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departamento, expone al adorador al mismo terrible peligro del astuto
engaño del anticristo. Actualmente ha perfeccionado sus técnicas hasta el
punto de conceder "poder" a quienes se adhieren a él, así como un cierto tipo
de "luz" que resulta seductora para las mentes inclinadas a la sabiduría
terrenal. Pero no se trata de poder originado en el verdadero Espíritu
Santo[5].
Un ejemplo claro de la coexistencia de verdad puesta en contraste con su
falsificación, son las dos versiones distintas y opuestas de la justificación por
la fe tal como se enseñan hoy en el mundo. La una está centrada en el aprecio
al verdadero carácter de amor (agape) de Dios, y ve la cruz de Cristo como la
perfecta fusión de la justicia y la misericordia de Dios, de tal manera que él
puede ser el Justo y el que justifica a quienes tienen fe en Cristo. Una fe
como esa, obra por el amor y lleva invariablemente a obedecer todos los
mandamientos de Dios, incluyendo el tan denostado cuarto mandamiento que
enseña la observancia del verdadero día del Señor--el sábado, o séptimo día.
Esta enseñanza sobre la justificación por la fe, que enfatiza por igual ambos
dones paralelos del perdón y el poder, ensalza la ley de Dios al mismo
tiempo que revela su amor incomparable. Es salvación del pecado; no
salvación en el pecado. La fe que opera en esta justificación efectúa en el
corazón del creyente una obra completa de expiación-- reconciliación--y
prepara a un pueblo para la venida de Cristo, tal como simboliza esa esposa
que está preparada por fin para la boda.
La otra variedad de justificación por la fe se basa en una visión
deficiente del amor de Dios, que ve su carácter en una luz distorsionada y
muy alejada de la grandeza del amor agape. La enseñanza de la inmortalidad
natural distorsiona el cuadro, de forma que el amor de Dios solamente fue
capaz de prestar a su Hijo a la humanidad, más bien que de darlo. Ahí no es
posible reconocer el concepto de la "segunda muerte" que Cristo
experimentó en la cruz. A su vez la fe resulta devaluada hasta convertirse en
una mera "confianza" egocéntrica motivada por la inseguridad humana, y en
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