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Revista Sala de Espera | R.D. | Nro. 58

Celebrar a la mujer es casi siempre una tarea compleja por la misma identidad femenina que, reconociendo su valor histórico y formativo de la sociedad, se considera a sí misma como objeto de múltiples estigmatizaciones o pre clasificaciones. Mujer trabajadora, mujer inteligente, mujer madre, mujer emprendedora, mujer como eslabón de la familia; todos estos son conceptos sobre los que podemos escribir y analizar desde sus características y motivaciones pero, tratar de englobar la celebración a la mujer según un adjetivo posterior puede tomarse como desafortunado, sobre todo por limitativo de las capacidades o sencillamente pareceres o sentires de la mujer en sí. El asunto no es tan complejo: en la diversidad y en el respeto al desarrollo integral y emocional de la mujer está la clave para celebrarlas. Las mujeres no queremos glorias ni halagos por cuestiones que hacemos, sino más bien queremos celebrar y celebrarnos en comunidad -por supuesto también con los hombres- que nuestra identidad sin límites es tendente a la construcción de una sociedad más sana. “Puede que la mejor forma de entender el panorama actual de las mujeres (...) sea la de imaginar un laberinto. Paredes como obstáculos en un viaje complejo hacia una meta. Cruzar el laberinto no es simple o directo, sino que requiere persistencia, conciencia del progreso propio, y un cuidadoso análisis de los rompecabezas que están al frente. (…) Para las mujeres que aspiran a llegar a los grandes puestos de liderazgo hay caminos, pero estos están llenos de curvas y vueltas, tanto inesperadas como previsibles” Alice Eagly. Profesora de psicología de la Northwestern University Katherine Hernández Editora

Celebrar a la mujer es casi siempre una tarea compleja por la misma identidad femenina que, reconociendo su valor histórico y formativo de la sociedad, se considera a sí misma como objeto de múltiples estigmatizaciones o pre clasificaciones. Mujer trabajadora, mujer inteligente, mujer madre, mujer emprendedora, mujer como eslabón de la familia; todos estos son conceptos sobre los que podemos escribir y analizar desde sus características y motivaciones pero, tratar de englobar la celebración a la mujer según un adjetivo posterior puede tomarse como desafortunado, sobre todo por limitativo de las capacidades o sencillamente pareceres o sentires de la mujer en sí.
El asunto no es tan complejo: en la diversidad y en el respeto al desarrollo integral y emocional de la mujer está la clave para celebrarlas. Las mujeres no queremos glorias ni halagos por cuestiones que hacemos, sino más bien queremos celebrar y celebrarnos en comunidad -por supuesto también con los hombres- que nuestra identidad sin límites es tendente a la construcción de una sociedad más sana.
“Puede que la mejor forma de entender el panorama actual de las mujeres (...) sea la de imaginar un laberinto. Paredes como obstáculos en un viaje complejo hacia una meta. Cruzar el laberinto no es simple o directo, sino que requiere persistencia, conciencia del progreso propio, y un cuidadoso análisis de los rompecabezas que están al frente. (…) Para las mujeres que aspiran a llegar a los grandes puestos de liderazgo hay caminos, pero estos están llenos de curvas y vueltas, tanto inesperadas como previsibles” Alice Eagly. Profesora de psicología de la Northwestern University
Katherine Hernández
Editora

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Especial Mujer -Moda<br />

Como muestra un botón<br />

Escribir sobre mujeres famosas es un ejercicio que <strong>de</strong>ja muy mal parado al<br />

género masculino. Des<strong>de</strong> siempre han <strong>de</strong>mostrado ser más astutas y valiosas<br />

que los hombres. De lo contrario, Adán aún estaría viviendo en el paraíso<br />

Por Daniel Centeno M.<br />

JANIS JOPLIN<br />

Forma parte <strong>de</strong> la sagrada trinidad <strong>de</strong> las jotas <strong>de</strong> los 60,<br />

Jimmy Hendrix y Jim Morrison, mediante. Es casi imposible<br />

enten<strong>de</strong>r esa década sin ella. Su figura fue colosal, indiscutible<br />

e inspiradora. La Joplin parecía una criatura que se había tragado<br />

a otras criaturas. Podía cantar como negra, como rockera,<br />

como country girl, como dama <strong>de</strong>l blues, como canaria <strong>de</strong>l soul,<br />

como niña, adolescente y vieja. Su dominio <strong>de</strong> la escena tampoco<br />

se ponía a dudas. En las grabaciones <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>o parece un<br />

torbellino, un animal <strong>de</strong>scarriado, una fuerza <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

De repente por eso se hizo tan famosa su frase: “Hacía el amor<br />

con 25.000 personas en el escenario y luego me volvía sola a<br />

casa”. Murió joven y mal. Ingresó al llamado club <strong>de</strong> los 27, es<br />

<strong>de</strong>cir, al <strong>de</strong> la gente que falleció a esa edad. Y, a pesar <strong>de</strong> haber<br />

<strong>de</strong>jado dos discos y otro inconcluso, su influencia aún es objeto<br />

<strong>de</strong> estudio. Imprescindibles son sus temas Ball and Chain,<br />

Piece of My Heart, Move Over, Me and Bobby McGee, Down on<br />

Me y Summertime.<br />

LENI RIEFENSTAHL<br />

Rizamos el rizo con ella. Y también hay que caminar con pies<br />

<strong>de</strong> plomo cuando se le alu<strong>de</strong>. La Riefenstahl murió con el sambenito<br />

nazi. Y, pese a que su participación en este tramo <strong>de</strong> la historia<br />

y posterior <strong>de</strong>fensa se presta a mil <strong>de</strong>bates, <strong>de</strong>sconocer su valor<br />

en el mundo <strong>de</strong>l cine es una completa necedad. Leni hizo <strong>de</strong> todo.<br />

Primero fue bailarina y luego actriz. En ambas disciplinas se <strong>de</strong>sempeñó<br />

con solvencia. Pero cuando le dio por el cine las aguas<br />

se partieron en dos. Riefenstahl fue más que una esteta; fue una<br />

visionaria. Con la cámara enseñó a escribir con imágenes. Con<br />

sus tres primeras películas, Luz azul, El triunfo <strong>de</strong> la voluntad y Olympia,<br />

le dio sopa con hondas a Orson Welles mucho antes <strong>de</strong> que<br />

éste pensara dirigir. Luego, <strong>de</strong>sterrada <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong>l cine, Leni<br />

se transmutó en fotógrafa. Las instantáneas a los Nuba <strong>de</strong> Sudán<br />

aún no han sido superadas. Después se <strong>de</strong>cidió por el submarinismo,<br />

y regaló un documental cuando se acercaba a una edad centenaria.<br />

Murió a los 101 años, y poco antes <strong>de</strong> hacerlo dijo haber<br />

visto “mucha más belleza que horror en el mundo”.<br />

22 <strong>Revista</strong>

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