Putin, Merkel, Hollande y Poroshenko. Reunión en MinskAP photo / Alexander ZemlianichenkotreguaUnacon alfileresHace un año Ucrania soñaba con sumarse a la UniónEuropea. Hoy, después de 6 mil muertos y más de unmillón de desplazados, enfrenta una de sus peorescrisis en los últimos 30 años: Padece una guerra separatistaenormemente compleja y en la que EstadosUnidos, Europa y Rusia mueven sus propias piezas. Enun clima de brutalidad y mentira –fomentado tanto porKiev como por los rebeldes–, los ucranianos intentanfortalecer una frágil tregua en la que pocos confían.PATRICIA LEE WYNNEAcomienzos de febrero, a las8:15 de la mañana, una bombacayó en el puesto de enfermeríadonde trabaja Irina, enel centro de la ciudad de Donetsk.Murió el chofer y el médicoquedó mal herido. Una semana anteshabía caído una bomba en la paradadel trolebús cercana a su casa. El artefactomató a 13 personas.En el otro extremo de Ucrania, todoslos habitantes de una aldea alquilarondos autobuses y cruzaron la frontera haciaRusia para evitar el llamado a filas realizadoen enero por el gobierno de PetroPoroshenko.Estas son las imágenes característicasde la Ucrania de hoy, al cumplirse, el22 de febrero, un año de la caída del presidenteVíctor Yanukovich. Hasta la fechase cuentan casi 6 mil muertos y 1 millón500 mil desplazados en la guerra que enfrentaal gobierno de Poroshenko con lasautoproclamadas repúblicas populares deDonetsk y Lugansk, en la cual Kiev estásufriendo graves reveses militares.Tras algunos meses de calma despuésdel cese al fuego pactado en Minsk en septiembrede 2014, los combates se recrudecieroneste año. El 22 de enero, después de242 días de batalla, el aeropuerto de Do-52 <strong>1998</strong> / 15 DE FEBRERO DE 2015
INTERNACIONAL /UCRANIAnetsk, que se había convertido en un símbolopara el gobierno de Kiev, cayó en manosrebeldes, lo que marcó un quiebre enel curso de la guerra. Las fuerzas independentistasrecuperaron cerca de 600 kilómetroscuadrados, cercaron a miles de soldadosucranianos en la “olla” de Debaltsevo, yfortalecieron su avance hacia el estratégicopuerto de Mariupol en el mar de Azov, con500 mil habitantes.Alarmados por esta perspectiva, el 12de febrero y tras extenuantes 17 horas dereunión en Minsk, Bielorrusia, los líderes deAlemania, Francia, Ucrania y Rusia llegarona un frágil acuerdo: nuevo cese al fuego apartir del 15 de febrero y retiro de armamentopesado a lo largo de la línea del frente,pero no se acordó nada sobre la autonomíaexigida por las regiones rebeldes.FracturaLa caída de Yanukovich –tras cuatro mesesde manifestaciones en la plaza Maidáncontra la suspensión de la firma deltratado de asociación con la Unión Europea–abrió una crisis política que fracturóal país en dos. El nuevo gobierno, surgidocon el apoyo de las regiones proeuropeas,no incluyó a un solo representante de laregión oriental rusoparlante, la principalzona industrial del país, y propuso, comouna de sus primeras iniciativas, prohibirel ruso como segunda lengua.Esta fractura llevó al estallido de protestas“anti Maidán” en las regiones deLugansk y Donetsk. El 16 de marzo, la estratégicaRepública Autónoma de Crimeaaprobó unirse a la Federación Rusa medianteun referéndum.En abril, el nuevo gobierno de Kiev inicióla Operación Antiterrorista, enviandoal ejército a reprimir las protestas en el este,pero los soldados del ejército regular senegaron a disparar contra la población. Elgobierno decidió crear fuerzas paramilitaresprivadas, cuya columna vertebral fueronlos activistas del Sector de Derecha yde Svoboda, dos organizaciones nacionalistasque se hicieron fuertes en la PlazaMaidán.El 2 de mayo, en Odessa, cerca de 50personas murieron quemadas vivas en laCasa de los Sindicatos, por obra de las fuerzasde derecha, lo que generó una oleadade indignación en las regiones prorrusas.Esto llevó, el 11 de mayo, al triunfo masivode los referéndum a favor de la independenciaen Donetsk y Lugansk, resultadosque no fueron reconocidos por Kiev.El 25 de mayo, Poroshenko fue electopresidente de Ucrania, pero los comiciosno pudieron celebrarse en buena parte delas dos regiones mencionadas. El mandatarioelecto prometió negociar, pero al díasiguiente, en lugar de aceptar las demandasde mayor autonomía, las fuerzas ucranianasbombardearon el aeropuerto deDonetsk –iniciando la batalla de 242 díasque acaba de terminar– y lanzaron unaofensiva pacificadora utilizando aviación yartillería pesada contra poblaciones civiles.Los rebeldes, atacados en sus ciudadesy pueblos, respondieron derribando losaviones y helicópteros del ejército ucranianoenviados a reprimir. En medio de estoscombates, el 17 de julio, un avión de MalaysiaAirlines fue derribado sobre Donetsk,matando a 298 personas.En agosto, las fuerzas rebeldes hicieronretroceder la “operación antiterrorista”de Kiev, cercando a miles de soldadosucranianos en Ilovaisk. Esta derrota cambióel rumbo del enfrentamiento. En septiembrese firmó en Minsk el cese al fuego,en el cual se establecía la adopción deuna ley de autonomía temporal para laspartes de Lugansk y Donetsk en controlde los rebeldes, liberación de los detenidos,amnistía, elecciones regionales, ayudaeconómica para la reconstrucción delos pueblos y la delimitación de una zonade seguridad de 30 kilómetros.La normalidad pareció volver a Donetsky Lugansk, pero tras unas semanasde relativa calma, el cerco volvió a cerrarse.Kiev reanudó los ataques con artilleríapesada, tanques y bombarderos. HumanRights Watch denunció que el 2 y el 5 deoctubre, bombas de racimo, prohibidas internacionalmente,estallaron en el centrode Donetsk.El 2 de noviembre se realizaron las eleccionesen las dos repúblicas autoproclamadas,pero Kiev no las reconoció. Por elcontrario, ordenó el cierre de todas las institucionesgubernamentales y servicios bancariosy todo envío de dinero estatal, incluyendolas jubilaciones y los salarios de losmédicos, colocando a Donetsk y Lugansken una situación calamitosa, sin agua, luz,medicinas, hospitales, provisiones ni dinero,en pleno invierno.La ONG Médicos sin Fronteras denuncióque “desde noviembre, una serie demedidas tomadas por el gobierno ucranianoha aislado totalmente a los civilesque viven en las áreas controladas por losrebeldes”. Se exigen permisos para salir oingresar de las zonas en conflicto, que sóloson emitidos en territorio controladopor Kiev. Los interesados tienen que viajarhasta el primer puesto de control ucraniano,entregar su solicitud a los soldados,que sólo aceptan algunas por hora, obligandoa la gente a esperar largas jornadasen el crudo invierno, para volver 10 díasdespués con el fin de averiguar si les dieronpermiso.“Los médicos caminan más de una horahasta su trabajo a falta de dinero para eltransporte, porque no les han pagado desdehace más de seis meses. La gente noha recibido sus jubilaciones desde hacemedio año. No hay dinero, ninguna fábricafunciona”, declaró Emile Rouvroy, coordinadorde Médicos sin Fronteras en Lugansk,al diario inglés The Guardian el 26de enero.Denis Krivosheev, director de Europay Asia Central de Amnistía Internacional,denunció en diciembre que “la situacióndeses perante en el este de Ucrania se agravaporque los batallones de voluntarios alservicio de Kiev impiden el ingreso de alimentosy medicinas. Estos batallones actúancomo bandas de renegados que debenser puestos bajo control. Negar comida a lagente atrapada en un conflicto está en contrade las leyes internacionales y sus culpablesdeben rendir cuentas”, dijo.En enero, los ataques con misiles Grady artillería a centros urbanos dejaron 341víctimas, la mayoría civiles. Según HumanRights Watch. Estos ataques fueron cometidostanto por las fuerzas de Kiev comopor los insurgentes.Pero el resultado de la presión de Kievfue el opuesto al esperado: los rebeldes ganaronel control del aeropuerto de Donetsky cercaron a miles de soldados ucranianosen Debaltsevo, dos localidades que, segúnlos acuerdos de Minsk, debían haber pasadoal mando de las repúblicas populares.Guerra “proxy”El conflicto en Ucrania no es una guerra deejército contra ejército sino lo que los especialistasllaman una “guerra proxy”, esdecir, cuando dos o más potencias utilizana terceros como sustitutos. Si bien Poroshenkodenunció la presencia de 9 mil soldadosrusos, el embajador de Estados Unidosante la OTAN lo contradijo al afirmar, el4 de febrero: “No vemos ninguna intervencióndirecta inminente”. Admitió que haysoldados rusos “operando los equipos mássofisticados entregados a los separatistas,(pero) no creemos que tengan un controlabsoluto sobre el movimiento”. El jefe delEstado Mayor Conjunto ucraniano, ViktorMuzhenko, reconoció que “tenemos (registrada)la participación de soldados rusos,pero no estamos combatiendo contra unidadesregulares rusas”, según un cable dela agencia Interfax del 29 de enero.El profesor Richard Sawka, de la Universidadde Kent, citado por The Guardianel 4 de febrero, criticó la asunción de que“la insurgencia es una criatura de la voluntadde Moscú, cuando en los hechoslos líderes locales han impulsado consistentementesus propios intereses, muchasveces en contra de los deseos de Moscú”.Rick Lyman, jefe de la oficina de The NewYork Times para Europa del Centro y del Este,escribió el 2 de febrero para ese periódicodesde el pueblo de Horlyvka destacandoel papel de la población local: Batya, elcomandante, tiene las uñas negras por 30<strong>1998</strong> / 15 DE FEBRERO DE 2015 53