REVISTA MUNDO PLURAL JUNIO 2023 (1)

Literatura
Y llegó nuevamente la feria del libro en este 2023
Para los que transitamos el camino
de la escritura, la Feria del Libro es esa
fiesta del papel, en la que se recorren
los stands con avidez y se sumerge en
la vorágine de las diferentes corrientes,
que ofrecen temas, autores, conocidos
o nóveles, a medida que se la descubre.
Pero hay un maravilloso plus a “esta
fiesta del papel”, y es cuando en los
escaparates, tímido y expectante, se
recuesta un libro de nuestra autoría.
Es ver reflejado meses y en
algunos casos años, horas frente a una
computadora intentando plasmar una
historia que ronda en la cabeza del autor.
Es como volver a recorrer, cerrando
los ojos, esas tardes interminables
disfrutando y a la vez padeciendo, en
el intento de dar vida a los personajes y
adentrarse en el maravilloso misterio de
la narración.
Porque, al menos en mi caso, no
creo demasiado en que un autor tenga
totalmente claro inicio, desarrollo y final
de un libro.
Creo, y eso es lo maravilloso de la
escritura, que a la idea primogénita que
soñamos al empezar una historia, le sigue
esa sensación mientras le damos forma,
de “adonde me va a llevar”, “como voy a
darle vida a cada uno de los personajes”,
“como voy a resolver el final”. Porque
ese es el misterio que abraza al escritor.
Y entonces escribimos, re escribimos,
desechamos, y volvemos a escribir, y
es ahí donde siento que “el misterio”
nos “dicta” por donde debemos transitar
“nuestra historia”.
El grande y sabio Eduardo Sacheri
dijo una vez: “Cuando conectas con el
personaje realmente, estas deseando
que sean las 8 de la mañana para volver
a escribir”.
Y otra grande de nuestra literatura
decía que “lo que más disfrutaba de
la escritura de una novela era cuando
comenzaba su corrección”. Se llamaba
Beatriz Guido.
También Silvina Bullrich decía que
la obra del escritor, una vez finalizada,
es “como una botella con un mensaje
arrojada al mar, ya no nos pertenece”.
Escribir es, sumergirse en una
historia que nos va llevando por un
camino maravilloso, en que las ideas
aparecen y desaparecen como una
paloma en la galera de un mago. Y qué
placer infinito cuando las “ideas que
aparecen” le van dando forma a lo que
soñamos cuando empezamos a escribir.
Es también catarsis – por algo dicen
que toda historia en algún punto tiene
algo de autobiográfica – aunque el autor
no lo acepte tan fácilmente a veces.
Los escritores “dan a Luz” a sus
personajes, los nombran, le dan sus
características físicas y hasta psíquicas,
y luego, cuando algún director se
encanta con la obra y decide llevarla a
la pantalla, los actores los corporizan,
pero, es el autor quien les dio la vida,
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