objeto. Se da en él, por tanto, una certeza existencial: el que tienevergüenza está convencido <strong>de</strong> que la situación es bochornosa; y unmotivo para actuar <strong>de</strong> un modo a<strong>de</strong>cuado: evitar la situación,ocultarse, etc. Pero ambas, certeza y motivo, no tienen por qué serracionales, pues “para que lo fueran, tendrían que tener en cuenta elbien, es <strong>de</strong>cir, la situación real <strong>de</strong> la persona, lo cual es imposible,pues las emociones no son capaces <strong>de</strong> trascen<strong>de</strong>rse. A la razónincumbe, por tanto, examinar lo que haya <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuado en la certezay los motivos –contenidos <strong>de</strong> la emoción-, y en la acción a la que laemoción impulsa” 87 . Para ello es preciso, en primer lugar, interiorizarla emoción, esto es, poner el acaecer emotivo en relación con el yo.En segundo lugar, juzgar si la situación en que emocionalmente seencuentra correspon<strong>de</strong> o no a la situación verda<strong>de</strong>ra, valorando nosólo si la emoción es a<strong>de</strong>cuada (conformidad con la realidad), sino silo es el modo <strong>de</strong> experimentarla (proporción 88 ). Por último, es precisovalorar las acciones a las que impulsan las emociones. De estemodo, a través <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> la razón, y <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s que <strong>de</strong> éste<strong>de</strong>rivan, la persona logra educar la propia afectividad.Así pues, es preciso educar a los sentimientos, buscando suconformidad y proporción con la realidad, percibida por la razón. Deeste modo, mediante esta integración en el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la razón, lossentimientos pasan a <strong>de</strong>sempeñar una función cognitiva: gracias a laconnaturalizad afectiva, muestran el bien conforme a la razón aquí yahora, y dirigen al hombre hacia él con espontaneidad y seguridad. Yasí se convierten en principios <strong>de</strong> la acción. Los sentimientos son, eneste sentido, programas <strong>de</strong> reacción automática 89 . Y esto es yaverda<strong>de</strong>ra virtud moral.3. Partes subjetivas: abstinencia, sobriedad y castidad.Como ya anunciamos, tres son las partes subjetivas <strong>de</strong> latemplanza para Santo Tomás, según distingamos entre las diversasmaterias principales a las que se aplica la razón formal <strong>de</strong> latemplanza: los apetitos <strong>de</strong> la comida para la abstinencia, los <strong>de</strong> labebida para la sobriedad, y el apetito sexual para la castidad.a) La abstinenciaSe habla <strong>de</strong> la abstinencia como virtud, no en cuanto a lasustracción total <strong>de</strong> alimento 90 , <strong>de</strong> por sí indiferente éticamente, sino18
en cuanto que, <strong>de</strong> acuerdo con la razón, lleva al hombre a“abstenerse <strong>de</strong>l alimento en la medida <strong>de</strong> lo conveniente, conforme alas exigencias <strong>de</strong> los hombres con los que vive y <strong>de</strong> su propiapersona, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la necesidad <strong>de</strong> su salud” 91 . En esta <strong>de</strong>finicióninteresa resaltar algo que el propio Santo Tomás explica en unacuestión anterior 92 : que la regla <strong>de</strong> la templanza incluye, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>la conservación <strong>de</strong> la vida, las necesida<strong>de</strong>s más perentorias <strong>de</strong> lamisma, como son la vida social y el estado en que nosencontramos 93 .Santo Tomás cita a Macrobio como autoridad a la hora <strong>de</strong> incluirla abstinencia como parte especial <strong>de</strong> la templanza 94 , pero tambiénllega a esta conclusión partiendo <strong>de</strong> premisas básicas <strong>de</strong> su propiadoctrina sobre la virtud. En efecto, puesto que la virtud moral guardael bien <strong>de</strong> la razón contra los ataques <strong>de</strong> las pasiones, “don<strong>de</strong>quieraque haya una razón especial por la que una pasión aparte <strong>de</strong>l bien <strong>de</strong>la razón, allí <strong>de</strong>be existir una virtud especial. Ahora bien: los placeres<strong>de</strong> los alimentos pue<strong>de</strong>n apartar al hombre <strong>de</strong>l bien <strong>de</strong> la razón <strong>de</strong> undoble modo: bien por la fuerza <strong>de</strong> los placeres o bien por la necesidad<strong>de</strong> los alimentos, puesto que el hombre los necesita para conservarsu vida, que es el objeto más <strong>de</strong>seado por él. Por consiguiente, laabstinencia es una virtud especial” 95 .Santo Tomás recoge una cita <strong>de</strong> San Agustín que tiene graninterés: “en or<strong>de</strong>n a la virtud, no importa en modo alguno quéalimentos o qué cantidad se toma (mientras se haga en conformidadcon el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la razón bajo la regla <strong>de</strong> la templanza), sino con quéfacilidad y serenidad <strong>de</strong> ánimo sabe el hombre privarse <strong>de</strong> elloscuando es conveniente o necesario” 96 . Conveniencia o necesidad quecorrespon<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar a la razón. Por eso, es la recta razón la quenos manda practicar la abstinencia, “con alegría <strong>de</strong> espíritu y por unmotivo conveniente” 97 , mo<strong>de</strong>rando el apetito <strong>de</strong> comer. Y a<strong>de</strong>más, larazón mo<strong>de</strong>ra este apetito <strong>de</strong> comer “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro” <strong>de</strong>l propioapetito, que, en el hombre virtuoso, no <strong>de</strong>sea <strong>de</strong>leitarse con lacomida que le resulta superflua, bien porque no sea necesaria oporque no sea conveniente. Es <strong>de</strong>cir, la verda<strong>de</strong>ra abstinencia no esun mero “contenerse”, sino una transformación <strong>de</strong>l “<strong>de</strong>seo” mismo,<strong>de</strong>l apetito, para que no pida lo que no necesita o no le conviene.Sobre el ayuno voluntario, hay motivos por los que la razónpue<strong>de</strong> aconsejar al hombre tomar una menor cantidad <strong>de</strong> alimentos.Santo Tomás cita los siguientes: evitar una enfermedad, realizar conmás agilidad unos ejercicios corporales, evitar males espirituales oconseguir bienes espirituales 98 . Pero, aclara, supuesto siempre que“la razón no quita el alimento en tal cantidad que no se atienda laconservación <strong>de</strong> la naturaleza ”99 , o “que el hombre se vuelva incapaz<strong>de</strong> llevar a cabo ciertas obras” 100 que manifiestan la dignidad <strong>de</strong> su19
- Page 1 and 2: LAS PARTES DE LA TEMPLANZASEGÚN SA
- Page 3 and 4: El presente trabajo tiene por objet
- Page 5 and 6: Son las que recogen la materia secu
- Page 7 and 8: virtud, sino que se da principalmen
- Page 9 and 10: consideran viciosas, bien en cuanto
- Page 11 and 12: de los órganos genitales no está
- Page 13 and 14: propio del hombre ser sorprendido p
- Page 15 and 16: esencialmente útil si va contra la
- Page 17: esfera afectiva, es decir, el pelig
- Page 21 and 22: La palabra sobriedad deriva de medi
- Page 23 and 24: logra así la complementariedad cor
- Page 25 and 26: sentenció San Agustín: la castida
- Page 27 and 28: claro el aspecto de injusticia, tam
- Page 29 and 30: los ve más que como objetos de pla
- Page 31 and 32: a) Primera serie: movimientos y act
- Page 33 and 34: expresa una situación pasajera, ti
- Page 35 and 36: perfección original del hombre, la
- Page 37 and 38: En cierto modo, puede que no parezc
- Page 39 and 40: error y la debilidad propios, y se
- Page 41 and 42: cabría incluirla en la segunda ser
- Page 43 and 44: una templanza en asuntos menos dif
- Page 45 and 46: verdad, en sí mismo, estuviera des
- Page 47 and 48: sonido original sobre cualquier cos
- Page 49 and 50: espiritual se restaura mediante el
- Page 51 and 52: Andrónico, Santo Tomás cita respe
- Page 53 and 54: libertad cuando se sabe ir más all
- Page 55 and 56: quien así actúa es consciente de
- Page 57 and 58: 61 S. Th., II-II q145 a1 co. Convie
- Page 59 and 60: 97 S. Th., II-II q146 a1 ad4.98 Est
- Page 61 and 62: de la persona que se entrega del to
- Page 63 and 64: que simples objetos como consecuenc
- Page 65 and 66: 197 S. Th., II-II q142 a2 co. Un po
- Page 67 and 68: 251 In Eth., IV, 13.252 PIEPER, J.,
- Page 69 and 70:
292 S. Th., II-II q168 a2 co.293 Cf