You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
junto a él personalmente (Juan 16: 8 y 10). El retrato de Cristo está grabado
en la Biblia con un realismo asombroso que impresiona nuestras mentes y
corazones según una realidad multidimensional.
Pero frecuentemente la imagen de Jesús se ha desdibujado ante los ojos
de nuestra mente. De igual forma en que un enemigo ha confundido la idea
sobre el amor (agape) y sobre la fe, también ha "retocado" el verdadero
retrato de Cristo en la Escritura, logrando con su fraude hacerlo aparecer
como alguien carente de atractivo, de aspecto afeminado y con tintes
sospechosos de ser una falsificación. Esa es la razón por la que innumerables
personas ven frustrado su sincero deseo de desarrollar ese amor por Cristo.
Han heredado un concepto falso acerca de él, que impide que se despierte en
sus corazones una genuina respuesta de simpatía humana y de comunión con
él. Conseguir esa respuesta en tales condiciones resulta tan o más difícil que
desarrollar un vínculo sentimental con George Washington a base de
contemplarlo en el billete de un dólar.
¿Es posible establecer una relación viva con un "Cristo" anémico al que
contemplamos con mirada tan pía como lánguida a través de un vitral? Se
nos ha dicho que él es Dios en la carne, pero se lo ha presentado tan
remotamente alejado, que cualquier nexo de unión que llegue hasta nuestra
carne y la sangre nos es tan ajeno como si él habitara la luna. De ese modo
no es posible sentir una atracción dinámica hacia él por más que quisiéramos
tenerla.
Un legado de falsos conceptos
Los creyentes del Nuevo Testamento vieron en Cristo algo que el
enemigo ha intentado ocultar de nosotros. Nadie debe sentirse culpable por
no saber realmente cómo amarlo. El impedimento es una herencia de falsos
conceptos recibida inadvertidamente. Somos capaces de responder con una
emoción y devoción tan intensa y genuina hacia él como la de sus apóstoles
74