REVISTA OCTUBRE 2018
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Mundo Plural<br />
Crimen en Turquía, intereses en el Golfo<br />
Si finalmente se prueba que el saudita<br />
Jamal Pero más allá de estos datos y<br />
de la significativa menor dependencia<br />
de Estados Unidos del crudo saudí, la<br />
región continúa siendo un activo estratégico.<br />
Por las razones expuestas<br />
más arriba, la zona para Occidente<br />
dista de ser una “plaza antigeopolítica”,<br />
es decir, un área donde<br />
no están en liza intereses (recursos<br />
estratégicos) ni hay socios estratégicos<br />
cerca que puedan ser amenazados<br />
(como Israel en la región aludida).<br />
En segundo lugar, el dinero que implica Arabia<br />
Saudita para Occidente es enorme. No solo por<br />
la venta de armas de Occidente al reino (solo<br />
considérese que Arabia Saudita es el cuarto<br />
mayor comprador de armas y equipos del globo),<br />
sino por las “ganancias latentes”, esto es,<br />
las que se obtendrán en la participación del<br />
cambio de la estructura productiva que realizará<br />
Arabia Saudita en los próximos lustros, si aspira<br />
a mantener e incrementar su estatus de<br />
potencia preeminente media. A ello apunta el<br />
ambicioso plan denominado “Visión 2030”<br />
anunciado en 2016.<br />
Khashoggi fue asesinado en el consulado de<br />
Arabia Saudita en Estambul por agentes de este<br />
país siguiendo órdenes de Riad, la petromonarquía<br />
se encontraría en una situación internacional<br />
de exposición y mayor desprestigio, pero<br />
muy difícilmente ello implicaría una situación<br />
comprometida para el régimen. Y ello se explica<br />
en función de la geopolítica y la geo-energía,<br />
el dinero y Siria.<br />
En relación con la geopolítica, la región del Golfo<br />
Pérsico implica para Occidente, en términos<br />
del desaparecido experto Zbigniew Brzezinski,<br />
un “ACGS”, esto es, un “área de compromiso<br />
global selectivo”, es decir, un territorio pasible<br />
de involucramiento militar si sus intereses se<br />
encontraran amenazados por un régimen regional<br />
expansionista, por el terrorismo transnacional,<br />
por una potencia extra-regional, etc.<br />
Si bien es cierto que después de los atentados<br />
del 11-S-2001 Occidente ha “rebajado” su dependencia<br />
de las fuentes de hidrocarburos de<br />
la región del Golfo Pérsico, diversificando proveedores<br />
y explotando nuevas fuentes (shale<br />
oil) en su propio territorio, escapando así de la<br />
influencia de la denominada “Riadpolitik” en el<br />
seno de la Organización de Países Exportadores<br />
de Petróleo (OPEP), la región continúa<br />
siendo relevante para sus intereses: Estados<br />
Unidos podrá convertirse en una superpotencia<br />
energética en <strong>2018</strong> a partir de la explotación<br />
de esquisto en nuevos sitios (como<br />
Dakota del Norte), pero casi en ningún lugar del<br />
planeta el petróleo está tan próximo a la superficie<br />
(lo que explica la capacidad de extracción)<br />
y la calidad del mismo es tan alta como en la<br />
región del Golfo Pérsico.<br />
También es cierto que, de continuar el ritmo actual<br />
de explotación, en 70 años o menos el petróleo<br />
saudí se acabaría; no obstante, hoy las<br />
reservas del país son las segundas del mundo<br />
después de las de Venezuela.