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Edicion 23 de Enero de 2021

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Diario Co Latino

Opinión

Sábado

23 de enero de 2021 13

El Salvador: 22 de enero de 1932,

Día de la Resistencia Indígena.

Nelson de Jesús Quintanilla Gómez,

Sociólogo, doctor en Ciencias Sociales, mención gerencia y profesor universitario

de la UES en la FMOtal. De San Miguel.*

El levantamiento campesino de 1932

en El Salvador fue una mezcla entre

protesta e insurrección que acabó en

etnocidio al represaliarse con el exterminio

directo de la casi totalidad de las comunidades

nahuas del país. Entiéndase por etnocidio,

la destrucción de la cultura de un

pueblo. Este concepto fue expuesto por Robert

Jaulin, quien partió de la denuncia del

genocidio cultural, que hizo Jean Malaurie

en 1968, para referirse a la liquidación de las

culturas indígenas. Antes esta temática había

sido expuesta por Georges Condominas en

1965 en Lo exótico es lo cotidiano.

Además, Para Pierre Clastres, el etnocidio

es la destrucción sistemática de los modos

de vida y pensamiento de gentes diferentes

a las que imponen la destrucción. El genocidio

considera a “los otros” como absolutamente

malos, y cree que puede “mejorarlos”

al transformarlos de manera que se parezcan

al modelo propio; el etnocidio se ejerce “por

el bien del salvaje”. Si el genocidio liquida los

cuerpos, el etnocidio mata el espíritu.

Es importante tener claro que, la base

ideológica del etnocidio es el etnocentrismo

que pregona la superioridad de una cultura

sobre otras. Así, una cultura etnocentrista ha

pretendido sustituir las otras culturas por su

propia cultura, que considera “superior”. Las

culturas son juzgadas como simples escalones

en el camino hacia una única civilización,

la propia de la humanidad, que hoy estaría representada

por el sistema occidental.

Presidente:

Nelson López

Director General:

Francisco Elías Valencia

Jefa de Información:

Gabriela Castellón Fajardo

Coordinadora de Prensa: Patricia Meza

Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822

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También es importante recordar que, tras la

llegada de los españoles a territorio de lo que

hoy es El Salvador allá por 1492, la situación

económica y social de los nativos se caracterizó

por la constante decadencia de las condiciones

de vida, la cual se incrementó en los

años próximos a la independencia. Tras la independencia

de El Salvador el 15 de septiembre

de 1821, hace 200 años, los gobiernos fueron

propiciando la creación de un sistema desigual,

el cual dejaba alejadas del progreso a las

poblaciones nativas de los territorios del Señorío

de Cuzcatlán.

La historia de El Salvador, “es una historia

de los países atados por arriba y sueltos

por abajo”. Es decir, es una historia de sometimiento

de la soberanía y autodeterminación

del pueblo por fuerzas invasoras en lo político

y en lo económico, el invento y copia de

modelos extranjeros que están sometidos a los

vaivenes de los países de los cuales se copian

sus modelos. Además, la historia de El Salvador,

muestra que se ha sumido en una profunda

crisis económica por la caída de los precios

del café y la crisis de 1929, se enfrentó a una

oleada de protestas y rebeliones contra el sistema

desigual de tenencia de tierras, que se agudizaron

con las reformas presidenciales que

despojaban a los campesinos de sus tierras ejidales

para darlas a los grandes terratenientes.

A partir de lo anterior, los campesinos e indígenas

se levantaron contra el gobierno y atacaron

instalaciones militares en el occidente

del país, coincidiendo con una rebelión organizada

por el Partido Comunista Salvadoreño

(PCS) tras perder las elecciones que posteriormente

acusaron de fraudulentas. En consecuencia,

el resultado fue una respuesta militar

del gobierno de Maximiliano Hernández

Martínez, quien ordenó la ejecución de todo

aquel que se alzase contra el régimen. Algunos

autores estiman una cifra cercana a los 30.000

fallecidos. Hasta la fecha, se sigue conmemorando

los hechos como uno de los episodios

más emblemáticos y determinantes en la historia

de El Salvador, por sus secuelas políticas,

económicas y culturales.

Debe recalcarse además que, el malestar social

en El Salvador había crecido durante toda

la década de 1920 a causa de los abusos por

parte de la clase política y la amplia desigualdad

entre los terratenientes y el campesinado,

producto de las políticas aplicadas sobre latifundios.

Dicho malestar se vio agudizado por

la tremenda baja de los precios del café y el

creciente desempleo provocado por la crisis

general del capitalismo; debe tenerse en

cuenta que durante las dos últimas décadas

del siglo XIX y las primeras tres décadas del

siglo XX, la economía salvadoreña se sostuvo

gracias al cultivo del café, de tal forma que dicha

época se conoce como la “república cafetalera”.

En tal sentido, la caída de los precios

pesinos

y el cierre de varias haciendas, lo cual

llevaría a una mayor profundización de la crisis

económica.

La explotación del oligarca cafetalero sobe

el campesino jornalero era cada día mas fuerte

y la crisis golpeaba más al campesinado.

Además, los mecanismos de acumulación

originaria de capital prácticamente habían dejado

al trabajador solo a vender su fuerza de

trabajo muy barata. Es decir, esas condiciones

incrementaron el malestar social de los

trabajadores de aquella época. En consecuencia,

para paliar la crisis económica, los indígenas

se habían organizado en asociaciones de

cooperación, mediante las cuales se brindaba

empleo a los indígenas que no lo poseían, a

cambio de que estos colaborasen con las festividades

católicas. Los encargados de dirigir

dichas asociaciones eran los caciques, quienes

representaban a los desempleados ante

las autoridades y supervisaban el trabajo realizado.

En este orden, Feliciano Ama, líder y comunista,

era uno de los caciques más activos

y estimados por la población indígena; había

hecho gestiones de ayuda económica con

el presidente Romero a cambio de la colaboración

en su candidatura. Además, la cri-

te

entre las poblaciones indígenas y los habitantes

de la zona que no pertenecían a su etnia.

Evidentemente, las poblaciones de “no

indígenas” estaban mejor relacionadas con

las urbes gubernamentales, por lo cual, cuando

ocurrían revueltas o combates, el ejército

arrestaba a los líderes indígenas y los condenaba

a muerte. Los elementos antes dichos

y la inestabilidad política llevaron a la represión

del régimen contra la resistencia indígena

(masacre de 1932).

*nquintanillagomez@yahoo.com, nquintanillagomez@gmail.com,

nelson.quintanilla@ues.edu.sv

y @NelsonQuintani5

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