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Mientras la colonización <strong>de</strong>l Banato avanzaba y se introducían las leyes<br />
imperiales, Kempelen fue nombrado Director salinaris, es <strong>de</strong>cir, responsable <strong>de</strong>l<br />
control <strong>de</strong> las salinas húngaras. En este cargo dirigió una oficina con más <strong>de</strong> cien<br />
trabajadores, oficina en la que su padre había trabajado antes como simple<br />
empleado. El noble utilizó el poco tiempo libre que le <strong>de</strong>jaba este puesto lleno <strong>de</strong><br />
responsabilida<strong>de</strong>s para perfeccionar sus conocimientos en el campo <strong>de</strong> la mecánica y<br />
la hidráulica. Kempelen necesitaba estos conocimientos para apren<strong>de</strong>r el<br />
funcionamiento <strong>de</strong> las máquinas <strong>de</strong> las minas <strong>de</strong> sal y, si era preciso, mejorarlas.<br />
Pero pronto se interesó también por los autómatas; leyó obras <strong>de</strong> Regiomontanus,<br />
Schlottheim, Leibniz, De Vaucanson y Knaus e instaló un taller en el piso superior <strong>de</strong><br />
su casa. En una ocasión en que, en las fiestas <strong>de</strong> un pueblo, oyó tocar una<br />
cornamusa, cuyo sonido se asemeja <strong>de</strong> forma sorpren<strong>de</strong>nte a la voz <strong>de</strong> un niño, se le<br />
ocurrió por primera vez la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> construir un ingenio parlante.<br />
El barón Károly <strong>de</strong> Jesenák murió en 1768. Ibolya se trasladó entonces a casa <strong>de</strong> su<br />
hermano Jónos Andrássy. <strong>La</strong> viuda no guardó duelo mucho tiempo; pronto se<br />
insinuó <strong>de</strong> nuevo a Wolfgang von Kempelen. Pero sus esfuerzos no dieron fruto,<br />
porque en mayo <strong>de</strong> 1768 nació, y permaneció con vida, Mária Teréz von Kempelen.<br />
El nacimiento <strong>de</strong> esta hija unió a Wolfgang y a Anna Maria von Kempelen más<br />
estrechamente <strong>de</strong> lo que nunca los unió su boda.<br />
En septiembre <strong>de</strong>l año siguiente, Kempelen presentó en Viena un informe final<br />
sobre la colonización en el Banato. <strong>La</strong> emperatriz quedó satisfecha con su trabajo y le<br />
ofreció, como recompensa por sus esfuerzos, permanecer un tiempo en la corte en<br />
Viena. Wolfgang von Kempelen ocupó una vivienda en el arrabal <strong>de</strong>l Alser. Cuando<br />
el sabio francés Jean Pelletier realizó una visita al castillo <strong>de</strong> Schonbrunn, Kempelen<br />
también estaba presente, y cuando María Teresa, al final <strong>de</strong> la presentación y tras los<br />
entusiastas aplausos, lamentó que siempre fueran extranjeros y nunca austríacos los<br />
hombres que asombraban al mundo con nuevos inventos y experimentos. Kempelen<br />
tomó la palabra. El caballero prometió a la emperatriz que en el plazo <strong>de</strong> seis meses<br />
presentaría un experimento que eclipsaría los <strong>de</strong> Pelletier. Los cortesanos vieneses<br />
olfatearon un escándalo, pues Kempelen, que acababa <strong>de</strong> saltar a la palestra, aunque<br />
era un alto funcionario, no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser un noble <strong>de</strong> poco renombre; por si fuera<br />
poco, procedía <strong>de</strong> la provincia, y hasta el momento no se había dado a conocer como<br />
científico. Pero María Teresa le escuchó, le dio incluso medio año libre para esta<br />
tarea y le prometió cien soberanos <strong>de</strong> oro si lograba eclipsar la magia científica <strong>de</strong><br />
Pelletier.<br />
Kempelen sabía que ni sus conocimientos ni el tiempo que le habían dado<br />
bastarían para construir una máquina parlante. Pero ambas cosas bastarían para<br />
fabricar un autómata simulado. Kempelen se propuso construir una máquina <strong>de</strong><br />
ajedrez. El caballero recordó un relato <strong>de</strong> su amigo Georg Stegmüller, un<br />
farmacéutico que en uno <strong>de</strong> sus viajes por el imperio vio, en una taberna <strong>de</strong> pueblo<br />
en Steinbrück, a un enano que sacaba el dinero a tres lugareños, uno tras otro,<br />
jugando al ajedrez. Si pudiera ocultar en una máquina a una persona pequeña, a un<br />
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