que_pasa_conner
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
cuenco. Ese sería el puerto mediante<br />
el <strong>que</strong> se inyectaría la enzima TPP1<br />
cada dos semanas. El tratamiento circularía<br />
desde ahí y, a través del catéter,<br />
llegaría al cerebro.<br />
Tras suturar el cuero cabelludo del<br />
paciente, el médico lo despertó de la<br />
anestesia. Hollie y Jeff pudieron entrar<br />
a verlo. “Hola, chiquitín”, susurró<br />
Jeff al pie de la cama.<br />
Los Beish se acostaron<br />
uno a cada lado de su<br />
hijo y se <strong>que</strong>daron ahí<br />
mientras el pe<strong>que</strong>ño<br />
dormía. Tres días después,<br />
Conner regresó<br />
a Denton. Antes de<br />
<strong>que</strong> se cumplieran las<br />
dos semanas, Hollie lo<br />
llevó a Columbus para<br />
<strong>que</strong> recibiera la primera<br />
infusión. Bruce,<br />
el padre de Hollie,<br />
los acompañó. Jeff se<br />
<strong>que</strong>dó, pues le habían<br />
organizado a Jaxon<br />
una fiesta para celebrar su octavo<br />
cumpleaños. Como siempre, los Beish<br />
intentaban seguir con su vida normal.<br />
Cuando el personal médico intentó<br />
insertar una aguja en la cavidad del<br />
cuero cabelludo de Conner, aún había<br />
inflamación producto de la intervención<br />
quirúrgica. El pe<strong>que</strong>ño empezó a<br />
llorar. Finalmente lograron introducir<br />
el instrumento al puerto. La enzima<br />
TPP1 empezó a fluir por infusión intravenosa.<br />
Conner se tranquilizó; por<br />
ratos dormía y por ratos veía pelícu-<br />
En las<br />
semanas<br />
posteriores,<br />
Conner<br />
aprendería a<br />
comer solo y<br />
a decir “Da”<br />
para llamar<br />
a Jeff.<br />
las para sobrellevar el procedimiento,<br />
<strong>que</strong> duraría cuatro horas.<br />
Dos semanas después, se repitió la<br />
maniobra. Y lo mismo sucedió 15 días<br />
más tarde. Pero la salud de Conner no<br />
parecía mejorar en lo absoluto. “Fue<br />
frustrante y difícil”, dijo Hollie. “Tuve<br />
<strong>que</strong> motivarme para seguir adelante”.<br />
De los Reyes les explicó <strong>que</strong> habría<br />
<strong>que</strong> esperar un poco<br />
a fin de <strong>que</strong> la enzima<br />
surtiera efecto... Aun<strong>que</strong><br />
también existía la<br />
posibilidad de <strong>que</strong> no<br />
funcionara.<br />
Durante las sesiones<br />
de tratamiento,<br />
Conner veía El Lórax:<br />
en busca de la trúfula<br />
perdida, una película<br />
infantil basada en la<br />
conmovedora historia<br />
del mismo nombre escrita<br />
por el Dr. Seuss.<br />
“A menos <strong>que</strong> alguien<br />
como tú se interese de<br />
verdad”, dice el personaje principal<br />
en cierto punto, “nada va a mejorar<br />
jamás. Nada”. En la clínica de la pediatra<br />
De los Reyes, esa frase era un<br />
mantra habitual.<br />
Un día, cerca de su quinto cumpleaños,<br />
en agosto de 2017, Conner<br />
escuchaba un cuento <strong>que</strong> le leía Hollie.<br />
Ella señalaba varios objetos de<br />
las páginas y repetía sus nombres<br />
lentamente. En teoría, el método le<br />
ayudaría a Conner a adquirir vocabulario,<br />
pero en casi dos años no había