de unos dos meses -posiblementelas dos Rapsodias, asimismo deBrahms-. A su debido tiempo, el procesose pondrá en marcha, y de nuevo,durante las dos semanas anteriores a lagrabación, volveré a hacer incursionescotidianas de una hora al piano.D.D.-¿Se da usted cuenta de que todoesto parece poco creíble?G.G.-Parece que es contrario a la experienciahabitual, pero es así.D.D.-Y cuando, después de seis u ochosemanas, vuelve usted al instrumento, ¿notiene la impresión de que los dedos se niegana colaborar y de que son necesoriosunos cuantos dios para restablecer la coordinacióndeseada?G.G.-AI contrario, cuando vuelvo alpiano después de un lapso prolongadode tempo, toco sin duda mejor que encualquier otro momento, en el sentidopuramente físico del término, porque laimagen mental que gobierna lo que hagoestá en su punto más alto y más preciso,porque no ha sido confrontada con elpiano y, por tanto, no ha sido aún perturbadaen la pureza de su concepción,en su relación ideal con el piano,Puedo proponerle una ilustración a todoesto. Cuando tengo que grabar, meabstengo voluruanamente de todo contactocon el piano durante al menos cuarentay ocho horas antes de las primerassesiones, y cuando llego al estudio no tocojamás una tecla hasta que los ingenierosno están preparados y el directoranuncia: "Primera toma". Hay, por supuesto,excepciones a todo esto, si, porejemplo, el piano ha estado sometido aalguna cirugía reparadora y es necesarioverificar qué es lo que ha sido modificadopara obrar en consecuencia. Pero, si no,me mantengo alejado del piano; así resultaque la primera toma es amenudo la mejor, pues esel momento en que la imagenmental es más pura, estámenos sujeta a las contradiccionesde la realidadde un instrumento mal reglado.D.D.-Pero esto suponeuna concepción muy específicay muy segura de lo queimplica el hecho de tocar elpiano,G.G.-Absolutamente.Esto supone que, en un•'V momento dado, se llega~ V. justo a las coordenadas que!^¿ entran en juego, que estabancongeladas y almacenafOTO-SONY ^as ^e ta 'mo^° 9 ue no-importa en qué ocasión,pueden volver a salir a la luz. Esto quieredecir, a fin de cuentas, que no es con losdedos sino con el cerebro con lo que setoca un piano. Esto que digo quizá tengala apariencia de un cliché tremendamentefácil y estereotipado; es sin embargo lapura verdad. Si usted tiene una ¡dea perfectamenteclara de lo que quiere hacer,no hay razón alguna para que tenga necesidadde acomodar esa idea. Si no esese el caso, todos los estudios de Czemyy todos los ejercicios de Hanon del mundono le servirán jamás de ayuda.David DubatTraducción: Ana MaceoSCHERZO 43

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