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Viene <strong>de</strong> página 5/<br />
He dicho que la recepción parcial<br />
<strong>de</strong>l Roque más creativo quizás fue<br />
el producto <strong>de</strong> lecturas hechas en un<br />
contexto <strong>de</strong> insurrección armada.<br />
Y he dicho “quizás” porque lo<br />
cierto es que, acabada la guerra,<br />
la mayoría <strong>de</strong> poetas salvadoreños<br />
siguió teniendo dificulta<strong>de</strong>s<br />
para interpretar al poeta y para<br />
apropiarse creativamente <strong>de</strong> su<br />
legado más complejo.<br />
Durante la guerra civil, en la<br />
década <strong>de</strong> los 80, se escribió y<br />
se leyó bajo unas circunstancias<br />
muy difíciles. La incorporación<br />
<strong>de</strong> muchos escritores a la lucha<br />
los confinó en las vivencias y<br />
las dinámicas i<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong>l<br />
conflicto. Eso medió la relación <strong>de</strong><br />
bastantes creadores con la literatura<br />
y sus posibles <strong>de</strong>stinatarios. En lo<br />
que se refiere al público lector, su<br />
relación con los textos también se<br />
vio condicionada por una situación<br />
dramática. Creadores y lectores<br />
se vieron atrapados en el más acá<br />
<strong>de</strong> una guerra y en las priorida<strong>de</strong>s<br />
éticas y las orientaciones <strong>de</strong> valor<br />
que ésta impuso al lenguaje y<br />
su interpretación. Poco se ha<br />
investigado el funcionamiento<br />
<strong>de</strong> la institucionalidad literaria a<br />
lo largo <strong>de</strong> ese período, pero es<br />
<strong>de</strong> suponer, como hipótesis, que<br />
estuvo sometida a presiones y que<br />
su condición quizás fue precaria.<br />
Una imagen i<strong>de</strong>alista <strong>de</strong> las<br />
influencias literarias invisibiliza<br />
el contexto en el que estas operan.<br />
La lectura parcial y simplificadora<br />
<strong>de</strong> Dalton que tuvo lugar en esa<br />
década remite a una circunstancia<br />
en la cual la comunicación política<br />
impuso la exigencia <strong>de</strong> la claridad<br />
retórica. Esa mirada selectiva<br />
que dominó el marco social y el<br />
horizonte <strong>de</strong> la época no cabría<br />
atribuírsela por entero a las i<strong>de</strong>as<br />
<strong>de</strong> Roque, salvo que uno pretenda<br />
mitificarlo.<br />
Algunos críticos han convertido<br />
a Dalton en una especie <strong>de</strong><br />
sinécdoque y han entendido que<br />
<strong>de</strong>jar atrás su obra era <strong>de</strong>jar atrás<br />
el contexto <strong>de</strong> aquella época,<br />
como si la obra <strong>de</strong>l poeta y el<br />
horizonte <strong>de</strong> los años 80 fuesen<br />
lo mismo. “Es cierto que una y<br />
otra guardan relación, pero no son<br />
equivalentes. No cabe confundir<br />
una circunstancia histórica con una<br />
obra literaria. Ese contexto que<br />
presuntamente fue dominado por la<br />
lírica <strong>de</strong> Roque fue el contexto que<br />
volvió difícil la socialización <strong>de</strong><br />
una lectura compleja <strong>de</strong> su obra”.<br />
He dicho que la recepción parcial<br />
<strong>de</strong>l Roque más creativo quizás fue<br />
el producto <strong>de</strong> lecturas hechas en<br />
una situación <strong>de</strong> levantamiento<br />
armado. Y he dicho “quizás”<br />
porque lo cierto es que, acabada<br />
la guerra, la mayoría <strong>de</strong> poetas<br />
6 TRESMIL Sábado <strong>30</strong> / enero / <strong>2016</strong><br />
salvadoreños siguió teniendo<br />
dificulta<strong>de</strong>s para interpretar al poeta<br />
y para apropiarse creativamente <strong>de</strong><br />
su legado más complejo.<br />
El mismo horizonte <strong>de</strong> los años<br />
80 –que presuntamente gobernó<br />
la lírica <strong>de</strong> Roque– impuso unas<br />
condiciones que dificultaron<br />
la socialización <strong>de</strong> una lectura<br />
compleja <strong>de</strong> su obra. Era <strong>de</strong> esperar<br />
que el cambio <strong>de</strong> circunstancias y<br />
perspectivas operado en la última<br />
década <strong>de</strong>l siglo XX facilitara una<br />
interpretación más profunda <strong>de</strong> la<br />
compleja trayectoria literaria <strong>de</strong>l<br />
poeta, pero no fue así, al menos<br />
en el mundo <strong>de</strong> la opinión pública<br />
literaria.<br />
Las complejida<strong>de</strong>s históricas <strong>de</strong>l<br />
panorama cultural <strong>de</strong> los 80 y el<br />
cambio <strong>de</strong> escenario en los 90 se<br />
han querido explicar acudiendo<br />
a una variante simplista y<br />
maniquea <strong>de</strong> los enfrentamientos<br />
generacionales. De esa forma, un<br />
Roque que no había sido leído<br />
ni asimilado <strong>de</strong> forma compleja<br />
se convirtió en el enemigo <strong>de</strong>l<br />
pluralismo literario y en el obstáculo<br />
para la aparición <strong>de</strong> nuevos<br />
caminos en nuestra lírica. Cuando<br />
el terreno era propicio al fin para una<br />
apropiación creativa y crítica <strong>de</strong>l<br />
legado más complejo <strong>de</strong>l poeta, lo<br />
que algunos hicieron fue levantarle<br />
una leyenda negra y maniquea<br />
que se vistió con los ropajes <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sacralización posmo<strong>de</strong>rna. Para<br />
que esa <strong>de</strong>sacralización maniquea<br />
funcionase como rito <strong>de</strong> paso había<br />
que convertir a Dalton en el nefasto<br />
Rey <strong>de</strong> la lírica salvadoreña <strong>de</strong> los<br />
años 70 y 80.<br />
El enfoque generacional, si es mal<br />
utilizado, permite manejar con<br />
tres variable simples las tortuosas<br />
sendas <strong>de</strong>l cambio literario. Solo<br />
necesita un rey viejo y su corte<br />
<strong>de</strong> figuras literarias momificadas.<br />
Bajo la tiranía literaria <strong>de</strong> tales<br />
ancianos se haya sometido un<br />
pueblo <strong>de</strong> escritores y lectores.<br />
Ante ese panorama se alza un<br />
grupito <strong>de</strong> jóvenes príncipes en<br />
cuyas espadas re<strong>de</strong>ntoras brilla el<br />
filo <strong>de</strong> lo nuevo. Así <strong>de</strong> sencilla<br />
es la leyenda con la que algunos<br />
jóvenes críticos intentan explicar<br />
el cambio acaecido en el panorama<br />
<strong>de</strong> nuestra lírica a partir <strong>de</strong> la<br />
última década <strong>de</strong>l siglo XX. La<br />
caída <strong>de</strong>l muro <strong>de</strong> Berlín y su<br />
impacto i<strong>de</strong>ológico en nuestra<br />
intelectualidad, el final <strong>de</strong> la guerra<br />
civil, la generalización <strong>de</strong> una<br />
conciencia posmo<strong>de</strong>rna que atacó<br />
los gran<strong>de</strong>s relatos históricos y<br />
“<br />
El enfoque<br />
generacional, si<br />
es mal utilizado,<br />
permite<br />
manejar con<br />
tres variable simples<br />
las tortuosas sendas <strong>de</strong>l<br />
cambio literario”<br />
culturales <strong>de</strong> la izquierda, etcétera.;<br />
todo esto carece <strong>de</strong> importancia<br />
explicativa, cuando aparecen en<br />
escena los príncipes poetas que<br />
<strong>de</strong>capitan simbólicamente al viejo<br />
rey <strong>de</strong> nuestra lírica. Para que este<br />
relato funcione hay que silenciar<br />
la complejidad <strong>de</strong> nuestra historia<br />
literaria, hay que dar por supuesta<br />
la gran influencia <strong>de</strong> Roque y hay<br />
que visualizar esa influencia <strong>de</strong><br />
una forma lineal y mecanicista.<br />
Para que este relato funcione hay<br />
que ignorar la trayectoria <strong>de</strong> los<br />
escritores jóvenes <strong>de</strong> los años 70 y<br />
80 y silenciar el hecho fácilmente<br />
<strong>de</strong>mostrable <strong>de</strong> que ellos también<br />
han participado activamente en la<br />
<strong>de</strong>sacralización <strong>de</strong> Roque y en el<br />
ensanchamiento posmo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong>l<br />
horizonte <strong>de</strong> nuestra lírica.<br />
Si no po<strong>de</strong>mos referirnos a la<br />
influencia <strong>de</strong> un autor, sin <strong>de</strong>finir<br />
previamente un “mo<strong>de</strong>lo” <strong>de</strong><br />
su poética; tampoco po<strong>de</strong>mos<br />
esclarecer su impacto, si no<br />
proponemos una visión dialéctica<br />
<strong>de</strong> la influencia literaria. A esta<br />
última, entre nosotros, se le da<br />
un alcance generacional. Así se<br />
dice que los creadores <strong>de</strong> una<br />
<strong>de</strong>terminada generación fueron<br />
mol<strong>de</strong>ados por las figuras tutelares<br />
<strong>de</strong> estos o aquellos poetas. A los<br />
receptores <strong>de</strong> tal influjo suele<br />
vérseles como sujetos<br />
pasivos que hacen suya la<br />
voz <strong>de</strong> otros y permanecen<br />
prisioneros <strong>de</strong> ella durante<br />
toda su trayectoria creativa.<br />
En algunos casos esta imagen<br />
pue<strong>de</strong> ser cierta; en otros,<br />
la historia <strong>de</strong>muestra que<br />
no es una nueva generación<br />
la que juzga a los poetas<br />
dominantes sino que son<br />
sus hijos directos quienes<br />
acaban cuestionándolos.<br />
Si entre el gran maestro y<br />
sus presuntos discípulos pue<strong>de</strong><br />
darse una dialéctica interna,<br />
hay que proponer una visión<br />
menos lineal y mecanicista <strong>de</strong> la<br />
influencia literaria. En nuestro<br />
caso, si no hacemos esto, no<br />
podremos explicar con rigor los<br />
cambios literarios <strong>de</strong> los años<br />
noventa. Críticos como Rafael<br />
Lara Martínez y Ricardo Roque<br />
Baldovinos y escritores como<br />
Miguel Huezo Mixco y Horacio<br />
Castellanos Moya iniciaron en<br />
la última década <strong>de</strong>l siglo pasado<br />
una revisión <strong>de</strong>sacralizadora <strong>de</strong><br />
la figura <strong>de</strong> Dalton. Todos ellos, a<br />
principios <strong>de</strong> los 80, eran jóvenes<br />
admiradores <strong>de</strong>l “poeta” y todos<br />
ellos con el curso <strong>de</strong>l tiempo, el<br />
estudio y la experiencia fueron<br />
adoptando posiciones más<br />
complejas e irónicas frente al<br />
ejemplo moral e i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong><br />
Roque. Dado que las influencias<br />
literarias son un proceso en el<br />
que pue<strong>de</strong>n gestarse la crítica,<br />
el <strong>de</strong>svío creativo y la mala<br />
interpretación, lo más sensato es<br />
concebirlas <strong>de</strong> modo dialéctico. El<br />
maestro influye sobre el discípulo,<br />
pero las creaciones y las i<strong>de</strong>as<br />
<strong>de</strong>l discípulo con talento pue<strong>de</strong>n<br />
acabar alterando la percepción que<br />
se tiene <strong>de</strong>l maestro.<br />
La dialéctica entre el maestro<br />
y el discípulo, por mucho que<br />
tenga cierta lógica generacional,<br />
no explica <strong>de</strong>l todo los cambios<br />
literarios. El cambio en la<br />
percepción <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> Roque<br />
Dalton en los años 90 <strong>de</strong>l siglo<br />
pasado también se <strong>de</strong>bió, como<br />
ya dije, a transformaciones <strong>de</strong><br />
or<strong>de</strong>n local e internacional que<br />
se vivieron en esa época. En los<br />
últimos años <strong>de</strong>l siglo XX se puso<br />
<strong>de</strong> moda la <strong>de</strong>sacralización <strong>de</strong> los<br />
símbolos <strong>de</strong> la izquierda.<br />
Las tesis <strong>de</strong> los hagiógrafos y<br />
los <strong>de</strong>tractores <strong>de</strong>l poeta que le<br />
imputan una gran influencia en<br />
nuestra lírica, como ya lo hecho<br />
dicho, carecen <strong>de</strong> fundamentación<br />
teórica y no han sido verificadas<br />
por la investigación literaria y, en<br />
esa medida, son una continuación<br />
<strong>de</strong> las leyendas que ro<strong>de</strong>an a la<br />
figura <strong>de</strong> Dalton. El asunto es que<br />
nuestro poeta siempre ha estado<br />
ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> mitos. Los mitos <strong>de</strong><br />
los 80 fueron <strong>de</strong>stronados por los<br />
mitos <strong>de</strong> los 90. A una leyenda<br />
radiante le sucedió una leyenda<br />
negra que visualizó a Roque<br />
como el único gran culpable <strong>de</strong>l<br />
estancamiento <strong>de</strong> nuestra poesía.<br />
Él ha sido el gran culpable, por<br />
supuesto, <strong>de</strong> nuestras gran<strong>de</strong>s<br />
limitaciones como lectores suyos.<br />
Nuestra proverbial dificultad para<br />
apropiarnos creativamente <strong>de</strong> su<br />
legado más complejo también es<br />
culpa suya, solo suya.<br />
En resumidas cuentas, aun no<br />
estamos en condiciones <strong>de</strong><br />
presentar un juicio seguro y<br />
matizado acerca <strong>de</strong> cuáles han sido<br />
el alcance y las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
influencia <strong>de</strong>l presunto rey <strong>de</strong> los<br />
poesía mo<strong>de</strong>rna salvadoreña. Si<br />
esto es así, gran parte <strong>de</strong> la crítica<br />
que se ha hecho en las últimas<br />
décadas sobre la centralidad <strong>de</strong><br />
Roque en la lírica <strong>de</strong> los años 70<br />
y 80 se apoya en premisas que aún<br />
no están <strong>de</strong>mostradas en el terreno<br />
<strong>de</strong> la investigación literaria.<br />
Todo lo que podamos <strong>de</strong>cir al<br />
respecto pertenece al ámbito <strong>de</strong> las<br />
hipótesis, a pesar <strong>de</strong> que nuestras<br />
intuiciones o leyendas nos digan lo<br />
contrario.