DÁDIVA 2019

¿Meramente inspiración o un
descarado plagio?
Por Arantza Bibiana Castillo Moreno
México es uno de los países con la más grande cantidad de manos artesanas. El talento, amor y dedicación que
le ponen a cada textil que elaboran, proyectan la gran herencia cultural que nos dejaron nuestros antepasados y
que, sin duda es parte fundamental de nuestra identidad como mexicanos.
Este arte textil mexicano, no solo engloba los siglos de historia, las tradiciones, las costumbres, los mestizajes y las
cosmogonías, sino también de la creatividad y el esfuerzo de miles de familias, que han luchado por preservar lo
más original posible cada una de sus vestimentas autóctonas. México sobresale del mundo entero porque cuenta
con el talento y cientos de diseños únicos, y al pensar en ropa o textiles típicos no podemos dejar de imaginaros a
nuestro hermoso estado de Oaxaca, que es reconocido por su gran diversidad cultural.
El extenso catálogo de indumentaria típica que existe es el resultado de una mezcla entre la cultura indígena y las
técnicas coloniales. Sin embargo, la fama que tenemos en las diferentes partes del mundo, no nos ha salvado de
ser utilizados como “plantillas” o quizá como “modelo a seguir” de las marcas más prestigiadas de la alta costura.
Estudios realizados por la asociación civil “Impacto” revelan que esta actividad comenzó desde el año 2018 y ha
tomado fuerza hasta la actualidad. Algunas marcas nacionales e internacionales que han tomado diseños mexicanos
son: Pineda Covalin, Isabel Marant, Dior, Mango, Desigual, Intropia y Zara, siendo ésta última la empresa
acusada de tener el mayor número de plagios.
El caso más reciente y comentando en las redes sociales fue sobre Carolina Herrera, este desfile se viralizó y trajo
consigo una ola de personas molestas que criticaban a la marca de plagiar bordados mexicanos, mientras que la
empresa y los medios de comunicación manejaban que la diseñadora venezolana se había inspirado en la cultura
mexicana.
Al realizar un análisis más profundo de este tipo de acciones, se llega a la conclusión de que no solamente se trata
de robar un diseño o una idea, es plagiar identidades enteras. Las marcas internacionales no conocen la historia
que hay detrás de cada textil, y lejos de transmitirle al mundo los años de historia y esfuerzos, simplemente venden
a costos exageradamente elevados sus prendas de vestir firmadas por ellos.
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