05.06.2019 Views

Revista Sala de Espera | R.D. | Nro. 58

Celebrar a la mujer es casi siempre una tarea compleja por la misma identidad femenina que, reconociendo su valor histórico y formativo de la sociedad, se considera a sí misma como objeto de múltiples estigmatizaciones o pre clasificaciones. Mujer trabajadora, mujer inteligente, mujer madre, mujer emprendedora, mujer como eslabón de la familia; todos estos son conceptos sobre los que podemos escribir y analizar desde sus características y motivaciones pero, tratar de englobar la celebración a la mujer según un adjetivo posterior puede tomarse como desafortunado, sobre todo por limitativo de las capacidades o sencillamente pareceres o sentires de la mujer en sí. El asunto no es tan complejo: en la diversidad y en el respeto al desarrollo integral y emocional de la mujer está la clave para celebrarlas. Las mujeres no queremos glorias ni halagos por cuestiones que hacemos, sino más bien queremos celebrar y celebrarnos en comunidad -por supuesto también con los hombres- que nuestra identidad sin límites es tendente a la construcción de una sociedad más sana. “Puede que la mejor forma de entender el panorama actual de las mujeres (...) sea la de imaginar un laberinto. Paredes como obstáculos en un viaje complejo hacia una meta. Cruzar el laberinto no es simple o directo, sino que requiere persistencia, conciencia del progreso propio, y un cuidadoso análisis de los rompecabezas que están al frente. (…) Para las mujeres que aspiran a llegar a los grandes puestos de liderazgo hay caminos, pero estos están llenos de curvas y vueltas, tanto inesperadas como previsibles” Alice Eagly. Profesora de psicología de la Northwestern University Katherine Hernández Editora

Celebrar a la mujer es casi siempre una tarea compleja por la misma identidad femenina que, reconociendo su valor histórico y formativo de la sociedad, se considera a sí misma como objeto de múltiples estigmatizaciones o pre clasificaciones. Mujer trabajadora, mujer inteligente, mujer madre, mujer emprendedora, mujer como eslabón de la familia; todos estos son conceptos sobre los que podemos escribir y analizar desde sus características y motivaciones pero, tratar de englobar la celebración a la mujer según un adjetivo posterior puede tomarse como desafortunado, sobre todo por limitativo de las capacidades o sencillamente pareceres o sentires de la mujer en sí.
El asunto no es tan complejo: en la diversidad y en el respeto al desarrollo integral y emocional de la mujer está la clave para celebrarlas. Las mujeres no queremos glorias ni halagos por cuestiones que hacemos, sino más bien queremos celebrar y celebrarnos en comunidad -por supuesto también con los hombres- que nuestra identidad sin límites es tendente a la construcción de una sociedad más sana.
“Puede que la mejor forma de entender el panorama actual de las mujeres (...) sea la de imaginar un laberinto. Paredes como obstáculos en un viaje complejo hacia una meta. Cruzar el laberinto no es simple o directo, sino que requiere persistencia, conciencia del progreso propio, y un cuidadoso análisis de los rompecabezas que están al frente. (…) Para las mujeres que aspiran a llegar a los grandes puestos de liderazgo hay caminos, pero estos están llenos de curvas y vueltas, tanto inesperadas como previsibles” Alice Eagly. Profesora de psicología de la Northwestern University
Katherine Hernández
Editora

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Casos y rostros<br />

Primer asalto:<br />

BOX versus Derrotismo<br />

Por Elena Crespo<br />

Des<strong>de</strong> la antigüedad, ninguna<br />

disciplina ha albergado<br />

tanta metáfora vital como el<br />

boxeo: lucha física y espiritual<br />

contra <strong>de</strong>monios internos,<br />

posibilidad <strong>de</strong> ascenso social, sueños<br />

<strong>de</strong> gloria, caída y resurgimiento. Y si no…<br />

recuer<strong>de</strong>n lo que <strong>de</strong>jó escrito Virgilio en<br />

La Eneida: “Y ahora aquel que <strong>de</strong> vosotros<br />

tenga fuerza y valor en su corazón que dé<br />

un paso al frente, se encaje los guantes y<br />

levante los brazos”.<br />

La gran pantalla hizo que Rocky o<br />

Huracán Carter se convirtieran en figuras<br />

imborrables en la retina visual <strong>de</strong><br />

muchos <strong>de</strong> nosotros. No sólo porque<br />

evocan imágenes irrepetibles <strong>de</strong> la tensión<br />

<strong>de</strong>l cuadrilátero, en don<strong>de</strong> un par <strong>de</strong><br />

púgiles uno frente a otro, a partir <strong>de</strong> un<br />

físico cultivado gracias al entrenamiento<br />

y la resistencia mental, se baten en duelo<br />

para sobrevivir al encaje y quedar en pie,<br />

sino porque representan los valores <strong>de</strong><br />

un <strong>de</strong>porte que encarna la nobleza y el<br />

sacrificio.<br />

El director Clint Eastwood dio un paso<br />

más e introdujo como papel protagonista a<br />

una mujer llamada Maggie Fitzgerald, que<br />

soñaba con ser una boxeadora profesional.<br />

Parecía obvio que este furor por este<br />

28 <strong>Revista</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!