cuanto que no sólo se ven con las pasiones <strong>de</strong>l apetito concupiscible<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas y privados <strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong> la razón, sino que ni siquieracuentan con la ayuda <strong>de</strong> la pasión laudable <strong>de</strong> la vergüenza paradisponerse a la virtud. Se compren<strong>de</strong> ahora mejor la afirmación inicial<strong>de</strong> que la vergüenza no es parte <strong>de</strong> la templanza como si entrara aformar parte <strong>de</strong> la esencia <strong>de</strong> la misma, sino como algo quepredispone a ella. Por eso “la vergüenza pone los primeros cimientos<strong>de</strong> la templanza, en cuanto que inculca el horror a lo torpe” 40 .Por eso la vergüenza es capital en la educación <strong>de</strong> la virtud <strong>de</strong> latemplanza. Saber inculcarla, como reacción pasional a<strong>de</strong>cuada a larealidad <strong>de</strong> los actos torpes, es un “seguro <strong>de</strong> vida” para la vidamoral: lo que no alcance a evitar una todavía imperfecta virtud <strong>de</strong> latemplanza, que al menos lo dificulte la pasión <strong>de</strong> la vergüenza.Resulta enormemente ingenuo y temerario rechazar el honor (el “quedirán”, lo llaman equivocadamente algunos), so capa <strong>de</strong> una malentendida “autenticidad” que preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>sligarse <strong>de</strong> toda opiniónajena. Esta conducta, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> acabar en el más absolutopermisivismo ético, anula <strong>de</strong> raíz una <strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> latemplanza, la vergüenza, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se ve bien a las claras cuálesserán sus consecuencias. Y, a<strong>de</strong>más, no tiene nada <strong>de</strong> “autenticidad”humana, si acaso “animalesca”. Lo auténticamente humano es,también, la racionalidad y, por tanto, la sociabilidad, con todas susconsecuencias.El pudorPor otra parte, la vergüenza guarda una relación especialísimacon lo que conocemos con el nombre <strong>de</strong> pudor 41 . En un sentidoestrecho <strong>de</strong>l término, el pudor no es sino la vergüenza aplicada a unamateria más reducida, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la templanza: la constituida por losactos venéreos y sus signos externos. Por eso, quien pier<strong>de</strong> el pudormanifiesta un profundo <strong>de</strong>terioro moral, pues carece <strong>de</strong> vergüenza,condición necesaria <strong>de</strong> la templanza.En cualquier caso, el Aquinate afirma que “el pudor se ocupa <strong>de</strong>aquellas materias <strong>de</strong> las que más se avergüenzan los hombres” 42 ,como son los actos venéreos, incluso –y esto es clave- cuando éstosson or<strong>de</strong>nados por la razón y, por tanto, virtuosos. Es <strong>de</strong>cir, paraSanto Tomás, “el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la razón <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo sexual no significaque haya <strong>de</strong> arrancarse <strong>de</strong> la púdica reserva una cosa (el acto sexual)que cierto sentido natural <strong>de</strong> vergüenza y <strong>de</strong>cencia escondió en elsilencio y ro<strong>de</strong>ó <strong>de</strong> penumbra para protegerlo contra la luz artificial ehiriente <strong>de</strong> un saber <strong>de</strong>sconsi<strong>de</strong>rado y ligero” 43 . El motivo <strong>de</strong> esesentido natural <strong>de</strong> vergüenza es que, en estos actos, “el movimiento10
<strong>de</strong> los órganos genitales no está sujeto al imperio <strong>de</strong> la razón, comolo está el <strong>de</strong> los otros órganos externos” 44 , y que esos actos “son losque más obnubilan la razón” 45 . El hombre no quiere exponerse a lamirada <strong>de</strong> la razón ajena, cuando él mismo se entrega a otrapersona, en un contexto <strong>de</strong> amor e intimidad, sin la propia vigilanciaracional, incluso aunque sea <strong>de</strong> manera or<strong>de</strong>nada y virtuosa. Por elloreacciona con pudor, cuya misión es “vigilar para que ese silencio <strong>de</strong>lque hemos hablado, no sea profanado por los asaltos <strong>de</strong> la vergüenzao por el atrevimiento <strong>de</strong> una razón mal entendida. Y esto entratambién, claro, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la razón” 46 .Pero el hombre siente vergüenza no sólo <strong>de</strong> la unión venérea,sino <strong>de</strong> sus signos: excitaciones, miradas, besos y tocamientos, eincluso <strong>de</strong> la pública exposición <strong>de</strong> su cuerpo. Y así, el pudor seextien<strong>de</strong> también a esos actos y movimientos, que no convieneexpresar ante extraños, porque no se dirigen a ellos. Al sentir laspretensiones <strong>de</strong> su fisiología, el ser humano reacciona con vergüenza,y compren<strong>de</strong> que es a él a quien correspon<strong>de</strong> gobernar su propiaimpulsividad sexual, entregándose a quien elija libremente, y sólo aesa persona. “Por ello, el pudor se presenta como una afirmación <strong>de</strong>la propia subjetividad y <strong>de</strong> la diferencia <strong>de</strong> lo específicamentehumano con respecto a la naturaleza inferior” 47 .Aún más, el pudor es un sentimiento característico <strong>de</strong> la personay, por eso, se extien<strong>de</strong> “tanto la dimensión instintivo-sensual <strong>de</strong> lasexualidad como la dimensión afectivo-psicológica: tenemosvergüenza <strong>de</strong> que aparezcan nuestras reacciones sensuales, comotenemos también vergüenza <strong>de</strong> que aparezcan nuestras reaccionesafectivas; ten<strong>de</strong>mos por ello a ocultarlas” 48 . El motivo es que tanto laimpulsividad <strong>de</strong>l instinto como la obsesión que implica el sentimiento,fuera <strong>de</strong>l contexto <strong>de</strong> la comunión interpersonal propia <strong>de</strong>lmatrimonio, fijan la intencionalidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo en una orientación quepue<strong>de</strong> ser contraria a otras dimensiones <strong>de</strong> la persona. “La vergüenzase constituye, entonces, como una respuesta originaria ante unareacción sexual que consi<strong>de</strong>ra el cuerpo como mero objeto <strong>de</strong> placero los valores afectivos, como mera posibilidad <strong>de</strong> complacencia. Lavergüenza ante esta reacción hace que la persona tienda a impediresta unilateralidad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, protegiéndose” 49 . Y la manera <strong>de</strong>protegerse será, precisamente, velando con pudor lasmanifestaciones <strong>de</strong> sus valores sexuales o <strong>de</strong> sus vivencias afectivas.Por eso, el pudor está en el centro <strong>de</strong> la relación interpersonalentre hombre y mujer, garantizando el respeto <strong>de</strong> la subjetividad <strong>de</strong>ambos. Requiere un conocimiento mínimo <strong>de</strong>l modo como el otro, ensu masculinidad o feminidad, reacciona ante los valores sexuales oafectivos propios, para po<strong>de</strong>r velar estos valores convenientemente.En este sentido, el pudor conlleva en sí mismo una dimensión cultural11
- Page 1 and 2: LAS PARTES DE LA TEMPLANZASEGÚN SA
- Page 3 and 4: El presente trabajo tiene por objet
- Page 5 and 6: Son las que recogen la materia secu
- Page 7 and 8: virtud, sino que se da principalmen
- Page 9: consideran viciosas, bien en cuanto
- Page 13 and 14: propio del hombre ser sorprendido p
- Page 15 and 16: esencialmente útil si va contra la
- Page 17 and 18: esfera afectiva, es decir, el pelig
- Page 19 and 20: en cuanto que, de acuerdo con la ra
- Page 21 and 22: La palabra sobriedad deriva de medi
- Page 23 and 24: logra así la complementariedad cor
- Page 25 and 26: sentenció San Agustín: la castida
- Page 27 and 28: claro el aspecto de injusticia, tam
- Page 29 and 30: los ve más que como objetos de pla
- Page 31 and 32: a) Primera serie: movimientos y act
- Page 33 and 34: expresa una situación pasajera, ti
- Page 35 and 36: perfección original del hombre, la
- Page 37 and 38: En cierto modo, puede que no parezc
- Page 39 and 40: error y la debilidad propios, y se
- Page 41 and 42: cabría incluirla en la segunda ser
- Page 43 and 44: una templanza en asuntos menos dif
- Page 45 and 46: verdad, en sí mismo, estuviera des
- Page 47 and 48: sonido original sobre cualquier cos
- Page 49 and 50: espiritual se restaura mediante el
- Page 51 and 52: Andrónico, Santo Tomás cita respe
- Page 53 and 54: libertad cuando se sabe ir más all
- Page 55 and 56: quien así actúa es consciente de
- Page 57 and 58: 61 S. Th., II-II q145 a1 co. Convie
- Page 59 and 60: 97 S. Th., II-II q146 a1 ad4.98 Est
- Page 61 and 62:
de la persona que se entrega del to
- Page 63 and 64:
que simples objetos como consecuenc
- Page 65 and 66:
197 S. Th., II-II q142 a2 co. Un po
- Page 67 and 68:
251 In Eth., IV, 13.252 PIEPER, J.,
- Page 69 and 70:
292 S. Th., II-II q168 a2 co.293 Cf