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PRINCIPIOS DE LOS JUICIOS CRISTIANOS
Ninguno de nosotros hace juicios perfectos. Hasta las personas piadosas
tienen desacuerdos en cuanto a los méritos relativos de algunos asuntos o
la manera como deberían manejarse los juicios, pero si podemos ponernos
de acuerdo en los siguientes principios, tenemos una base sólida para
juzgar. Aquí se encuentran algunas pautas que pueden ayudarnos a hacer
juicios caracterizados por el buen discernimiento.
Humildad, no superioridad
Ya hemos aprendido que los fariseos eran ansiosos para juzgar a los
demás. Tenían un espíritu crítico y querían creer lo peor de las personas.
Estaban complacidos tan pronto sacaban a la luz las faltas que esperaban
encontrar. Como el hermano mayor en la historia del hijo pródigo, el justo
en su propia opinión resiente la gracia de Dios en la vida de pecadores
“más grandes” que él. No puede regocijarse por las bendiciones que el
Padre ha derramado sobre aquellos que según su opinión, merecen el peor
de los castigos. El fariseo quiere asegurarse de que todos sigan sus reglas
prescritas así él mismo no lo haga en privado. Tan pronto dejan de hacerlo,
su deseo más intenso es que reciban un juicio severo.
Consideremos esta ilustración ocurrente de Jesús: “¿Y por qué miras la
paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en
tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo,
y he aquí la viga en el ojo tuyo” (Mt. 7:3-4). Como metáfora, el ojo
representa el alma, aquella parte de nosotros que “ve” en un sentido
espiritual. Se refiere a nuestra capacidad para razonar, pensar y decidir.
Tan solo unos versículos atrás Jesús dijo: “La lámpara del cuerpo es el ojo;
así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo
es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti
hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” (6:22-23). Es
obvia la importancia de que tengamos la vista clara, es decir, mente y
corazón libres de impurezas.
Usted y yo nos hemos encontrado con la clase de persona que Jesús
describe con una “viga” en su ojo. Casi siempre se trata de un miembro de
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