TU REVISTA10 DICIEMBRE 2017

XADÚ
y su visión de la vida
Por: VANESA JIMÉNEZ
¿SE HA EXTENDIDO EL CAPITALISMO
AL MUNDO ESPIRITUAL?
Me he preguntado reiteradas veces a lo largo de mi vida ¿por qué estudié
realmente Derecho, o me licencié en leyes en la Universidad de
Málaga?
Es cierto que para poder denunciar cualquier infracción, debes conocer
de antemano el procedimiento o vía procesal que lo regula. Pero jamás
me imaginé, que mis pasos por las vías judiciales humanas, sirvieran de
antesala para un posterior conocimiento de las normas divinas.
Después de quince años ejerciendo la abogacía, decidí colgar la toga y
realizar la búsqueda de mi autodescubrimiento interno. Para ello tuve
que andar por un sendero desconocido, teniendo la certeza de que me
garantizaría la libertad, a pesar del esfuerzo y sacrificio empleado en
ello. Cuando dejé de creer en la justicia física, me lancé al vacío del hallazgo
de la equidad divina, algo que reforcé con el conocimiento de la
ley más portentosa de todas, La Ley de Causa-efecto.
Fue entonces cuando supe que había dedicado
mi vida a remar en círculos sobre sí
mismos, sin avanzar en un sistema social
arcaico, donde imperaba el capitalismo,
materialismo y egoísmo de las superpotencias.
Siempre se me dijo que “el conocimiento de la verdad me haría libre”
pero no sabía si realmente existía una verdad absoluta, o solo verdades
relativas inventadas y manipuladas por el sistema opresor, o el bien llamado
“capitolio”.
Y entonces sucedió el... ¡¡MILAGRO!!
Todo sucedió la
madrugada del 19
de marzo, la víspera
del día del padre. No
sé si ocurrió aquella
quimera por los gritos
que mi alma aclamó
al cielo durante
años, en búsqueda
de ese “pater divino”
que existe en el corazón
de cada uno
de nosotros, pero así
ocurrió…
Entre los desvelos nocturnos, mientras mi parte racional dejaba paso
a los sueños inconscientes, una imagen gobernó mi mente. En ella, el
llamado “MAESTRO CRISTIANO JESÚS EL CRISTO” surgió en una
escena donde de una forma revolucionaria, echaba del templo del que
él llamaba PADRE, a todos los comerciantes o mercaderes. En aquella
ensoñación, se me representó una verdad que marcaría los pasos en mi
ciclo de vida.
Después de aquello comprendí, que no debía mediar dádiva monetaria
por ninguna enseñanza o transmisión de conocimiento adquirido desde
la propia experiencia o avance espiritual. Entendí, que en este mundo
que habitamos no existían actualmente maestros, que los maestros que
realmente debíamos despertar, éramos nosotros mismos. Comprendí
que la vida era ya nuestra propia maestra, y que lo único que nos quedaba
por hacer, era compartir las experiencias de vida que nos habían