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LA TEMPLANZA - Universidad de Navarra

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personas que correspon<strong>de</strong> y sin salirse <strong>de</strong> la medida media, porquese enoja cómo, cuánto y sólo el tiempo que correspon<strong>de</strong>” 251 .La ira es buena cuando se echa mano <strong>de</strong> ella, según el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>la razón, para que sirva al fin <strong>de</strong>l hombre; lo mismo que es más <strong>de</strong>alabar la persona que hace el bien con toda la carga emocional <strong>de</strong>que es capaz, que aquella otra que no pone a disposición todas lasenergías <strong>de</strong> que dispone su mundo sensible. Y precisamente en lacapacidad <strong>de</strong> irritarse es don<strong>de</strong> mejor se manifiesta la energía <strong>de</strong> lanaturaleza humana. “La ira va dirigida a objetivos difíciles <strong>de</strong>alcanzar, hacia aquello que se resiste a los intentos fáciles; es laenergía que hace acto <strong>de</strong> presencia cuando hay que conquistar unbien que no se rin<strong>de</strong>, bonum arduum” 252 . Ni siquiera el efectocegador <strong>de</strong> la ira ha <strong>de</strong> conducirnos a tacharla como necesariamenteviciosa, puesto que “no es contra la razón el que ésta suspenda susfunciones mientras se pone en práctica lo que ella ya tieneregulado” 253 .Por tanto, la mansedumbre como virtud presupone la pasión <strong>de</strong>la ira, y significa mo<strong>de</strong>rar esa pasión, no el <strong>de</strong>bilitarla ni extirparla.“La falta <strong>de</strong> sexualidad no es castidad; y la falta <strong>de</strong> capacidad parairritarse no tiene lo más mínimo que ver con la mansedumbre” 254 . Esosí, el exceso <strong>de</strong> ira se opone más a las mansedumbre que la<strong>de</strong>ficiencia <strong>de</strong> ira 255 .En cuanto a la crueldad, que se opone a la clemencia, consisteen “cierta atrocidad <strong>de</strong> espíritu en exigir las penas”, como diceSéneca, y recoge Santo Tomás 256 . Es <strong>de</strong>cir, se tiene en cuenta laculpa <strong>de</strong>l castigado, pero se exce<strong>de</strong> en el modo <strong>de</strong> castigar, comoexigiría el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la razón. Peor aún, y distinto, es el vicio queSanto Tomás llama sevicia o fiereza, por el cual se imponen penas sinni siquiera tener en cuenta la culpa <strong>de</strong>l castigado, sino por <strong>de</strong>leitarseen el sufrimiento <strong>de</strong> los hombres. “Tal <strong>de</strong>leite no es humano, sinopropio <strong>de</strong> los animales y originado por una mala costumbre o por lacorrupción <strong>de</strong> la naturaleza, como los <strong>de</strong>más sentimientosbestiales” 257 .b) Segunda serie: movimientos y actos externos. Lamo<strong>de</strong>stiaSe recordará que esta segunda serie <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>ra losmovimientos externos y actos corporales. Toda esta materia cae<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una virtud, la mo<strong>de</strong>stia, que tomada en general, inclina amo<strong>de</strong>rar el apetito concupiscible (y también el irascible) en aquellaspasiones que no son tan vehementes como las <strong>de</strong>lectaciones <strong>de</strong>ltacto, y que se manifiestan en actos externos 258 . Se trata pues <strong>de</strong>42

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