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Nº 18 de SubaQuatica Magazine, la revista especializada en buceo comercial, industria offshore y tecnología submarina
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El Costa Concordia encalló en
la costa de la isla italiana de
Giglio en enero de 2012. La
operación de salvamento
contó con los más destacados
ingenieros navales y expertos
en salvamento a nivel internacional,
más de 500 operarios
y 30 embarcaciones
Por: José Luis Galloso y Pedro Pérez
Enero de 2012 es una fecha muy señalada en el mundo naval y mucho
más para los profesionales del salvamento marítimo. El reloj marcaba
las 21.30 horas de la noche cuando uno de los colosos de la Naviera
Costa Cruceros colisionó contra la orilla rocosa de la italiana isla de
Giglio, dando comienzo a una de las tragedias marítimas más transcendentales
de las últimas décadas.
Se trataba del Costa Concordia, el navío más grande construido en Italia
hasta el momento, con 114 500 toneladas de peso y capacidad para
4.200 pasajeros y tripulantes. Su hundimiento se saldó con 32 víctimas
mortales y 64 heridos durante el naufragio, además de un buzo español
que perdió la vida en las operaciones de reflotamiento del crucero. Las pérdidas
materiales fueron de dimensiones excepcionales, si bien los analistas
del sector consideran que se trata del ‘siniestro total’ de un lujoso buque
cuya construcción y dotación se calcula en unos 750 millones de euros.
No menos costoso fue el rescate del que se considera “el naufragio de
mayor tonelaje de la historia”, con un despliegue de medios sin parangón
para una operación inédita hasta el momento. En el complejo rescate participaron
a diario más de 500 profesionales -con periodos de hasta 800
operarios en faena- y 30 embarcaciones, con un coste estimado de 1.500
millones de euros.
Este año se cumple una década de aquel mediático suceso que dejó la
asombrosa estampa de toda una ciudad flotante medio hundida, reposando
a estribor en las rocas de la costa de Giglio durante muchos meses.
SubaQuatica Magazine expone en el siguiente reportaje los detalles
de la operación de salvamento y los relatos de algunos de los profesionales
que participaron en este proyecto de reflotamiento tan arriesgado
como exitoso. El objetivo del siguiente documento es, entre otros, conocer
algunas mejoras -tanto tecnológicas como en materia de seguridadque
el rescate del Costa Concordia aportó a la industria del salvamento
y, en especial, a los profesionales subacuáticos que formaron parte de
aquella gesta.
LA OPERACIÓN DE SALVAMENTO
La operación de rescate tuvo un condicionante clave para el senior master
salvage Nicholas Sloane, director del proyecto y responsable del reflote,
que era sacar el buque de una sola pieza, en una monumental
operación de rescate sin precedentes en el mundo. El consorcio italoamericano
Titan-Micoperi, que llevó a cabo el proyecto y la Naviera Costa Crociere,
propietaria del navío siniestrado, idearon un plan que priorizó la
minimización del impacto medioambiental, la protección de la economía
y el turismo de Giglio, así como la máxima seguridad en los trabajos. Una
vez retirado el crucero se limpiaría el lecho marino y se replantaría la flora
dañada. Y así ha sido.
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