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09 ¿Quién eres tú para juzgar - Erwin W. Lutzer

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sentimientos, son parte de quien soy así que me toca hacer lo que siento

que sea mejor”. Hace algunos años vimos una calcomanía en un automóvil

que decía: “Si se siente bien, hazlo”. En la actualidad se ven otros

adhesivos que dicen: “Si se siente bien, está bien”. En cuanto a la noción

de culpa, si acaso existe en absoluto no pasa de ser un sentimiento del cual

hay que aprender a deshacerse.

Como el ego ha reemplazado a Dios, las personas se sienten libres para

hacer todo lo que consideren necesario en la búsqueda del placer, sin

importar quién salga lastimado y sin importar las consecuencias. Puesto

que no existen juicios morales que puedan aplicarse a todas las personas

todo el tiempo, y como la moralidad no es más que lo que “me parezca

bueno”, no sorprende que se escucha todo el tiempo este refrán que ya

suena como un axioma religioso: “¿Quién eres tú para juzgar?”

Razi Zacharias pregunta: “¿Cómo podemos comunicar el evangelio a una

generación que oye con sus ojos y piensa con sus sentimientos?”[7] Esa es

una pregunta excelente, aunque su respuesta se sale del alcance y el

propósito de este libro. Yo estoy más interesado en asegurarme de que nos

quede algún evangelio para comunicar antes que investigar la pregunta de

cómo debería ser comunicado.

Nuestros retos nos aguardan en muchos frentes.

La verdad es reemplazada por el misticismo

La religión está fuera de moda pero la espiritualidad está en boga. Lo que

esto significa es que las personas están “interesadas” en las cosas

espirituales sin tener que creer en doctrinas específicas. Puesto que ya no

tenemos verdades objetivas, sino solo percepciones individuales, en

realidad no importa si estas percepciones se contradicen entre sí. Si lo que

yo experimento es verdadero para mí, ¿quién es usted para decirme lo

contrario?

Deepak Chopra une el misticismo religioso con la medicina y enseña que

la sustancia básica de nuestro cuerpo no es materia, sino energía e

información. Debemos ser conscientes del flujo de energía humano que

está centrado en canales conocidos como chacras.[8] La sanidad tiene

lugar tan pronto corregimos el flujo de energía humana y cualquier

desequilibrio en él. Esto se hace al pasar las manos sobre la otra persona

pero sin hacer contacto. No se requiere de contacto físico porque el prana

o energía vital se extiende unos cuantos centímetros por encima de la piel.

Chopra cree que nosotros en esencia somos amor, verdad, compasión,

conciencia y espíritu. Su dicho favorito es: “¡Soy perfecto tal como

soy!”[9] Nuestro problema es que no creemos esto. Si de verdad lo

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