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Edicion 23 de Enero de 2021

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COJAMOS

LA FLOR

DEL

INSTANTE

ca.

Los sistemas sociales, los sistemas políticos, lo económico y el trabajo surgen como

grandes temas, pero el hombre no abandona su pensamiento racional, persiste la razón

como guía y como soporte. Podemos decir entonces que lo contemporáneo es parte de

lo moderno, lo actual de lo moderno, pero en sustancia, nada diferente de lo moderno.

Aquí, el paradigma es la ciencia, con todos sus efectos, el progreso, la tecnología, las

comunicaciones, el mundo virtual, la apertura de los mercados. La ciencia es el paradigma

de nuestro tiempo, y como decía Ellacuría, ”nada ocurre hoy en la tierra que

no pase antes por el meridiano de la ciencia y de la tecnología”.

Entonces se da el paso de lo moderno a lo posmoderno, cuando el conocimiento

suma a su vertiente sistemática secular, el hacer conceptos, una vertiente crítica,

y vuelve así histórica a la ciencia. El dogmatismo del conocimiento moderno,

su absolutismo, cede ante el ámbito de la posibilidad, todo ahora no es real sino

por Einstein y la irrepetible y famosa generación que creó la física moderna y

Heisenberg amplía su ámbito de aplicación hasta lo social.

Por: Eduardo Badía Serra,

Director de la Academia

Salvadoreña de la Lengua.

El caso es que el país se encuentra inmerso en lo que ha dado en llamarse

la época del posmodernismo, que domina el mundo, por lo menos el

llamado mundo occidental. Y este posmodernismo trae consecuencias,

visibles por supuesto, activas y reales, al conjunto de las sociedades, particularmente

aquellas caracterizadas por un permanente estado de pobreza y subdesarrollo,

como, efectivamente, la nuestra, consecuencias negativas para la vida de las personas.

Este asunto de la posmodernidad no es simple; es más bien, muy complejo. Hay mucho

y sus propósitos; hay también muchos posicionamientos ante ella. Es, hoy mismo, un

asunto que a todos incumbe y a todos afecta. Los salvadoreños, sin embargo, pareciera

tanciamiento

crítico ante el mismo. Estamos, pues, conscientemente o no, ante eso que

se ha dado en llamar posmodernismo, ante esa mutación histórica del hombre.

losofía,

con el hombre, la naturaleza y la razón como objetos de su pensamiento. Si bien

obra se concentra en el logos, esa creación de Heráclito que le da base a la estructura de

su pensamiento. El paradigma de la cultura romana fue el derecho. El derecho romano,

ejemplo de sentido práctico y de organización mental y teórica, privilegió la justicia, la

ley, la norma, la pena. Aún resuenan los textos romanos en las aulas universitarias, a una

distancia de decenas de siglos. La cultura medieval hizo ciencia normal de la teología, y

se concentró en la discusión de los grandes y complejos problemas entre la razón y la fe,

la existencia de Dios, y los Universales. La época moderna provocó un brusco y sentido

quiebre categorial. Aquí ya el paradigma se ubica en el conocimiento. La comunicación

de las sustancias, el cuerpo y el alma, el cuerpo y el espíritu; el origen de las ideas;

el problema de la verdad; son asuntos que ocupan las discusiones entre las corrientes

racionalistas y empiristas, entre los que resaltan Descartes, Leibniz, Pascal, Malebran-

los enciclopedistas e iluminados del post renacimiento, sobre todo Rousseau, Diderot y

Montesquieu.

Debo decir, sin embargo, que, aunque efectivamente la realidad no es

así, el hombre salvadoreño sigue siendo lógicamente aristotélico, geomé-

estamos siempre caminando un paso atrás de la realidad. Menudo problema este,

que hace ver que el hombre salvadoreño no vive la realidad, no está en la realidad.

Estamos ante la realidad del posmodernismo, actuando como apenas un modernista,

o a lo mejor, como un contemporáneo.

te;

es un verdadero culto al presente; es la negación de las utopías, el culto al cuerpo y la

sobrevaloración de lo hedónico, la primacía de lo estético, de la moda, de lo efímero; es

el hiperobjetivismo deformado y la relativización casi absoluta. Lo posmoderno provoca

entonces el predominio de los sistemas de información como ejes de vida, lo simbólico.

El lenguaje desdeña lo sintáctico y lo semántico y se realiza en la pragmática. La informática

es una de las grandes promotoras de este trastorno en el idioma. Todo, así, se

reduce a la interpretación, todo se vale, y, de tal forma, se trastorna la realidad. Mientras

el modernismo era romántico, jerárquico, metafórico, genital, fálico, el posmodernismo

es dadaísta, anárquico, metonímico, polimorfo, andrógeno.

-

co,

con una idea madre siempre, con un norte claro, con una acción social; o girar hacia

lo posmoderno y su incerteza, su duda, su replegamiento a lo cotidiano, sus emociones,

lo efímero, lo diverso”. Parece ser que nosotros hemos elegido la última posición, ser

posmodernos pero con un pensamiento moderno; vivir la incertidumbre, la posibilidad,

el justo momento, pero manteniendo una mente lógicamente aristotélica, geométricamente

euclidiana, y físicamente newtoniana. Y esa es precisamente la contradicción, la

paradoja.

¡La melodía

de la mágica alondra cante

Edición Especial | 23 de Enero de 2021 | 07

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