DE PORTADA Texto: MARCELLE FLORES Fotos: CORTESIA DEL ENTREVISTADO
SAULO HIDALGO UN HOMBRE DE FE En estos momentos que vive la humanidad, la fe es lo único que tenemos. Una fe que debe ser inquebrantable y fuerte. Agarrarnos de nuestras creencias religiosas y saber que esto va a pasar. No hay nadie mejor para hablarnos de fe que Saulo Hidalgo, un hombre que ha dedicado su vida a los caminos del Señor, confía en la palabra y la vive día a día. ZONA ESTE: ¿Cómo llega Saulo Hidalgo al mundo espiritual? SAULO HIDALGO: Creo que nací con el hambre espiritual dentro de mí. Desde pequeño, tenía una sensación de necesitar conocer a Dios. Tenía una enorme atracción a añadirle valor a las personas y creo ahora que era la presencia de Dios, formándome. Z.E.: ¿Por qué predicar? S.H.: Porque es una necesidad que uno no puede callar. Es como si fuese a explotar si uno, teniendo la cura de una enfermedad, no la entrega. Cuando tienes tan claro cómo se resuelve un problema y no lo resuelves, explotas por dentro. La predicación es más que motivación o guía; Es una llave a la solución de casi todas las cosas. Z.E.: ¿Qué tan difícil es abrirse camino predicando la palabra de Dios? S.H.: Cuando dejé todo para dedicarme a predicar la Palabra de Dios y enfocar toda mi vida hacia el servicio, me encantaba, pero nunca imaginé lo difícil que iba a ser. Difícil, pero lleno de satisfacción. Aprender a vivir de la Providencia Divina es lo más difícil que hay. Pero, si yo no aprendo a caminar sobre las aguas, ¿Cómo enseñaré a otros a que lo hagan? Aquí, más que compartir enseñanzas que uno aprendió estudiando, es aprender a entregar lo que uno mismo ha experimentado. La enseñanza convence, pero el testimonio arrastra. En este momento, tengo un mes sin viajar a ninguna actividad, pero estoy trabajando más que nunca en mantener la esperanza y la alegría, aun cuando yo mismo soy el primero que la necesita. Pero la grandeza de la predicación es que, mientras más vida le das a los demás, ¡más vida te queda! Así es Dios. Z.E.: ¿Cuál ha sido su gran enseñanza en estos años que ha dedicado completamente al Señor? S.H.: Como una vez dijo el Apóstol Saulo de Tarso: “He aprendido a contentarme sea cual sea mi situación… Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4,11-13), pues yo he aprendido y estoy aprendiendo que no solo de pan vive el hombre, ni de fama ni de aplausos, ni de riqueza o de poder. Hay algo que llena como nada y es el gran amor de Dios. Sentirse amado y saberse amado y acompañado le otorga caballos de fuerza a cualquier cosa que enfrentes o emprendas en la vida. Z.E.: ¿Recibió usted el apoyo familiar que uno necesita para emprender el camino hacia el Señor? S.H.: Nunca hubiese dado un paso tan grande, como dejar mi trabajo, mi carrera y mi mundo, sin antes tener el apoyo y el acompañamiento de mi familia. Mi esposa ha sido la mujer más valiente que jamás conoceré. No le importó dejar nuestro apartamento que yo le había construido a ella. No le importó mudarnos a otro país sin tener nada, ni a nadie, ni trabajo ni relaciones con nadie. No le importó el futuro porque ella ha sido mi inspiración y mi ejemplo en la fe. Mis hijos menos. Hasta el día de hoy, jamás me expresaron ni queja ni miedo. Mi hermana Gema fue la primera que me enviaba un pequeño cheque, mes por mes, para ayudar con las compras del supermercado. Mons. Pablo Cedano, que Dios lo tenga en su gloria, se me acercó un día, con un cheque de RD $8,000.00, y me dijo: “Arranca que Dios, de alguna manera, como lo hizo con Elías, te sostendrá”. Un grupo de hermanos se juntaron, con Angelito a la cabeza, y reunieron dinero para pagar la escuela de mis hijos. ¡Ellos fueron la mano de Dios! Si eso no es apoyo del cielo, entonces que alguien me diga, ¿Qué lo es? Abril <strong>2020</strong> <strong>Zona</strong>E 19