DÁDIVA 2019
Quinta edición de la revista anual sobre temas seleccionados de Comunicación, realizada para la materia Métodos de Análisis de Contenido por alumnos del quinto semestre de Comunicación, dirigidos por el Mtro. Juan Alberto Pérez Torres de la Universidad Anáhuac Oaxaca.
Quinta edición de la revista anual sobre temas seleccionados de Comunicación, realizada para la materia Métodos de Análisis de Contenido por alumnos del quinto semestre de Comunicación, dirigidos por el Mtro. Juan Alberto Pérez Torres de la Universidad Anáhuac Oaxaca.
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México rico en cultura, kitsch y piratería.
Por Itzel Rubí Ruíz López
Kitsch. Todos los mexicanos sin saberlo, estamos ya muy familiarizados con el término, lo hemos visto, lo hemos consumido,
incluso se podría decir que es parte de nosotros y de lo que nos hace ser mexicanos, es una de las muchas
esencias de la cultura mexicana que le da el toque con el que todos en el fondo nos sentimos identificados.
Kitsch no tiene un concepto universal, este término proviene aproximadamente de los años 1860 y 1870 en Munich,
Alemania, de una jerga de artistas comerciantes que utilizaban el término para etiquetar material artístico barato o
de mala calidad. Pero para después del siglo XX, Kitsch comienza a emplearse para referirse a la inadecuación de lo
artístico o estético, como una Noche Estrellada de Vincent van Gogh estampada en una playera o un escultura griega
reducida y en plástico para ser un llavero, lo kitsch se asocia con la deformación de la estética, con el mal gusto y
actualmente con el desarrollo del mercado que da paso al consumo masivo.
Oscar Wilde dijo una vez, que la naturaleza suele imitar al arte, y no hay una mejor manera de explicar el origen de lo
Kitsch, pues este aparece en la historia cuando la belleza comienza a distribuirse socialmente y a consumirse en sus
diversas formas a través del mercado, y de la oferta y demanda de productos producidos masivamente, una y otra
vez, y es que cada sociedad y cada cultura distinta que existe en todos los rincones de la tierra son todo un mundo,
diverso en ideologías que terminan actuando como un filtro para el contenido y productos masificados convirtiéndolos
en algo único, una hibridación entre la estética y el arte con la cultura de cada lugar.
Todas estas estéticas, contenidos artísticos, y productos masificados que
gracias a la globalización terminan en tierras mexicanas, pasando por el
filtro de las ideologías culturales que tanto caracterizan a México, dan
como resultado un sinfín de productos Kitsch en México, a los que ya estamos
muy acostumbrados de ver: piñatas de algún personaje hollywoodense,
pasteles de betún con la cara de alguna caricatura de Disney de
moda o uno de esos recuerditos para la fiesta de quince de años donde
lo adornan muñecas de plástico vestidas de princesas pegadas en alguna
copa o servilletero, lo kitsch está presente en casi cada rincón de la cultura
popular mexicana.
Pero si lo que queremos es verlo en una versión masificada y sin reflexionar
tanto en si es o no es kitsch, un mercado o tianguis es la mejor opción,
pues está presente más que nada en la famosa piratería mexicana.
Hay tanto material Kitsch reflejado en productos piratas en México, que
no verlos en alguna calle o mercado sería como quitarle un poco de
esencia a la cultura mexicana, y es que México es experto en esta labor.
Peluches de personajes de Disney, mochilas escolares Vans con diseños
muy llamativos, zapatos con estampados tradicionales, playeras con diseños
de Frida Kahlo, perfumes de celebridades rediseñados y mucho
más se puede apreciar en un paseo casual fuera y dentro del mercado
Benito Juárez de Oaxaca, y es muy interesante el efecto Kitsch reflejado
en la piratería mexicana y como esta no solo está ya normalizada, si no
que es parte de la cultura.
Pero ¿Por qué se da este efecto?
Para el escritor Umberto Eco, el Kitsch se consume de tal manera ya que
lo que vende no es el arte o en este caso la calidad de la estética como
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