oponente, mientras otras escuelas se especializaban en técnicas de ...

e impulso para este fin. Sus lanzas se rompían con frecuencia al hacer
contacto, obligándoles a recurrir a las hachas, las mazas o a incómodas
espadas cuando batallaban contra un enemigo protegido con una armadura o
contra aquellas cohortes de siervos armados ligeramente empleados como
infantería durante los comienzos de la era feudal en Europa. En oriente:
Todas las armas empleadas eran mucho más ligeras y más manejables;
las lanzas eran más cortas, ligeras y bien equilibradas; las espadas eran
de mejor calidad y estaban mejor adaptadas para su uso en distancias
cortas. Tanto las espadas como las lanzas tenían como finalidad cortar
y perforar, y las armas para aplastar, mazas y hachas eran mucho más
ligeras y no se utilizaban tanto. (Stone, 430)
Este escritor menciona también el clima como un importante factor para
determinar las diferencias entre las armaduras occidentales y orientales en la
edad media.
En general, parece que los japoneses consideraron siempre la protección
excesiva como la antítesis de la funcionalidad estratégica, y que reconocieron,
con razón, que un impacto directo, de una flecha o (después del siglo XVI) o
de una bala, era capaz de perforar cualquier tipo de armadura que razonablemente
podía esperarse que llevara un hombre. Este ampliamente difundido
fatalismo, en efecto, se refleja en las líneas siguientes de Honcho Gunkiko:
Esos sane (láminas de metal) que no son perforados por las flechas no
pueden resistir las balas de los mosquetes, y los que resisten dichas
balas son perforados por las flechas. Tanto los blandos como los duros
tienen sus puntos fuertes, pero es difícil hacer nada que reúna los puntos
fuertes de ambos. Es decir, que parece un empeño casi futil cubrirse con
una armadura. ¿Elige o puede elegir un guerrero que está luchando en
el frente, en medio de armas arrojadizas, entre flechas y balas de
mosquetes? Incluso en el caso de ponerse diez placas de hierro una sobre
otra, o incluso veinte placas, debería haber espacios entre las placas; de
lo contrario, quien llevase puesta la armadura no podría mover su
cuerpo. Pero si hay aberturas, ahí es exactamente donde el enemigo
tratará de atacar. No son sólo estas armas arrojadizas las que perforarán
la armadura; también se emplean tachi (espadas), toshi (puñales), yari
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