+ Norberto Strotmann ¿Y, después de Aparecida, QUÉ?
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+ <strong>Norberto</strong> <strong>Strotmann</strong>: <strong>¿Y</strong>, <strong><strong>de</strong>spués</strong> <strong>de</strong> <strong>Aparecida</strong>, <strong>QUÉ</strong>?<br />
disminuyendo (en la misma o mayor proporción). Basta constatar el número <strong>de</strong> niños en<br />
edad escolar que no están bautizados, que en algunas diócesis urbano-marginales ya<br />
sobrepasa el 50%. Entonces, por un lado, estamos con una Iglesia que estructuralmente no<br />
está en capacidad <strong>de</strong> satisfacer las necesida<strong>de</strong>s religiosas y sacramentales <strong>de</strong> su feligresía<br />
y, por otro lado, estamos frente a una sociedad que ya no ayuda a socializar cristianamente<br />
a sus futuros ciudadanos.<br />
3. A parte, todos los grupos no católicos en América Latina han logrado un crecimiento<br />
sostenido en los últimos 50 años, sobre todo, a partir <strong>de</strong>l año 80, lo que indicaría<br />
claramente que no es que la gente sea menos religiosa o crea menos en Dios, sino que<br />
participa menos <strong>de</strong> la Iglesia Católica y más <strong>de</strong> las otras Iglesias y Movimientos Religiosos.<br />
Actualmente, al menos el 15% <strong>de</strong> latinoamericanos ya se <strong>de</strong>fine como miembro <strong>de</strong> una<br />
institución religiosa no católica. En forma cautelosa po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir: ‘El’ problema<br />
latinoamericano, no es solamente o tanto el ‘religioso’, sino el ‘eclesial’; es <strong>de</strong>cir, el<br />
problema no es tanto <strong>de</strong> ‘<strong>de</strong>manda religiosa’ (también lo es), sino más bien <strong>de</strong> ‘oferta<br />
eclesial’.<br />
Miremos ahora hacia el futuro:<br />
1. Una cosa es la constatación <strong>de</strong> las ten<strong>de</strong>ncias sociales y porcentuales en el tema<br />
religioso en el pasado y en el presente <strong>de</strong> América Latina, y otra cosa es la prognosis que<br />
po<strong>de</strong>mos hacer <strong>de</strong> esta realidad. El problema es que la institución católica ni siquiera se da<br />
cuenta <strong>de</strong> cual es y cuanto ha disminuido su efectiva llegada a la feligresía, y menos se<br />
preocupa por analizar los escenarios futuros en el mediano y largo plazo. A diferencia <strong>de</strong><br />
toda la historia <strong>de</strong> la Iglesia, actualmente la Iglesia Católica latinoamericana se limita a<br />
lamentarse y criticar los cambios sociales y transformaciones religiosas en el subcontinente,<br />
pero no tiene la capacidad <strong>de</strong> ser forjadora <strong>de</strong> su propia realidad eclesial y<br />
religiosa, y menos aún <strong>de</strong> la realidad social y cultural <strong>de</strong> Latinoamérica. Antes la Iglesia<br />
era el motor <strong>de</strong> la historia, ahora se resigna a verla pasar a lo lejos con aires nostálgicos y<br />
con cierto engreimiento.<br />
2. En las próximas décadas, aparte <strong>de</strong> que va a seguir disminuyendo la llegada Católica<br />
y aumentando la <strong>de</strong> los otros grupos (hasta que lleguen a su punto <strong>de</strong> saturación), se<br />
vislumbra una fuerte pérdida <strong>de</strong>l sentido religioso (tradicional) y <strong>de</strong> la religiosidad<br />
cristiana en general. Este cambió religioso, se va a dar, <strong>de</strong>bido (sobre todo y aunque<br />
parezca paradójico), más que a razones estrictamente religiosas o eclesiales, a los<br />
profundos cambios sociales (<strong>de</strong> globalización, aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad social, aumento<br />
<strong>de</strong> sectores marginados social y culturalmente, mayorías discriminadas, hegemonía <strong>de</strong><br />
valores sociales estrictamente pragmáticos y cortoplacistas, etc.), que está atravesando<br />
nuestro continente, que no tiene un <strong>de</strong>rrotero valorativo <strong>de</strong>finido ni quien lo li<strong>de</strong>re (ni el<br />
Mercado ni el Estado están en capacidad <strong>de</strong> hacerlo, ¿lo podrá hacer la Iglesia?).<br />
3. Durante siglos, el pueblo latinoamericano ha sido profundamente religioso; siempre<br />
ha creído en Dios, en la Cruz, en los Santos, en los cerros, en los espíritus, en las piedras, o<br />
en lo que sea; pero siempre ha creído en algo, en una fuerza sobrenatural (<strong>de</strong> forma<br />
mayoritariamente cristiana, aunque muchas veces sincréticamente). Pero, a futuro, vemos<br />
que las nuevas generaciones ya no están recibiendo la herencia religiosa <strong>de</strong> sus padres ni<br />
están naciendo en una sociedad que ayu<strong>de</strong> a transmitir la religiosidad y que dé cabida y<br />
sustento a valores cristianos. 44<br />
44 Es discutible si esta mutación latinoamericana va un camino similar al ateismo y a la indiferencia religiosa <strong>de</strong> Europa; <strong>de</strong> todos<br />
modos, el camino latinoamericano será un camino sui generis.<br />
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