B-UIC 17

25 anys sumant
Pedro García del Barrio
Vicedano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de UIC Barcelona
Años 2013-2016
Hace ya mucho tiempo que tengo
la convicción del importante papel que
esta querida institución desempeñará
en el futuro de la sociedad.
Corría el año 2005 cuando pisé por primera vez esta
querida universidad, que sería mi casa durante 14 años, y
donde maduró mi entonces incipiente carrera académica.
Muchos recuerdos vienen a mi memoria, la mayoría
abrumadoramente gozosos, aunque lógicamente sazonados
de retos y dificultades. Acabo de hablar de “recuerdos”,
cuando hubiera sido más apropiado decir “personas”, pues
esos entrañables recuerdos lo son precisamente por estar
vinculados a personas con nombres y apellidos: colegas del
claustro, estudiantes, personal de administración y servicios,
etc. No voy a referir ni tan siquiera el nombre de una de estas
personas, verdaderos amigos, por la limitada extensión de
estas líneas y para evitar agravios innecesarios. En cambio,
mencionaré de pasada —sin orden ni concierto— algunos
episodios que permiten entrever la impronta que está
llamada a dejar UIC Barcelona.
El clima que se respiraba durante aquellos años en
UIC Barcelona gozaba de un rasgo que —en otras
instituciones universitarias— estaba (y está) “en peligro
de extinción”: el intercambio de ideas con una mirada
interdisciplinar. Este rasgo, genuino de las primeras
universidades, invitaba a una discusión serena, no
exenta de disensiones, sobre temas de lo más diverso.
Como muestra, recuerdo aquellas memorables comidas
debate que tenían lugar en un restaurante cercano. En
ese “foro” participábamos libremente colegas de varias
especialidades. Tras una breve introducción del tema por
parte del moderador, se abría un turno de jugosas opiniones.
Este ambiente distendido invitaba a expresarse y disentir
con espontaneidad, sin sentirse “atado” a la moda del
“pensamiento único” que impera en tantos ambientes. El
enfoque de aquellos encuentros contrarrestaba la deriva —a
mi juicio equivocada— del quehacer universitario, en la que
unos se mueven por lograr créditos y otros por los incentivos
del índice de impacto.
Otro recuerdo que tengo grabado es un episodio aislado
muy significativo: la actitud de un grupo de estudiantes de
2.º curso que, habiéndose quedado el aula completamente
a oscuras (cosa que solo recuerdo que sucediera una
vez en 14 años), prosiguieron la clase durante media hora
más, con la linterna de sus móviles apuntando a la pizarra,
para completar las gráficas que el profesor analizaba. Ese
“heroico” proceder, al secundar sin rechistar la propuesta de
un profesor tal vez algo exigente, constituye un ejemplo de
valores que creo que conviene preservar.
Solo me queda agradecer mucho, y desear a UIC Barcelona,
y especialmente a la Facultad de Ciencias Económicas,
los mejores augurios para años venideros. Hace ya mucho
tiempo que tengo la convicción del importante papel que
esta querida institución académica desempeñará en el futuro
de la sociedad en Barcelona, Catalunya, España, Europa y el
mundo. ¡Muchísimas felicidades a todos y cada uno en esta
magna celebración!
8 — B-UIC