PASIÓN.es - El Correo de Andalucía

La provincia cofrade
Albaida del Aljarafe
LA SEMANA SANTA
DE ALBAIDA SE
CONCENTRA EN UN
SOLO DÍA. LA
INTENSA JORNADA
DEL VIERNES SANTO
ABRE LAS PUERTAS
DE LA VERA-CRUZ
A LAS 7 HORAS Y
CIERRA LAS DEL
ORATORIO DE LA
SOLEDAD CERCA DE
LA MEDIANOCHE
Texto: Julio Gómez Trigo
El encuentro. El Cristo de la Vera-Cruz frente a la Virgen de la Piedad en uno de los momentos más emotivos.
Viernes Santo de
cruceros y soleanos
Si en la última edición nos ocupamos de la
Semana Santa de la villa ducal de Olivares,
en esta ocasión le llega el turno a su vecina
Albaida del Aljarafe, de cuyo centro urbano
apenas dista un kilómetro y medio y ya llegan
a confundirse los límites de ambas
poblaciones al ampliarse ambas durante los
años de bonanza.
Tiene Albaida, como tantos municipios
aljarafeños una Semana Santa conformada
por dos cofradías complementarias y antagonistas
a un tiempo. Al igual que el pueblo
hermano de Olivares, los cofrades albaidejos
se dividen en cruceros y soleanos. Sin
embargo, desarrollándose ambas semanas
santas en el mismo intervalo de las 24 horas
que separan la última hora del Jueves Santo
de la postrera del Viernes, no tiene la de
Albaida –no en vano llamada Al-Bayda o la
blanca, clara, en tiempos musulmanes– el
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sello nocturno de las hermandades olivareñas
sino por el contrario el brillo del sol, que
durante la mayoría de las horas de procesiones
refleja sus destellos en las canastillas
doradas de los pasos de Cristo y en los oros
de los terciopelos de los palios: ambas procesiones
se celebran fundamentalmente en
horario diurno.
La Hermandad del Cristo de la Vera-Cruz
y Nuestra Madre y Señora de la Piedad parte
precisamente al amanecer, a las 7 horas; así
depende de que la Semana Santa caiga en
marzo o abril el que el crucificado, imagen
de tamaño algo menor al natural, traída de
Sevilla en 1714, salga aún amaneciendo o ya
a pleno sol.
Poco antes de su recogida, ambos pasos
alcanzan la plaza de España, donde se dan
frente en el conocidísimo Encuentro, uno
de los momentos más emotivos de la
Semana Santa. Frente a frente, ambos pasos
caminan al son de varias marchas procesionales
y desde ese momento hasta su ya cercana
recogida en su capilla se suceden las
saetas y las marchas que no dejarán de oírse
hasta que el paso de palio se pierda en el
interior de su capilla, convertida por unos
instantes en un hervidero del que sobresalen,
de entre la multitud, las mantillas
negras y los antifaces verdes.
Albaida ha tenido el tiempo justo para
descansar y Sevilla se está todavía despertando
de la noche en que muy pocos duermen,
cuando a horas extrañamente tempranas se
abren las puertas del Oratorio para dar paso
a la cruz de guía de la cofradía soleana. Las
imágenes de la hermandad residen todo el
año en la parroquia de la Asunción –única
de Albaida– pero el Viernes de Dolores son
trasladadas al Oratorio, de donde regresan
J. Ibáñez
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